Observatorio Ambiental Costatenas: Ciencia fuera de la gaveta

Juan Alfredo Cabrera Hernández, líder del Observatorio Costatenas, asegura que obtener una mayor comprensión del fenómeno cambio climático es una de las metas principales de su equipo. Foto: Cortesía de Cabrera Hernández.

Para Juan Alfredo Cabrera Hernández la existencia del cambio climático es un hecho indiscutible más allá de cualquier debate. La labor que desempeña como líder del Observatorio Ambiental Costatenas, radicado en la cubana provincia de Matanzas, tiene mucho que ver con alcanzar una comprensión más completa de sus implicaciones para esta localidad de la Isla caribeña.

Una treintena de profesionales con diferentes capacidades, entre ingenieros civiles e industriales, especialistas en turismo, economistas, geógrafos como él y comunicadores forman parte del grupo que, desde la Universidad de Matanzas (UM), busca respuestas a algunos de los problemas más acuciantes de la región con vistas a transformar su realidad.

Al borde del mar, la Vida

Con humedales que abarcan más del 35 por ciento de su geografía, y la mitad de las costas susceptibles a la intrusión salina por su poca altitud, Matanzas se cuenta entre las regiones cubanas más amenazadas ante el nuevo escenario climático. Ello implica un desafío para sus habitantes, sean o no conscientes de ello.

El Observatorio, concebido como un soporte científico-técnico para el seguimiento y la adaptación al fenómeno de carácter global, centra su atención en la costa norte del territorio que comprende los municipios de Matanzas, Martí y Cárdenas, este último donde se ubica Varadero, principal balneario cubano. Una de las líneas de trabajo en que resulta inestimable la contribución del equipo es la relacionada con el cumplimiento de la Tarea Vida, Plan de Estado para enfrentar el cambio climático en el país.

En el balneario de Varadero, principal polo turístico de sol y playa en Cuba, se desarrolla una estrategia de gestión ambiental exitosa. Foto: Roberto Jesús Hernández.

“En Cuba y específicamente en Matanzas la temperatura se está calentando”, comenta Juan Alfredo. “Se dice que las características de la región oriental avanzan hacia el occidente. Los huracanes suelen ser más intensos. Y lo más importante para los matanceros es que el mar se nos viene encima. Hay casamatas que fueron construidas bien lejos de la línea costera para ubicar puntos de defensa, y hoy están sumergidas 20 metros bajo el agua. El ascenso del nivel medio del mar tiene un impacto tremendo en la pérdida de terreno, daños a las construcciones, salinización del suelo que repercute en la agricultura.

“Con respecto a cómo se actúa ante esta situación yo tengo una posición más crítica que triunfalista. La sobreatención de algunas zonas contrasta con la falta de atención en otras. Lo que se hace en Varadero (demoler instalaciones, proteger la duna, reconstruir la vegetación nativa, vertimiento de arena, manejo de residuales) representa uno de los mejores ejemplos en el mundo de gestión adaptada al cambio climático. Hay que lograr acciones similares en otros ecosistemas como la bahía de Matanzas, tan necesitada de un programa de manejo integrado costero”.

 

A decir del Doctor en Ciencias, parte de su trabajo se centra en zonas menos favorecidas por un tratamiento adecuado, como es el caso de Faro de Maya, área protegida famosa por sus corales. “Es una joya de la naturaleza, con playas, lagunas, pantanos, hoy prácticamente abandonada y donde se acumula basura y escombros. Para nosotros todos esos escenarios son valiosos, además de que se hallan en el corredor turístico hacia Varadero y los visitan en mayor medida los cubanos, pero también extranjeros”.

Costatenas despliega una labor intensa con respecto al ordenamiento de zonas costeras, con acciones como el seguimiento a la comunidad 28 de octubre, ubicada en el municipio de Martí, un caso emblemático de esfuerzo de conservación de un asentamiento ante los impactos del cambio climático. “En Martí tenemos trabajo para rato: es una de las localidades cubanas más golpeadas por el cambio climático”.

Un logro importante fue la caracterización del clima futuro en Matanzas, con especialistas del Centro Meteorológico Provincial, resultado trascendental para conocer qué sucede con la temperatura, el régimen de lluvias, los vientos, la frecuencia de huracanes y su intensidad. “Somos casi la contraparte del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), para señalar de forma crítica los aspectos cumplidos de la Tarea Vida y lo mucho que resta todavía por hacer, a partir de indicadores de avanzada”.

