Alberto es un joven económico. Todas las mañanas sale para su empresa, donde ejerce la carrera que desde pequeño aprendió a amar motivado por su padre. En verdad le gusta diagnosticar y desentrañar fenómenos económicos, pero… “la vida está bien dura, apenas puedo resolver necesidades, mucho menos darme gustos y no puedo seguir dependiendo de mis padres”.
Un par de tenis le puede costar unos 5 000 o 6 000 pesos, cuando su salario no llega a esas cifras; ello sin contar un pulóver y una salidita con amigos. “Algo tengo que hacer”, se dijo muchas veces hasta que montó una barbería en el paso de escalera de su apartamento. A veces a los chicos del barrio los pela gratis, pero en ocasiones, sobre todo cuando el inicio del nuevo curso escolar, ha hecho hasta 900 pesos en una jornada, recordemos que un pelado en la actualidad sobrepasa los 100 pesos. Paradójicamente, en un día de labor en su entidad no llega a los 200.
Mientras conversamos descubro que en breve tendremos un económico menos porque lo sentí entusiasmado con sus pretensiones de vincularse a la Marina por la remuneración y otros atractivos que esta puede ofrecer.
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II
Luego de 18 años en la profesión como Licenciado en Imagenología y Diplomado en Ultrasonido, al punto de formar a estudiantes, Miguel Osvaldo Pérez Ramos decidió irse del policlínico Leonilda Tamayo Matos para probar suerte en el sector privado.
“Hace un mes que salí de Salud Pública, la razón fundamental es el tema financiero; lo económico es lo que más golpea, lo que uno cobra en un mes no alcanza ni para… ¡imagínate!, al final con los descuentos me quedaba con 3 800.
“Muchas veces uno trataba de buscar un escape, por lo general fuera del horario laboral; sin embargo, no siempre fue así y comencé a tener, no precisamente problemas, sino algunas incongruencias en el trabajo; además, me interfería en las clases de los alumnos, a quienes por momentos atendí por WhatsApp, pero para no crear una complicación mayor, o sea, alguna amonestación u otra sanción, concluí que lo mejor era irme”.
¿Fue una decisión cómoda de tomar?, le pregunto. Todavía se le entrecortan las palabras y los ojos se le humedecen: “Fueron 18 años, se dice fácil, pero no lo es. Muchas veces le dije al compañero con quien trabajo ahora que no iba a seguir, me costó salir del camino profesional por el cual venía transitando hacía tiempo. Sí, puede que regrese en algún momento si mejoran las condiciones, al final es mi profesión, me gusta lo que estudié”.
Se retira a sus faenas, esta vez no luce su bata blanca. Mientras camino intento entender, pero cómo no hacerlo si esta redactora hace años, cuando el MLC, enfrentó una disyuntiva similar, para entonces me debatía yo entre el periodismo o la venta de jugo natural; eran otros tiempos y demasiada la pasión, continué con mi profesión.
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III
José Antonio Monzón Ebanks es licenciado en Lengua Inglesa y llevaba más de 20 años en el turismo, de ahí que durante su tránsito por el sector haya adquirido experiencia en el polo Cayo Largo del Sur, el hotel Colony e instalaciones hoteleras de la capital como agente de viajes, relacionista público, supervisor de calidad, representante de turoperadores cubanos y extranjeros; así como en buró de turismo promocionando excursiones y servicios turísticos.
“Es una labor bonita, requiere de preparación constante para hacer bien el trabajo y sobreponerse a todas esas carencias en nuestras formas de hacer y de recursos. Pero por una cosa u otra el sector se ha visto muy afectado.
“En la medida que han pasado los años, cuando parece que va a mejorar la situación, no es así, es como un retroceso, sobre todo en las maneras de estimular a los trabajadores en un sector primordial para la economía del país.
“Si bien es importante lo económico también lo resulta la utilidad social, saber que estás aportando y tienes con qué enfrentar tu día a día. Todos estos factores y otros hicieron que ya no esté en el turismo, así unos cuantos compañeros, cuando hubo un tiempo en que muchos migraron para esta rama.
“Ahora los ves en el sector privado, en lo fundamental, donde me encuentro en estos momentos, quizá no con mejores condiciones laborales porque me desempeño como albañil, pero sí ha mejorado la economía familiar. ¿Si regreso?, puede que algún día lo haga”.
INCÓGNITAS DEL ÉXODO LABORAL
Hace años atrás alcanzar un título universitario era para muchos una meta; no obstante, en estos momentos no pocos tenemos la mirada expectante al observar cómo graduados universitarios, con años de experiencia o no, se desvinculan de sus profesiones para irse hacia otras esferas u oficios que les proporcionan mejoras económicas, incluso, sin importar si estas tienen óptimas condiciones laborales.
¿A qué responde este éxodo laboral? La respuesta a la interrogante emerge como esa agua nítida de manantial: la compleja situación económica por la cual transita la nación debido a las persecuciones y cruentas medidas impuestas por el gobierno de Estados Unidos en busca de asfixiarnos; además de la pandemia, las guerras, insuficiencias internas, entre otras cuestiones que no permiten el cumplimiento de esa pirámide invertida que a gritos claman los profesionales para hacer valer el principio socialista de… a cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo.
Dicho panorama ha generado desabastecimientos, estratosféricas alzas en los precios de los productos, incluso, de primera necesidad, al igual que del dólar en el mercado negro, donde ha llegado a los 250 x 1, devaluando así el peso cubano; por ello el “dinerito” destinado para mejorar la calidad de vida de los cubanos se esfuma en bolsillos y carteras.
Alejandro Gil Fernández, primer viceministro y titular del ministerio de Economía y Planificación, al realizar un análisis de la situación económica en el 2022 y primeros meses del 2023 en la Asamblea Nacional efectuada en el mes de julio, precisaba que la inflación interanual registra un 45,48 por ciento (%). Escalofriante.
Por su parte Vladimir Regueiro Ale, ministro de Finanzas y Precios, recogía en su informe que el índice de precios al consumidor mostraba –al cierre de junio– un crecimiento acumulado de 18 %, y de 45 % en comparación con igual período del año anterior, lo que expresa una dinámica de crecimiento superior que se concentra principalmente en productos alimenticios y servicios de transporte.
Como el costo de la vida va cuesta arriba, a pesar de que todavía el Estado mantiene productos subsidiados y gratuidades, los pobladores, entre ellos los profesionales, hacen malabares para que el salario llegue ¿a finales del mes?; ello ha promovido, además, la desmotivación laboral, al punto de emprender el vuelo hacia donde les resulte más viable enfrentar el día a día, como por ejemplo, el sector privado o empresas con mejor remuneración.
Al analizar los datos facilitados por los especialistas de la Oficina Nacional de Estadística e Información en el territorio, uno se percata que la fuerza profesional durante el 2022 creció con respecto a la etapa precedente, en ese año sumaron 7 456, con gran predominio de las mujeres (4 300); sin embargo, se corre el riesgo de que esta deje de ser una fortaleza, pues cientos abandonan los puestos para los que fueron formados.
Tanto es así que el sector no estatal, llamado a dinamizar la economía al contribuir con la producción, los servicios y el empleo, muestra un crecimiento notable.

Muy aplaudible el aumento, máxime cuando está a tono con los Lineamientos de la Política Económica y Social, la Conceptualización del Modelo, el Plan de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030 y la Constitución de la República pero, las nuevas formas de gestión se convierten en el “salvamento” de muchos letrados ante los deprimidos salarios, el déficit de recursos y, en no menos casos, un desfavorable ambiente laboral. Entonces cabe preguntar por la sostenibilidad de la empresa estatal socialista, sin menospreciar el sector presupuestado; ambos urge potenciar.
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Muy buen escrito sobre un tema que tiene muchísima “tela por donde cortar” y sobre el que NADIE acaba de “ponerle el cascabel al gato”.
La desmotivación y la decepción han crecido a niveles superlativos en los 2 pilares de la Revolución: la salud y la educación, que se encuentran en la punta de la pirámide invertida, que está enterrada bajo el lodo y cada vez están más deprimidos a expensas de huida de personal del país o salida a otros puestos de trabajo de mejor remuneración.
Quienes hoy trabajamos, amamos nuestra profesión, pero también amamos nuestras familias y nos sentimos frustrados al no poder cumplir con lo principal, proveer el mínimo alimento y condiciones de vida aceptables.
Hoy es esa la realidad de quienes sobrevivimos en Cuba.
Muy oportuno analizar este tema. Desde que soy una niña escucho hablar de la pirámide invertida en la sociedad para los profesionales, siempre han estado en desventaja y en la actualidad como lo sufren por como andan las cosas de la vida. El título universitario ya se menosprecia entre las nuevas generaciones que prefieren optimizar su tiempo en el ejercicio laboral que le aporte monetariamente. Admiro a esos profesionales que se abren camino para sostener a sus familias y me duele que no puedan hacerlo por lo que eligieron ser en la vida, por pasión, con vocación y formación académica. Mucho recurso humano se está perdiendo en áreas como la salud, educación, comunicación de medios… Es el peor de los éxodos.
Así los asuntos Yeri, me duele cada vez que veo detrás de un mostrador vendiendo viandas, por ejemplo, a jóvenes que pudieran estar en estudiando algún técnico medio o alguna carrera universitaria. Aunque todavía hay quienes reconocen la importancia de superarse, la vida en el país se ha puesto tan complicada que no pocos andan tras el dinero, porque hoy hace falta muuuchooo dinero para acceder, incluso, a productos de primera necesidad. Así ocurre con los profesionales, que en la actualidad muchos van hacia aquellos puestos donde obtengan mayor remuneración. Ojalá se corrijan muchas distorsiones porque entonces… ¿quién construirá la sociedad que añoramos?