
Brasilia, 4 dic (Prensa Latina) El presidente Luiz Inácio Lula da Silva convocó hoy, por última vez en el año, al Consejo de Desarrollo Económico y Social, conocido como Conselhão, para analizar los resultados de la COP30 y las perspectivas económicas de Brasil.
Creado en 2003 y reinstaurado en 2023 tras su disolución durante la administración de Jair Bolsonaro (2019-2022), el consejo está compuesto por 245 miembros, entre ellos líderes empresariales, representantes de movimientos sociales, juristas, activistas, banqueros y representantes del sector agroindustrial, entre otros sectores.
Su función es asistir al Gobierno federal en la formulación de políticas públicas.
El evento de este jueves, en el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería, incluye un análisis de la XXX Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima (COP30) celebra del 10 al 21 de noviembre en Belém, capital del amazónico y norteño estado de Pará.
También examinará los escenarios para la economía brasileña en 2026, el último año del actual Ejecutivo.
Entre los temas previstos se encuentran carreteras, contratación pública, derecho internacional y pagarés electrónicos.
La actividad final será un debate sobre el tema «Un Brasil justo y soberano: perspectivas para 2026».
Será la sexta edición del encuentro desde el inicio del mandato de Lula.
En su discurso, que cerrará la sesión plenaria inaugural del evento, se espera que Lula destaque la salida de Brasil del llamado Mapa del Hambre de la ONU, los niveles de desempleo e inflación.
Asimismo, la nueva exención del impuesto sobre la renta y las negociaciones con Estados Unidos para la eliminación de los aranceles a los productos nacionales.
En 2025, Brasil convirtió la COP30 en su mayor prueba climática, buscando mostrar que la Amazonia puede guiar soluciones globales mientras enfrentaba tensiones internas y externas.
La conferencia se presentó como el momento de pasar de promesas a acción.
El Gobierno de Lula enfrentó su mayor reto diplomático del año, intentando equilibrar intereses nacionales y responsabilidades globales en un escenario climático crítico.
Para el diplomático al frente de la COP30, André Corrêa do Lago, era hora de «dejar atrás la inercia» y demostrar compromiso real.
El foro llegó marcada por crisis recientes: sequía extrema en la Amazonia e inundaciones devastadoras en el sur.
Por eso, la adaptación climática figuró entre las prioridades brasileñas junto con la financiación climática, los biocombustibles y un fondo internacional para proteger selvas tropicales.
Realizar la COP en Belém buscó mostrar al mundo la centralidad del pulmón del planeta.
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