
No están vivos
No están muertos
No están ni vivos ni muertos
Ya han sido condenados
En el corredor recluidos
Vegetan asfixiados
en un mar de miedos
Bombas, explosivos…
Y otros inventos asesinos
Noche y día buscando en los cielos…
Mirando impotentes, desesperados
Sí, condenados
Condenados por los unos
Condenados por los otros
Los unos, gobernantes inhumanos
Oligarquía frenopática de despiadados
Criminales que mandan fríos ejércitos
Los otros, que se hacen a los lados
Hipócritas y escondidos
Afónicos, desaparecidos, acobardados
A los unos y a los otros nada les importa
No les importa destruir miles de vidas
vidas de quienes no tienen culpa alguna
Tampoco le importa a la vieja Europa
Enferma, tutelada y ridícula
Y también… también perversa
¡Qué tiempos tan sangrientos!
Condenados por una voluntad empecinada
en negar y disimular tan inútil crueldad
Condenados por los que no tienen duda
Ni se preguntan ni vacilan
Una y otra vez, y otra… y otra…
Ni se preguntan ni vacilan
en matar a un ruiseñor.
Gritos y fragmentos, Fantasias de un ruiseñor libertario,
Miguel José Claudio Rodríguez.
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