En el corazón financiero del imperio, desde donde se orquestan muchas de las restricciones del complejo entramado de sanciones de la guerra económica contra Cuba, tuvo lugar este jueves tres de noviembre el levantamiento de la comunidad internacional contra ese genocidio.
En la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (Onu) en Nueva York, seguida en la Isla de la Juventud, en toda Cuba y el orbe por la televisión y otros medios digitales, 185 naciones votaron a favor de la resolución presentada por Cuba que exige el fin del bloqueo más prolongado y cruel contra un pueblo, impuesto desde hace más de seis décadas por el gobierno estadounidense, que en su ciega prepotencia se burla de esa demanda universal y hace poco caso a las voces que cada vez más se escuchan en varias latitudes.
Por trigésima ocasión protagoniza el orbe esa victoria en favor de los cubanos y del derecho internacional, al sumarse al reclamo de poner término a ese castigo injusto, unilateral y extraterritorial, que de igual forma sanciona a todos los países.
No solo el Mayor de los Archipiélagos, también “¡el mundo sería mejor sin bloqueo!”, coincidieron en expresar los representantes de esas naciones.
Desde el día anterior una treintena de discursos en la sede de la Onu apoyaron decididamente y con contundentes argumentos la resolución y antes de la abrumadora votación condenó la política agresiva y fracasada de Estados Unidos, que de hecho quedó aislado junto a Israel –el otro en contra del clamor mundial– y las bochornosas abstenciones de Brasil y Ucrania.
De nada valieron las falacias e hipocresías del representante de Washington que se vio obligado a solicitar réplica, apabullado por la votación y las verdades del discurso del canciller de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, y de otros países.
El presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, recordó las palabras del líder histórico de la Revolución, Fidel, 13 años antes en una de las ocasiones en que denunció la hostilidad de
EE. UU. contra Cuba y rememoró: “Nunca será suficiente lo que se diga en torno al cinismo de la política de Estados Unidos, que incluye a Cuba en la lista de países terroristas, aplica la Ley asesina de Ajuste Cubano con carácter exclusivo a nuestra nación, y la bloquea económicamente”.
Por eso junto a la resistencia heroica y creativa, los cubanos proseguimos junto al mundo la denuncia firme a ese cerco despiadado que es el principal obstáculo del desarrollo y la mayor violación de los derechos humanos contra todo un pueblo.