También nos ocupamos de la estrategia ambiental interna de la UM. Como entidad enfrenta problemáticas como el manejo de residuales y el consumo de agua y energía. Es un asunto pendiente la laguna de oxidación, que no funciona desde hace años y se ha convertido en un foco de contaminación de la bahía, de ahí la necesidad de una correcta estrategia”.

Entre los compromisos importantes sobresale el vínculo con el proyecto internacional Ecovalor, en materia del mapeo de bienes y servicios ecosistémicos, con énfasis en entornos como Faro de Maya y la bahía de Matanzas. Igualmente destaca la participación en el proyecto Infogeo, encaminado a lograr un sistema informatizado para gestionar la información y tomar decisiones en torno a la temática ambiental.

Naturaleza: ¿valor o precio?

“Los recursos naturales carecen de precio al no existir un mercado donde puedan ser intercambiados, pero eso no significa que carezcan de valor”, comenta Yenisleidys Monzón Aldama, economista y miembro del Observatorio. Entre sus responsabilidades se cuenta la de coordinadora en la academia matancera de Ecovalor, una iniciativa que incorpora consideraciones ambientales múltiples y sus implicaciones económicas al manejo de paisajes, bosques y sectores productivos en Cuba.

Explica que, ante la necesidad de establecer un modo de estimar el valor o contar con un indicador de la importancia de un determinado recurso natural para el bienestar de la sociedad, se utiliza el dinero como denominador común. “La valoración económica del medio ambiente puede definirse como un conjunto de técnicas y métodos que permiten medir las expectativas de beneficios y costos derivados de acciones tales como: uso de un activo ambiental, realización de una mejora, generación de un daño, entre otros”.

Según la investigadora la razón principal por la cual se valoran los bienes que carecen de mercado es la misma por la que se valoran los bienes privados, es decir, “probablemente se hará un uso más eficiente de los mismos si dichos bienes muestran un precio y resulta más factible para los tomadores de decisiones”.

“Un rasgo característico de muchos bienes ambientales, es la multitud de beneficios que proporcionan, algunos de ellos están relacionados con el uso, directo o indirecto. El valor de uso es el más elemental de todos, por ejemplo, una persona que visita la provincia puede contemplar su bahía desde cualquier lugar de procedencia, practicar deporte por su malecón, pasear y, por lo tanto, como usuario cualquier alteración en la calidad del mismo afecta su nivel de bienestar.

“Se evidencia la necesidad e importancia del uso de la valoración económica de modo que permita la práctica de políticas efectivas y económicamente eficientes para un manejo sustentable de los ecosistemas”.

Monzón Aldama admite que, aunque asignar un valor monetario a dichos recursos ofrece la posibilidad de incluirlos en los sistemas de contabilidad en los diferentes niveles, esta práctica es criticada por su carácter subjetivo, pues la asignación de valores depende del punto de vista del especialista. Estudios de este tipo se realizaron en sitios como el paisaje Río Canímar y la playa El Tenis.

La también vicedecana de la Facultad de Ciencias Técnicas de la UM lleva a cabo una investigación sobre mecanismos financieros para la gestión de bahías vinculadas a áreas urbanas, centrada en el caso de la rada matancera, a tono con los objetivos de Ecovalor.

Aunque puede ser un tema desconocido incluso para buena parte de los habitantes de la ciudad de Matanzas, para quienes el accidente geográfico forma parte de su identidad, ya se aplica un impuesto por el uso y explotación de la amplia bahía (Ley 113 del Sistema Tributario), si bien de momento involucra a un reducido grupo de entidades.

La bahía de Matanzas es uno de los ecosistemas donde se realizan estudios sobre valoración económica. Foto: Roberto Jesús Hernández.

Empresa amigable

Liz Pérez Martínez es la directora técnica de Costatenas y la persona responsable del diseño de un “instrumento metodológico para la evaluación de la gestión ambiental empresarial basado en índice sintético”, como parte de su tesis doctoral.

Asegura que adoptar esta clase de enfoques constituye actualmente una tarea inminente para el sistema empresarial de la mayor de Las Antillas.

Técnicas de minería de datos se emplearon para validar su propuesta, que permite inferir comportamientos y resultados futuros en aras de anticipar posibles situaciones de deterioro que comprometan la sostenibilidad ambiental.

