
Karla no se lo quería perder y aunque la mañana presagiaba lluvia hizo que sus padres la llevaran a la actividad infantil desarrollada el domingo 19 en el recién remozado parque Julio Antonio Mella, ubicado en el consejo popular Abel Santamaría.
Ella y cientos de niños hicieron de las suyas en esta área concebida para las ferias agropecuarias y comerciales, así como la actividad de rodeo. Pude ver caritas muy felices al desatar sus energías en el carrusel, los castillos inflables, las maquinitas, la estrella y otros aparatos instalados allí por emprendimientos del sector no estatal.
En la explanada desde pequeños de la primera infancia hasta de la enseñanza Primaria mostraron a quienes acudieron al área las habilidades adquiridas en sus instituciones educacionales mediante sus coloridas tablas gimnásticas, bandas rítmicas y otras manifestaciones artísticas.
A Rosa Margarita, una de las madres que acudió con su niño, le pareció “fantástica la actividad y valoró de muy positivo los esfuerzos que se realizan en los últimos meses para que los niños tengan más distracciones”.
Por su parte Pedro José, otro papá, coincidió con el anterior criterio aunque reclamó de mayor organización en los espacios concebidos para los infantes, “porque, por ejemplo, es un problema comprar las confituras que oferta el Estado para ellos, a las cuales todos queremos acceder porque los precios en los kioscos de los particulares están bien “calientes”.
“Al final terminas ahí, pero aunque sea una vez al año como dicen algunos, se le hace tremendo hueco al bolsillo familiar, pues un chupa chupa, por ejemplo, cuesta hoy cien pesos o más, los refrescos sobrepasan los 200 y ni hablar de las galleticas”.

A ambos extremos de la calle que accede al parque se montaron los kioscos, además había quienes vendían pitos y globos, entre otros atractivos para los chicos, mientras en el área de venta unidades comerciales vendían confituras a precios asequibles, como los gustados pellys, que luego algunos “aprovechachores” del río revuelto revendían.
También hubo personas que se refugiaron en su carné de impedido físico, quienes son priorizados en los establecimientos comerciales, para beneficiarse en cuanto punto abrieron para venta de las golosinas. Y ello es repudiable.
Varios de los entrevistados cuestionaron la concentración de la mercancía cuando pudo haberse dispersado todavía más con vistas a evitar las aglomeraciones en un mismo lugar.
Otros, por su parte, recomendaban la presentación de la libreta de abastecimiento hasta la conformación de módulos y priorizar a los pequeñines que participan en las presentaciones culturales, como también aquellos núcleos familiares con presencia de chicos.
Estas actividades me recuerdan cuando organicé el primer y único cumpleaños de mi hija mayor, quedé tan decepcionada con el comportamiento de los adultos que jamás volví a preparar otra celebración similar.
Pongo este ejemplo porque amén de la escasez y que los organizadores deban continuar perfeccionando estos eventos, a las personas mayores les corresponde tener mejores conductas porque muchas veces, hasta delante de sus propios hijos, provocan desórdenes, al punto de tener que recurrir a quienes velan por el orden interior.
Se conocen las limitaciones existentes en la actualidad con los abastecimientos; no obstante, reviven las iniciativas para niñas y niños, y aunque resulte difícil llegarles a todos de manera equitativa, sería oportuno continuar pensando en otras alternativas para ganar en organización y disciplina de tal manera que retoce mejor la alegría.

