Orgullo de Cuba en un mundo más agresivo

Redacción digital

Entre las diversas e importantes regulaciones jurídicas aprobadas en las recientes sesiones del Quinto Periodo Ordinario de la Asamblea Nacional del Poder Popular en su X Legislatura, concluido el pasado 18 de julio, el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez significó que una “sobresale entre todas y nos revela en toda su belleza la importancia de lo que hacemos como legisladores: me refiero al Código de la Niñez, Adolescencias y Juventudes. Al aprobarlo, legislamos sobre los derechos más sagrados en nuestra sociedad, en función del futuro que ya camina junto a nosotros”.

Todo el que tenga que ver con su formación –aseveró– “deberá imbuirse del espíritu y la letra de la norma para que el futuro que ellos simbolizan encuentre su proyecto de vida en la nación. Y que ese proyecto se salve de las terribles plagas de esta época, como las drogas y la violencia”.

Guía y herramienta es a la vez ese Código, que ahora nos exige capacitación con vistas a ponerlo en práctica y consolide este nuevo paso a favor del derecho de esos grupos etarios que subraya el compromiso ético con su formación y desarrollo, desde un enfoque inclusivo e integral.

Esa norma nos recuerda que, entre las prioridades cotidianas hoy, a pesar de la adversa coyuntura actual de Cuba, está la protección a los niños y adolescentes, cuyo interés superior incorpora como principio rector de las relaciones familiares, además de respaldar y encauzar la protección y respeto de sus derechos, y promover su participación en la toma de las decisiones que les conciernen.

Se trata de un Código que es, sobre todo, inclusión, equidad, protección, participación y humanismo que garantiza el desarrollo integral de niñas, niños, adolescentes y jóvenes e “invoca la determinación de organismos, organizaciones y entidades, en la comprensión de sus políticas al máximo de sus posibilidades, y la protección y atención al bien más importante de la Patria: los seres humanos”.

Entre los debates más importantes suscitados están la regulación de los temas negativos a las juventudes, la prohibición del trabajo infantil y las excepcionalidades del trabajo adolescente permitido, la incorporación de organismos e instituciones en cada nivel, además de la necesidad de precisiones sobre la autonomía progresiva.

La diputada por Trinidad, Rosa Miriam Elizalde, lo calificó como “la más avanzada del país a la hora de prever la exposición de las nuevas generaciones en su interacción en el mundo digital”.

Sobre los niños en situación de discapacidad establece que tienen derecho a nombrar los apoyos que les permitan tomar decisiones sobre los asuntos que le competen. Además, las políticas públicas y normas jurídicas tienen como objetivo reconocer y aceptar la existencia y multiplicidad de las discapacidades, prevenir el abandono y la negligencia respecto al cuidado.

Sometido el proyecto a un amplio proceso de consulta con vistas a su aprobación parlamentaria, el Código reconoce como principio clave la participación en la que niñas, niños y adolescentes tienen derecho a ser escuchados y a que sus opiniones sean tenidas en cuenta según su edad y madurez, además de garantizar su protagonismo en todos los espacios: desde la vida familiar y educativa, hasta la social, cultural y en la construcción de políticas que los implican.

De manera que incluye mecanismos para su participación real y efectiva, en el sistema de protección, y no solo de manera formal, pues reconoce que todos ellos son sujetos de derechos con voz propia, capaces de aportar, transformar y construir un país mejor.

Al presentar la Ley, la ministra de Educación, Naima Trujillo Barreto, precisó que “…su articulación fortalece los mecanismos de denuncia, atención y respuesta frente a vulneraciones de los derechos; define el sistema de atención y promoción de la participación de las juventudes, los escenarios y estímulos que lo reconocen como actores fundamentales en su propio desarrollo”.

“Este Código es un orgullo para Cuba, como lo fue y sigue siendo el Código de las Familias, en medio de un mundo cada vez más hostil y agresivo”, subrayó Díaz-Canel en sus palabras de clausura del ya histórico Parlamento, pues busca impulsar la felicidad y el mundo mejor posible que queremos legarles a nuestros hijos y nietos.

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Isla de la Juventud Opinión
Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana.

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