¿Qué más puedo escribir sobre Eusebio? Para buscar inspiración, paseo por su templo de piedra, mar y adoquines, La Habana Vieja, y poco tardo en darme cuenta de la necesidad de volver a evocar su nombre

Otra vez escribo sobre un hombre inolvidable: Eusebio Leal. Al hacerlo, me surge la duda, ¿qué más puedo escribir sobre Eusebio? Para buscar inspiración, paseo por su templo de piedra, mar y adoquines, La Habana Vieja, y poco tardo en darme cuenta de la necesidad de volver a evocar su nombre.
La Habana lo extraña por momentos. Han pasado cuatro años de que dejara este mundo su máximo defensor, quien cumpliría hoy 82 años, y ella pareciera esperarlo, como dicen que esperaba Isabel de Bobadilla a Hernando de Soto, tras partir del puerto para nunca volver.
¿Acaso fue Leal solo quien levantó, a veces desde cero, edificios emblemáticos? Una tarea titánica como esa no es responsabilidad ni sucede gracias a un solo hombre. Lo hicieron, junto a su inexorable tutelaje, también los especialistas, los obreros, los artistas; para disfrute del pueblo. Eusebio inspiraba a la gente a querer cuidar, preservar, adorar las calles por las que caminaba, y en las que se siente que algo falta de su aliento.
El sentido de pertenencia, la sensación de percibir la ciudad como propia se lastiman en los cestos de basura también que han desaparecido, en las tuberías rotas que parecen no tener arreglo, en los sitios reparados que pierden su esplendor… Esto no puede contemplarse sin pensar en Eusebio, cuya misión de vida fue traer de regreso el esplendor de esta ciudad. Veamos a Leal en la impresionante cúpula del Capitolio, en las luces de la bahía, en el muelle flotante o en la fachada del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. Y veámoslo también en lo que falta por hacer, en las aguas turbias y las indisciplinas que afean las bellezas que logró, en los tantos locales cerrados, esperando el milagro del hombre de la camisa gris. Que mantener la ciudad vital sea el mejor homenaje.
Otros artículos del autor:
- None Found