Patrimonio cultural, un tesoro en nuestras manos

La Isla de los piratas, de las cotorras, de los mil nombres, hasta llegar a la hoy Isla de la Juventud, atesora valores de más de un siglo de historia.

Redacción digital

Su doble insularidad es vista por muchos como obstáculo, sin embargo, con el paso de los años ha quedado demostrado que para lograr un desarrollo local sostenible es necesario tener en cuenta esta característica tan importante en la construcción de nuestra identidad.

Entendida entonces como parte de esa identidad, la cultura se convierte en la herramienta capaz de transformar, reconocer e interpretar el patrimonio local en función del desarrollo.

Proyectos emanados desde el Gobierno aquí para recuperar lugares históricos como el conjunto monumental Presidio Modelo, además de iniciativas como el festival Isla Verde y los proyectos de la empresa Cubatur que vinculan el disfrute con la historia confirman que, de la mano de la comunidad, el patrimonio muestra potencialidades económicas.

En la dimensión sociocultural, el patrimonio inmaterial y material pueden ser un elemento esencial para el desarrollo del turismo, y servir de base al proceso de desarrollo local en pos de alcanzar una gama diversificada de objetivos económicos y sociales dentro del territorio.

Lograr una imagen turística con un producto diferenciado sería ventajoso y en ello se trabaja. Esto permitiría diversificar la oferta y que la comunidad local mejore la calidad de vida y satisfaga sus expectativas.

Pero, ¿cómo materializar acciones más certeras cuando aún existe la necesidad inminente de proyectos de desarrollo para lograr la preservación de monumentos y tradiciones que representan la identidad pinera?

Las acciones que surjan trasmitirán distintos valores y mensajes históricos, artísticos, estéticos, políticos, religiosos, sociales, espirituales, naturales y simbólicos, los cuales contribuyen a darles valor a la vida de las personas y al entorno.

En la Isla de la Juventud la universidad, la delegación del Turismo y su centro de capacitación se encadenan con el sector privado para incentivar un turismo patrimonial de naturaleza que permita disfrutar de los cinco sitios declarados monumentos nacionales y fomentar el proyecto de fincas turísticas.

Es parte de ese desarrollo local que cada municipio debiera impulsar con sus propios recursos. Significa, además, permitirles a los pineros rencontrarse con su historia.

Una gestión correcta del potencial de desarrollo del patrimonio cultural exige un enfoque que haga hincapié en la sostenibilidad. A su vez, esta requiere encontrar el justo equilibrio entre sacar provecho de dicho patrimonio y preservar su “riqueza frágil” para las generaciones futuras.

La realidad es que hoy, si bien poco a poco se evidencia un avance en el papel del patrimonio en el desarrollo endógeno del terruño, aún quedan retos por superar.

Es imperante que los pineros se sensibilicen con la historia local y su herencia cultural, eso enaltece la identidad y promueve acciones de conservación a estos sitios, parte del tejido cultural y tradicional de la Isla de la Juventud.

Otros artículos del autor:

    None Found

Isla de la Juventud Opinión
Colaboradores:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *