La niñez de Máximo Gómez Báez la dibuja un hogar donde armonizan la decencia como mayor virtud, el trabajo rudo forjador del temple del hombre y una doctrina cristiana que profesa el amor al prójimo.

Ávido de conocimientos, ya hecho un mozalbete, durante el tiempo libre se abre a la superación autodidacta y a la lectura.
Su apacible vida cambia al incorporarse a la disciplina militar en el Ejército Dominicano de su país de origen, aunque siempre muestra la educación en valores inculcada por sus padres.
Tras incorporarse a la lucha por la independencia de Cuba, organiza la primera carga al machete en Pinos de Baire donde se usa este instrumento de trabajo por vez primera como arma de combate.
Después de una década de incesante bregar con aquellas cargas al machete en la manigua que tantos estragos causan a las tropas contrarias, el insigne guerrero no firma el Pacto del Zanjón y se marcha.
Por fortuna, la Guerra de los Diez años no concluye con la bochornosa capitulación en el Zanjón, sino en su reverso glorioso y heroico en los Mangos de Baraguá con la protesta intransigente de Antonio Maceo Grajales el 15 de marzo de 1878.
Tampoco Gómez Báez participa en la Guerra Chiquita al percatarse que no estaban creadas las condiciones para reiniciar la lucha.
En el año 1882 conoce a José Julián Martí Pérez, quien funda el Partido Revolucionario Cubano(RRC) y su plataforma programática, conocida como Manifiesto de Montecristi, la escribe en su condición de Delegado del Partido RRC y la suscribe Gómez en su carácter de General en Jefe del Ejército Libertador, el 25 de marzo de 1895; ya desde el mes anterior comenzó la Guerra Necesaria.
Con la llegada en abril de Maceo, por Duaba, y Martí y Gómez, por Playitas de Cajobabo, junto a otros grandes jefes, la lucha adquiere nuevos bríos. En la reunión de La Mejorana sostienen conversaciones, liman asperezas, aprovechan el momento para nombrar al Apóstol de la Independencia Mayor General del Ejército Libertador y adoptan otros importantes acuerdos.
Poco después, el 19 de mayo, en Dos Ríos cae el Jefe de la Revolución, único capaz de fundir en un solo movimiento, Partido y Ejército.Gómez, en carta memorable a Antonio Maceo subraya: “Esta Guerra, General, la haremos usted y yo, pero será la de Martí”.
El Viejo(como afectuosamente lo llaman) y el Titán de Bronce, dos grandes estrategas que marcan hitos en la historia del arte militar cubano, protagonizan con sus tropas la Invasión de Oriente a Occidente.
Con la Campaña de La Habana, caracterizada por las eficientes marchas y contramarchas que le permiten burlar a un enemigo muy superior en hombres y armas, alivia la presión sobre las tropas de Maceo que batalla en Pinar del Río.
La muerte de Maceo en el combate de San Pedro conmociona a todo el pueblo, a los patriotas y a Gómez en particular porque también cae Panchito Gómez Toro, su hijo y ayudante del Titán de Bronce.
Durante 16 meses pone en jaque a las tropas españolas al usar su táctica de guerra de guerrillas. Se molesta con la ocupación norteamericana y los Estados Unidos incentivan las discrepancias con la Asamblea del Cerro, que lo destituye de su cargo en marzo de 1899.
Se opone a ser candidato a la Presidencia en las primeras elecciones (1902) pues plantea que el primer presidente de Cuba debe ser cubano, por lo que apoya la candidatura de Tomás Estrada Palma.
Gómez enseña el uso del machete y la tea incendiaria como arma terrible contra los españoles; revoluciona el concepto de la guerra al aportar la utilización del tiempo y el espacio, también convierte las contramarchas en un principio para los mambises.
El Generalísimo fallece en La Habana, en la Quinta de los Molinos, el 17 de junio de 1905. Su entierro es una gran muestra de apoyo popular. A 119 años de su partida física su ejemplo y expresión de internacionalismo forman parte de la historia de nuestra Cuba libre y soberana.
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