No solo Frank, Raúl y René

Foto: Archivo

La primera reacción de Frank Isaac País García al conocer los hechos del Moncada en su Santiago de Cuba natal fue solidarizarse con los asaltantes.

“(…) Ese día salí a la calle buscando quien tuviera un rifle o un revólver y suerte para ellos que no lo encontré, porque si no, por cada bala que me hubieran dado me hubiera llevado a uno (…)”, así escribió a su novia Elia Frómeta.

Tras esa gesta, descolló como estratega y alma de la lucha clandestina a la que pasó con el seudónimo de David y ocupó la jefatura de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio.

Dirigió el levantamiento armado del 30 de Noviembre en respaldo al desembarco del yate Granma, organizó una vasta red clandestina y en sus comienzos devino –junto a Celia Sánchez Manduley– decisivo puntal en respaldo a la guerrilla en la Sierra Maestra.

Llegó el infausto 1957; primero cayó Josué, su hermano menor, y al mes exacto, Frank. Aún sin cumplir los 23 años, estaba refugiado en el hogar de Raúl Pujol Arencibia y al conocer que el esbirro José María Salas Cañizares registraba las casas intentaron escapar del cerco, salieron por la calle San Germán arriba y debido a una delación fueron asesinados.

Cuando la descarga de 22 balas atravesó su espalda, el 30 de julio de 1957, se acribillaban no solo al jefe de la clandestinidad, sino los sueños del joven cristiano y maestro de profunda raíz martiana, quien tenía la certeza de que Cuba alcanzaría la libertad y la lucha no sería en vano. Ellos tiñeron de rojo el piso del Callejón del Muro.

Nadie pudo impedir que vistieran a País García con el uniforme verde olivo del Ejército Rebelde y llevara sobre el pecho la boina y el brazalete del Movimiento 26 de Julio, ni tampoco el desbordamiento popular que llenó más de 20 cuadras.

Han pasado 65 años y está vigente con fuerza renovada la figura de quien completaba la síntesis de todas las virtudes revolucionarias.

Al cabo del año de su muerte, ofrendó su vida en combate –30 de julio de 1958– el Comandante del Ejército Rebelde René Ramos Latour, quien sustituyó al jefe clandestino.

No fueron solamente Frank, Raúl y René los fallecidos un 30 de julio. Por hombres que marcaron un día para la historia y derramaron su sangre redentora por la Patria se instituyó esa fecha como Día de los Mártires de la Revolución Cubana. Ellos y otros combatientes constituyen el mejor legado para el futuro.

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Historia Isla de la Juventud
Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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