Pelotón femenino de Fidel

Foto: Tomada de Internet

Ellas integran la guerrilla rebelde en las zonas montañosas y además de realizar labores en la retaguardia insisten en ofrecer su aporte como combatientes y compartir junto a los hombres sus batallas para tener, como dijera Martí, “(…) los pies hechos al mismo camino (…)”.

Estalla la alegría en el grupo de muchachas cuando Fidel Castro Ruz atiende a su reclamo de poder empuñar las armas en la primera línea de fuego contra el régimen brutal de Fulgencio Batista.

El Máximo Líder encuentra el apoyo de varios combatientes, en particular, de Celia Sánchez Manduley, primera mujer que conforma las filas del Ejército Rebelde. Otros, sin embargo, son los críticos, pues ponen en duda la capacidad combativa de las damas.

Luego de varias horas de discusión con los miembros del mando, al término de la reunión concluida a la una de la madrugada del cuatro de septiembre de 1958, hace 66 años, crea en la Comandancia de La Plata, en la Sierra Maestra, el Pelotón Femenino Mariana Grajales, nombre escogido en honor a la heroica madre de los Maceo distinguida por su firmeza en la manigua durante la guerra por la independencia.

Con su constitución, se evitará repetir en la organización militar revolucionaria el tradicional papel que, debido a los prejuicios machistas de la época, le daban por sentado desempeñar a las féminas en aquella sociedad que aspiraban a transformar.

El joven abogado las entrena y enseña a tirar; demuestra su confianza en ellas al proponerles que empezarían por ser su guardia personal; tras días de preparación al finalizar una prueba de tiro la enfermera Isabel Luisa Rielo Rodríguez resulta la mejor y la designa con el grado de teniente al frente del pelotón, mientras que nombra a la teniente Delsa Esther Puebla Viltres (Teté) segunda al mando, quien con los años resulta la primera mujer en alcanzar el grado de General de Brigada en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.

Las 13 jóvenes, ya armadas, comparten las largas caminatas por las montañas, el cruce de los ríos; muchas veces bajo la lluvia o un sol de plomo, con sed o el frío de la madrugada calándoles los huesos, pero jamás se cansan de insistir en su derecho de combatir.

Muestran su valor en diversas acciones y tienen su bautismo de fuego en el combate de Cerro Pelado el 27 de septiembre de aquel año, donde resisten las detonaciones de los tanques sin abandonar su posición, y se forjan como mujeres-soldados y oficiales; marcan así un precedente en las tradiciones combativas de las cubanas.

En la etapa final, en noviembre de 1958, contribuyen al desarrollo de la batalla de Guisa, que tuvo una duración de diez días, y resulta el más violento de los enfrentamientos sostenidos por los combatientes rebeldes hasta ese instante.

Terminada la guerra, pasan a la historia como Las Marianas o Las

Marianas de la Sierra; se suman el dos de enero de 1959 a la Caravana de la Libertad, entran el ocho a La Habana con Fidel, y luego se incorporan a distintas labores a favor del avance y defensa de la naciente Revolución.

Al fundarse la Federación de Mujeres Cubanas, el 23 de agosto de 1960, Fidel comenta que cuando se plantea la formación del pelotón femenino hubo que vencer prejuicios ya que en la mentalidad de algunos era un error entregarle un arma a una mujer, cuando sobraban –según decían– hombres para luchar.

Y de inmediato expone: “Sin embargo, los hechos demostraron una verdad: que aquellas mujeres combatieron contra los soldados de la tiranía, que aquellas mujeres combatieron, y le hicieron en los combates al enemigo una proporción de bajas mayor que las que les habían hecho los hombres en otros combates”.

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Historia Isla de la Juventud
Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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