“Nuestro Observatorio se perfila cada vez más como una estructura que observa y analiza críticamente los procesos, un interlocutor que, a través de la ciencia, ayuda a discernir qué es sostenible y qué no lo es, para transmitir ese conocimiento al público y a los decisores”, refiere.

Se ha estimulado la creación de un software denominado SAPGAE (Sistema de Ayuda para la Gestión Ambiental Empresarial), que está en funcionamiento, con un papel protagónico de la Empresa XETID, pero al mismo tiempo se trabaja hacia una escala superior y en respuesta al Sistema Nacional de Información Ambiental, todo esto desde las plataformas digitales de gobierno electrónico”.

“Participamos en múltiples tareas desde el análisis de información (cualitativa, cuantitativa y espacial), procesamiento de datos, diagnósticos ambientales, estrategias de gestión, educación, análisis de escenarios. Igualmente colaboramos con el Parque Científico Tecnológico de Matanzas, que contrata nuestros servicios como expertos”.

Una dimensión importante del trabajo del Observatorio Ambiental matancero se relaciona con la superación continua a partir de cursos de posgrado y otras vías. Foto: Yenisleidys Monzón Aldama.

La experta resaltó el trabajo conjunto con la Empresa Comercializadora de Combustibles de Matanzas. Según informó una nota de la ACN dicha entidad perteneciente a Cupet aboga por la protección del medio ambiente a partir de prácticas más responsables para minimizar el daño al entorno y, recientemente, invirtió en barreras de contención y otros medios para dar una respuesta eficaz y rápida a un posible derrame de combustibles.

Pérez Martínez exlplicó que los conocimientos del equipo de Costatenas resultan especialmente valiosos para el sector hotelero. “El índice sintético lo aplicamos para determinar el estado actual de la gestión de playas, al implementar técnicas de inteligencia artificial que van desde la minería de datos para procesar estadísticas hasta la visión artificial en función del monitoreo permanente”.

En la pospandemia

La pandemia global de la COVID-19 puso en pausa muchas cosas, obligó a posponer o cancelar compromisos y retó a los científicos en lo profesional y personal, pero pese a todo no logró detener totalmente al equipo dirigido por Juan Alfredo Cabrera Hernández. Una muestra de ello lo constituye su participación en el libro El turismo de sol y playa en el contexto de la COVID-19: escenarios y recomendaciones, que cuenta con textos firmados por más de 40 expertos de una docena de países.

La obra ofrece una guía para implementar programas encaminados a gestionar y monitorear playas turísticas con énfasis en aspectos como calidad del agua, manejo de residuales y restauración de dunas. Entre las múltiples recomendaciones que ofrece sobresale la de elevar la cultura ambiental del personal que labora en el sector turístico y sensibilizar a los usuarios de la zona costera.

“Cada vez me convenzo más de las limitaciones del lenguaje científico a la hora de mostrar lo que hacemos. Los investigadores nos entendemos muy bien entre nosotros, pero se necesita llegarle a la gente. Una respuesta a eso es un boletín que emite hoy Costatenas, pero hay que avanzar definitivamente desde los informes hacia una verdadera divulgación científica popular para comunicar estos temas al pueblo y a los tomadores de decisiones.

“Tenemos otros proyectos en la mira, uno de ellos está relacionado con construcciones costeras sostenibles, para ofrecer apoyo en la conservación de inmuebles emblemáticos de Matanzas como El Morrillo, sumamente deteriorado.

Desde Costatenas se gesta un nuevo proyecto para ofrecer asistencia en la conservación de construcciones ubicadas en la zona costera de Matanzas. En la imagen, el Castillo de San Severino. Foto: Roberto Jesús Hernández.

Otra iniciativa será la creación de una estación costera en el polígono localizado entre la playa Buey Vaca, la Universidad de Matanzas y el sitio El Morrillo, para realizar mediciones de campo sobre el clima y el nivel del mar, con asesoría de expertos extranjeros, para la cual estamos en proceso de adquirir el equipamiento necesario”.

La voluntad política del Estado cubano por informatizar la sociedad abre nuevas oportunidades para acceder a información en tiempo real a través de diferentes plataformas, un propósito que comparte el Observatorio Ambiental matancero. La digitalización llegó para quedarse y es una vía expedita a la hora de poner en manos del CITMA y las máximas autoridades políticas y gubernamentales del territorio el conocimiento que se genera. Todo indica que habrá que contar en el futuro con Costatenas para seguir adelante con la misión de evitar que la ciencia se quede en la gaveta, y emplearla allí donde más se necesite.

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