Es la Isla de la Juventud una tierra fecunda en maravillas naturales donde a diario la gente se funde en el compromiso de trabajar sin descanso en la construcción colectiva de un municipio próspero, sostenible, autónomo y soberano.
Distante unos 30 kilómetros de la cabecera local –en el poblado La Reforma– se ubica el Polo 17 tabacalero, sitio donde el característico olor a suelo fértil llena de vida el campo, sembrado de la aromática hoja y cultivos varios.

“La esencia de cuanto aquí se hace es aportar comida para el pueblo e impulsar la economía pinera”, resaltó Raúl Fernández González, director de la Empresa de Tabaco aquí.
“Este año se incrementaron 20 hectáreas (ha) más en relación con el anterior, o sea, 65 ha (45 de tapado y 20 de sol) y nos proponemos, a partir de octubre, aumentar a 100. Ello significará un ingreso importante de divisas para el país”.
Plantas invasoras como el marabú y otras malezas fueron desterradas convirtiendo las otrora áreas ociosas y bosques improductivos en paisajes muy diferentes.
“Estamos recuperando este polo productivo, el 17, –destacó Raúl– fundamentalmente para la siembra de tabaco, del cual una parte se utiliza para producir en la fábrica nuestra –ubicada en La Fe– todo el que se consume en la red minorista local.
“Asimismo, el que es capa de exportación se vende a La Habana y allá se produce el que exporta el país. Este año hemos sobrecumplido el plan. La idea inicial para la siguiente contienda es sembrar 80 ha de tapado y 20 de sol, un incremento significativo.
“En esta zona tenemos diez tabacaleros. La estrategia es que, terminando la campaña en todas las vegas –alrededor de 30–, se vayan recolectando las hojas”.

Si se visita en este momento, a simple vista pudiera parecer imperceptible o poco, pues los erectos tallos pilosos de Nicotiana tabacum –nombre científico del rubro exportable en cuestión– han sido cortados casi en su totalidad. “Se encuentra hoy en las casas cura –todas llenas–. De aquí se lleva a Acopio, un área llamada Cafriza, en el reparto Juan Delio Chacón, donde se cura el tabaco por 35 días. Después del proceso de curación pasa para la escogida nuestra, en La Fe, y ahí se clasifica. Una parte es destinada a la fábrica de tabaco torcido en moneda nacional y la otra se reserva para exportación”, detalló Fernández González.
Un aspecto llamativo en medio de este proceso es el hecho de que “al salir el tabaco de la Cafriza, el productor tiene que estar presente a los 35 días para que vea cómo salió, su calidad; de ahí el producto vuelve a la caja y se pesa de nuevo. Cuando se dirige hacia la escogida de La Fe, se le notifica por escrito al productor el tiempo que tiene que estar el tabaco allí clasificándose –generalmente 15 días–. Dicho período debe respetarse, si el productor se va antes, él es responsable y no hay litigio. Esto aporta transparencia al proceso y evita problemas”.
Respecto al tema calidad, “en la Isla el diez por ciento de la capa total de hojas que se produce es exportable. Pero nos proponemos llegar al 30”.
PRODUCIR FUTURO A BUEN RITMO
Los nuevos conceptos de trabajo aplicados en el contexto actual, de acuerdo con el director de la Empresa de Tabaco, se basan en el aprovechamiento de las tierras de forma tal que dondequiera que hubo una plantación de tabaco se debe sembrar alimentos para el pueblo.
“El tractor prepara la tierra, después se pasa la picadora y a más tardar en 72 horas estamos sembrando. Debemos empezar con calabaza y boniato. Hasta el momento hay casi dos caballerías entre tabaco y cultivos varios a los cuales se les da la atención correspondiente; de aquí podemos producir toneladas de alimento para el pueblo.
“Lo principal es que son cultivos de corto plazo, para no afectar las tierras que volveremos a utilizar, a partir de octubre, en la plantación de tabaco. Estamos sembrando yuca fundamentalmente en las tierras ociosas. Aquí ha sido importante la participación colectiva, activa y consciente de los trabajadores y tabacaleros cortando marabú a machete y mocha”, resaltó.
COFRADÍA ENTRE EL AMOR POR LA TIERRA Y LA PASIÓN POR LA AGRICULTURA

