Este miércoles en todo el Orbe se celebrará el Día Internacional de la Niña, instituido desde el 19 de diciembre de 2011, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas decidió designar el 11 de octubre para esta efeméride.
La jornada promueve los derechos humanos de las niñas, aboga porque no haya desigualdad de género ni discriminación y abuso.
También por el cumplimiento del derecho de las niñas a la educación, la reducción de la mortalidad y la fecundidad hasta eliminar la pobreza y alcanzar la equidad, el cambio de las normas sociales y la democratización.
Si bien ha habido avances significativos en la mejora del acceso de las niñas a la educación en las últimas dos décadas, aún muchas permanecen marginadas y siguen privadas de este derecho fundamental.
Otras siguen sin poder asistir a la escuela ni terminar sus estudios debido a obstáculos relacionados con la seguridad, la financiación, las instituciones y la cultura.
Muchos aseguran que todavía es necesario lograr el potencial transformador de las niñas y las sociedades que promete la educación, lo cual será demandado este sábado, cuando se reconocerá la importancia de las nuevas tecnologías y de la innovación en las asociaciones, las políticas, la utilización de recursos, la movilización de la comunidad y, sobre todo, la participación de los propios jóvenes para avanzar en su educación.
Entre los ejemplos de posibles medidas para un mejor panorama para las niñas está incluir la mejora de los medios públicos y privados de transporte para que ellas asistan a la escuela: desde carreteras hasta autobuses, ciclomotores, bicicletas, botes y canoas.
Además de la colaboración entre los sistemas de enseñanza y el sector bancario para facilitarles el pago seguro y conveniente de los salarios a las maestras y de las becas a las niñas; la provisión de cursos de ciencia y tecnología dirigidos a las niñas en las escuelas, las universidades y los programas de formación profesional.
La revisión de los planes de estudio para integrar mensajes positivos sobre las normas de género relacionadas con la violencia, el matrimonio infantil, la salud sexual y reproductiva, y las funciones masculinas y femeninas en la familia; también la aplicación de la tecnología móvil para la enseñanza y el aprendizaje a fin de llegar a las niñas, especialmente en las zonas remotas.
Si bien aún falta mucho por hacer, ya se observan aciertos por el bien de los derechos de las niñas y los niños, ante lo cual todos tenemos una cuota de responsabilidad.
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