Los integrantes del contingente Emilio Menéndez García, de la Empresa Eléctrica, escriben en el oriente cubano hermosas páginas de solidaridad, amor al trabajo y gratitud

Hola, periodista, anoche terminamos tardísimo, pero logramos el objetivo. Una vez más cumplimos la meta trazada: calentamos tres barrios intrincados. No importó el cansancio ni la escasa iluminación para trabajar, imagínate, al final terminamos utilizando las luces de nuestros vehículos…
Pero nada nos paró, el compromiso con la gente era mucho más importante, llevaban muchos días sin electricidad. El contingente Emilio Menéndez García sigue su paso arrollador por el oriente cubano.
Me escribe por WhatsApp Marcos Borroto Santiesteban, uno de los jefes de las tres brigadas que conforman esta tropa perteneciente a la Empresa Eléctrica que desde el tres de noviembre partió hacia el oriente del país para contribuir a resarcir los fuertes daños ocasionados por el demoledor huracán Melissa.
Primero hicieron escala en Las Tunas, donde les devolvieron la luz y la alegría a muchos pobladores, quienes llevaban a cuestas el dolor de los estragos de los fuertes vientos del ciclón. Y antes de partir no solo llevaban en el pecho el agradecimiento de mucha gente noble sino también el reconocimiento de las principales autoridades de la provincia, encabezada por Osbel Lorenzo Rodríguez, primer secretario del Partido allí, quien bien conoce de la estirpe de los eléctricos pineros.

Así y sin quitarse el polvo del camino llegaron a Santiago de Cuba, una de las más afectadas por ese evento natural que no quiso hacerle gala a la dulzura de su nombre, más bien ocasionó severos daños al sistema electroenergético de la provincia.
Y allá los integrantes del contingente, entre ellos una mujer, se han encargado de escribir sensibles historias cargadas de trabajo, compromiso, solidaridad y amor por lo que hacen, sin importar los contratiempos ni las adversidades de la naturaleza, sí, porque la lluvia también hace de las suyas.
ECHAR PA’LANTE
Desde el primer momento el contingente ha tenido buen espíritu. Nos mantenemos contentos a pesar del cansancio; los muchachos nuevos tienen buena energía y no vamos a parar, vamos a seguir echando pa’lante para continuar devolviéndole el servicio eléctrico que tanto necesita la economía de este pueblo y tanta falta les hace a las personas para poder vivir.
Llevamos días intensos en Santiago, estamos las tres brigadas parando postes, tirando líneas, haciendo de todo un poco. Ha sido una labor muy engorrosa porque hemos trabajado hasta con la 33 kv porque es la que alimenta el bombeo de agua para los pobladores.
Los quehaceres se tornan más complejos porque la mayoría de los postes están en las montañas, por lo cual se nos dificulta el acceso. Hemos tenido que dejar los carros en terreno firme y empezar a subir con los materiales a cuestas porque la mayoría de las veces no hemos tenido otra forma, pero con el esfuerzo de todos y la disposición que tenemos echamos pa’lante y todo sale. No vamos a parar hasta devolverles la luz y agua a los santiagueros, comentó
Fernando Jardines Ocaña, otro de los jefes de brigada.
BRIGADA CANDELA

Este sobrenombre no se lo ganaron en sus nuevas hazañas por la tierra santiaguera. La brigada de Marcos Borroto, conocido también entre los “eléctricos” pineros y sus amistades como “El Chévere”, lo adquirió tras los embates del inolvidable y demoledor huracán Gustav, cuando los trabajadores del sector se crecieron ante los estragos al sistema electroenergético local.
No obstante, lo cierto es que entre aquellas lomas santiagueras ahora retumba este seudónimo, al punto de robarse algunos titulares en los medios de comunicación de la provincia; además del cariño y la admiración de los santiagueros.

Cuánta alegría, cuántos abrazos hemos recibido en diferentes comunidades, eso nos da más fuerza para seguir adelante y cumplir con el compromiso.
Hemos trabajado bajo circunstancias adversas, las inclemencias del tiempo nos han golpeado bastante, ha llovido mucho y eso hace que paremos en algunos momentos.
En la subestación de La Bambá, en el municipio Palma Soriano, logramos restablecer algunas estructuras que estaban devastadas. Nos dimos a la tarea con materiales que trajimos y otros que nos dieron de irlas restableciendo y levantando las líneas que estaban en el suelo. Todo lo hicimos a campo traviesa porque debíamos enlazar esta subestación con la de Dos Palmas.
Las faenas han sido fuertes, sin embargo, los muchachos se sienten con mucho ánimo, con deseos de continuar cumpliendo cada una de las misiones. Estamos a la vanguardia. Los pobladores confían en nosotros.
Nos han cogido las doce o una de la madrugada en el terrero restableciendo secundarios y transformadores, ya se pueden imaginar la alegría de la gente cuando se iluminan sus casas luego de tantos días sin electricidad, muchos estaban deseosos de que nos quedáramos por allá.
Seguimos con el mismo ímpetu y disciplina que nos caracteriza. El cumplimiento de las normas de seguridad ha sido súper importante por las irregularidades del terreno, casi siempre entre lomas, Santiago es muy montañoso.
Hace unos días calentamos la minisubestación de Boca de Naranjo y luego le entramos al poblado hasta dejarlo con servicio. Posteriormente, nos dieron la tarea de calentar dos circuitos primarios y lo hicimos sin dificultad alguna.
Tras la compleja labor en los de alta tensión, el equipo dedicó las horas nocturnas a la parte secundaria, que es la que lleva la electricidad directo a los hogares.
RECTA FINAL


Es difícil que los integrantes del contingente no se contagien con las emociones de los pobladores cada vez que se enciende una lámpara o un bombillo. Como si fueran parientes terminan abrazados, sonriendo y satisfechos por haberles devuelto un rayito de esperanza en medio de tantos desastres.
Ya casi andan en la recta final, algunas brigadas retornan a sus provincias porque la recuperación del sistema electroenergético de Santiago de Cuba supera el 90 por ciento.
Los integrantes del contingente Emilio Menéndez García en breve también andarán de regreso, pero lo harán con la satisfacción de haber escrito hermosas páginas de trabajo, gratitud y amor en el oriente cubano, donde la destrucción y el dolor quisieron imponerse, pero la solidaridad se impuso como esa sonrisa que se comparte: cuanto más la damos, más feliz hacemos a los demás.