Guataca en manos encontré a Yudelainis Matos Andino, única mujer productora del área, cuyo objeto social es la producción de tabaco y que, ante la necesidad de aprovechar cada palmo, alterna los sembrados con tomate, pepino, yuca y boniato.
De sus 58 años ha dedicado 27 al cultivo del tabaco, asumiendo además el rol de supervisora de esta producción dada su vasta experiencia, así como la responsabilidad de la presidencia de la cooperativa de créditos y servicios Sabino Pupo por 12 años y la subdelegación de la Agricultura, todo sin descuidar su rol principal, el de madre.
Se siente orgullosa de lo alcanzado y, a pesar de que ni su hija ni el varón comparten su arraigo por las faenas campestres, confiesa que son una familia muy cohesionada.
Ella, cubana al fin, ante carencias y contratiempos se engrandece buscando soluciones. “A pesar de las dificultades y falta de insumos agrícolas se logra hacer las cosas, solo hace falta voluntad.
“Cuando te lo propones te das cuenta de que sí se puede. Claro, los rendimientos no son siempre los esperados debido a la escasez de fertilizantes, pero como alternativa empleamos materia orgánica. Esta se aplica de fondo, acanteramos y en el aporque le volvemos a echar. Sembré media hectárea de tabaco en el área de mi esposo –también agricultor– y se dio muy buena”.
Muchos son los empeñados en producir futuro a buen ritmo y para ello cada día ponen el hombro en el campo, a estos hombres y mujeres les apasiona aportar su granito de arena para el bienestar común.
Uno de los jóvenes que apuestan por esta tarea es José Armando Boloy Amado. Él, conocedor de que el éxito se encuentra en la suma de pequeños esfuerzos, contribuye desde el surco con sus ocho años de labor en la actividad. En tanto, asegura que más que el incentivo de la buena retribución salarial que percibe, disfruta lo que hace.
SUMAR FUERZAS

La diversificación de las producciones y el aprovechamiento eficiente de las áreas constituyen un sistema estratégico que exhibe sus resultados en el Polo 17 tabacalero. Allí se desarrolla con equilibrio en busca de mayores posibilidades de comercialización y de alcanzar la soberanía alimentaria.
En este proceso han sido arduas las jornadas movilizativas y esencial la contribución de distintas entidades y organismos locales –bajo la conducción de las máximas autoridades del territorio–, de conjunto con los trabajadores de la empresa y tabacaleros para alistar las tierras.
Muchos son los ejemplos que se podrían citar de esa gente que suma: Yasmina, su joven hija Gleidys, Alexis, Osmany, Alejandro…, nada detuvo el aporte voluntario de esta tropa que experimentó la viscosidad dejada en sus manos al sacar de los surcos los residuos del tabaco para facilitar el paso de la maquinaria, el arreo con yunta de bueyes y el deshierbe en el boniato para asegurar un mejor rendimiento. Ellos, como otros grupos de avanzada convocados por sus sindicatos, conocieron desde adentro lo que implica el trabajo en el campo y asumieron con entusiasmo y compromiso, en pos de que el esfuerzo florezca con éxito.
No podía ser de otra manera, de cerca tenían el ejemplo. Es el sacrificio factor común entre quienes apuestan por una Isla más próspera y autosustentable. El Polo 17 de La Reforma apenas comienza a dar sus primeros pasos de acuerdo al concepto de utilización integral y sostenible de las tierras que posee la Empresa Tabaco y en este sitio, ya las plantas muestran una salud envidiable.
Aunar esfuerzos hace que el objetivo común de aprovechar las potencialidades de las tierras vuelva realidad ese sueño de ver crecer otras maravillas y afianza la certeza de que sí se puede.
No hay dudas de que esta demarcación dará de qué hablar en la geografía pinera por sus obtenciones, pero también por el empeño de rostros diversos dispuestos en dar lo mejor de sí por su Isla.
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