JORNADA PUNTA DEL ESTE, CENTENARIO DE UN SINGULAR HALLAZGO (PARTE II)

Mucho camino por hacer

Godo Torres es del criterio que en las nuevas generaciones de arqueólogos hay capacidad profesional para continuar los estudios de Punta del Este. Foto: Yesmani Vega Ávalos

El investigador del instituto cubano de antropología Pedro Pablo Godo Torres guarda por años un anhelo en su corazón, desea que en la historia de Punta del Este se inicie una nueva época y considera que hoy, para ello, existe suficiente capacidad profesional.

Así lo quiso en el 2008 cuando junto al también estudioso Ulises González Herrera hizo la compilación y el prólogo del manuscrito de Don Fernando Ortiz Fernández sobre Punta del Este y que titularan  La Cueva del Templo. Isla de Pinos. Los Descubrimientos Arqueológicos y en la conmemoración del centenario del reporte de Fernando Ortiz Fernández sobre el descubrimiento de las Cuevas de Punta del Este realizada del diez al 24 del pasado mes de mayo.

El Doctor, autor, además, de un texto acerca de la Capilla Sixtina del Arte Rupestre en la Isla de la Juventud y probado conocedor del tema ha laborado de forma ininterrumpida desde 1982 en el instituto y prestigió al Municipio con su visita junto a otros especialistas durante la celebración, donde tuvo a bien ofrecer sus consideraciones acerca del manuscrito convertido en libro de Ortiz Fernández, sin dudas un referente dentro de la arqueología cubana y de su contribución a esta ciencia.

El inminente experto examina lo que a su criterio es un fragmento de una pieza arqueológica. Foto: Yesmani Vega Ávalos

“La Isla tiene el privilegio de que nuestro gran sabio haya escrito ese libro. En este brevísimo reporte que hace a la Academia de la Historia ya anuncia el hallazgo de los dibujos rupestres que los  especialistas llaman pictografías y dice que no solo se propone estudiarlos, pues él quería hacer historias del hombre.

“Nos hubiéramos ahorrado muchos esfuerzos intelectuales si en su momento se hubiera conocido su manuscrito y decíamos antes de que fuera encontrado, ‘Ortiz debió escribir algo’, porque ni siquiera sabíamos si era así; en el reporte solo comunica lo que descubrió y lo que quería hacer; un estudiante encuentra en el Fondo de Literatura y Lingüística el manuscrito e hizo su tesis para graduarse de la Universidad de La Habana sobre la base del texto.

“No tenía título. Acá decíamos hoy, cueva No. 1 no dice nada, vamos a llamarla Cueva del Templo; en un momento de su redacción Ortiz dijo que el lugar era un templo para sus liturgias. Cuando buscábamos el título nos dijimos que Cueva del Templo seguía siendo un título incompleto, tampoco le podíamos poner Isla de la Juventud porque Ortiz jamás lo escribió y todo es contextual, entonces decidimos que fuera La Cueva del Templo. Isla de Pinos. Los Descubrimientos Arqueológicos.

“Fue una experiencia muy bonita ver que se trataba de un texto escrito por él, que nunca revisó y como que lo dejó ahí dormido dentro de su obra monumental en diversas temáticas. Ya la gente sabía de Punta del Este por esos años y pienso que Ortiz dijo: ‘Si voy a escribir de nuevo de Punta del Este debo ir allí’, y lo fue dejando y nunca regresó.

“Muchas personas vinieron y hablaron del lugar, pero lo que hacían eran tipologías descriptivas de los dibujos y él no pudo con ese mundo. Hubiera tenido que venir no por poco tiempo porque la expedición que reporta por primera vez los 102 dibujos estuvo casi una semana aquí, incluso pasaron el fin de año y ese plano publicado en el año ’38, según el experto Esteban Grau González es el mejor plano que se ha hecho en la historia de la rupestrología cubana y fue Ortiz quien lo hizo con cada pictografía en su lugar, numerada y después una relación y descripción minuciosas.

“Como Ortiz era un gran sabio y siempre trabajaba problemáticas dijo: ‘Yo no voy a hacer más inventarios porque lo más probable es que me ganen’, y qué hizo, clasificar los dibujos; deja a un lado los repetidos y clasifica los simples, los compuestos, los simples porque están compuestos por un solo motivo que puede ser una espiral, un circulito o palito y entonces los complejos porque están conformados por la unidad de varios motivos.

“Ya al menos se descubrió ahora por Esteban y su equipo uno de los que vio Ortiz porque, cuál es el problema, que vio cosas en el año ’22 que después no vio en el ’36 René Herrera Fritot, la personalidad que puede considerarse más importante de la arqueología cubana de la primera mitad del pasado siglo y hay otro problema, las afectaciones antrópicas y naturales.

“Entre el 1967 y el ’70 –y a mí me cuesta hablar de ello porque soy del instituto– el trabajo de restauración fue hecho por el Departamento de Arqueología, se habla de Ortiz y de Antonio Núñez Jiménez y lo que pasa es que Núñez era el presidente de la Academia de Ciencias y como espeleólogo le interesaban los dibujos, pero las labores de restauración fueron hechas por Caridad Rodríguez Cullel, esposa de José Manuel Guarch Delmonte, entonces el jefe del Departamento. Se traían los cubos de agua por todo esto y montados en andamios fue limpiado todo el hollín dejado por Antonio Isla cuando tenía allí la cocina.

“Es importantísimo el hecho de que Ortiz viera dibujos que luego no observaran Herrera ni Núñez Jiménez, de ahí que ese sea otro valor del texto. Cuando Ortiz dijo que había aquí este tipo de dibujos es porque los vio y la práctica lo está demostrando. Ese, apreciado ahora en los trabajos de Esteban, el que no es enteramente de círculos concéntricos porque está segmentado en una parte y abajo tiene algo más, no lo ve la Academia de Ciencias en la década del ’60 y mire que hubo gente aquí.

“Tendría que ver cómo lo clasificaron, a lo mejor de círculos concéntricos completos, pero en el trabajo de Esteban se observa clarito y en el libro de Ortiz consta, él lo dibujó exactamente igual y también habló de otros tipos de dibujos. Aseguró haber visto más de 100, pero no pudo anotarlo todo ni hacer un estudio de la cueva. En el libro, sin ser él dibujante, pueden verse los croquis de los dibujos.

“Lo más importante es la clasificación de estos y los artefactos. Además, habló de las afectaciones en la cueva, todo a tono con el año ’22; posiblemente cuando llegó a su casa escribió todo eso corriendo. No era como los historiadores que hacen fichas; escribía directo y los buenos secretarios que siempre tuvo lo pasaban a máquina. Claramente debía escribir directo porque tenía una prosa maravillosa.

En una de las principales actividades de la Jornada Punta del Este, centenario de un singular hallazgo, el doctor obsequia un ejemplar del libro al intendente Adiel Morera Macías. Foto: Yesmani Vega Ávalos

“El libro de Ortiz es un valioso patrimonio pinero. Los valores de Punta del Este son acumulativos porque él es el inicio y ahora, 100 años después de ese reporte, considero que todavía queda mucho camino por hacer en Punta del Este”.

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Yojamna Sánchez Ponce de León
Yojamna Sánchez Ponce de León

Licenciada en Literatura y Español en la universidad Carlos Manuel de Céspedes, Isla de la Juventud. Diplomada en Periodismo

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