Se dice que una de las acciones más difíciles del béisbol es conectar una bola que viaja a velocidades cercanas a las 90 millas por horas e incluso superior en no pocas ocasiones.
Realmente es una labor compleja, pues requiere de talento y sobre todo de tacto, por eso muchos entendidos plantean que “batear es un arte” y más en estos tiempos de saber metría, donde existen estadísticas capaces de cuantificar la habilidad de cada bateador.
Por otro lado los ponches se han convertido en parte íntegra de la pelota, los números son innegables y resulta desesperante ver a un bateador tomarse hasta tres ponches en un juego, de ahí que aquellos que son capaces de poncharse poco y poner la bola en juego han aumentado su valor.
Hoy les propongo este tema del cual se habla poco, pero será una curiosidad que producirá intensos debates, ya que en el equipo los piratas han existido jugadores con estas características como Michel Enríquez, quien llegó a convertirse en una pesadilla para los lanzadores rivales, pues fue un jugador fuera de serie que concluyó su vida activa con un porcentaje de ponches por encima de las diez comparecencias al plato.
Podemos afirmar que el jardinero Jhony Hardy ha sido el bateador más difícil de dominar por la vía del ponche. Sus cifras ratifican la extraordinaria habilidad que poseía para hacer contacto con la bola, además de su elevado dominio de la zona de strike. Otro que pudiera sorprender en el listado es el exoutfielder Pablo Pérez, un jugador zurdo con un estilo muy particular que le permitía conectar en todas las direcciones gracias a su buen tacto y maestría con el madero.
Qué decir del camarero Dainier Gálvez, quien puede batear cualquier envío. El nativo de La Fe, además de ser un jugador muy habilidoso, posee el perfil ideal de los hombres que menos se ponchan. No podemos dejar de mencionar a Juan Carlos Moreno, bateador con una zona de strike bien definida que lo mantuvo dentro de los de mejor tacto.
En el caso de Luis Campos, su presencia en el selecto grupo quizá tenga mayor mérito, fue un sluggers de swing largo y fuerte que buscaba cercas, poniéndose en constante peligro de ser retirado por la vía de los strikes. Aquellos lanzadores que se esforzaron para aprender el secreto de ponchar, han sufrido la decepción también frente a hombres como Eliseo Rojas, uno con paciencia en el home, difícil de hacerlo abanicar.
Antes de concluir, una mención especial para otros exatletas con poca participación, pero que mostraron vista de águila como Raúl Font, Minardo Diéguez y Fernando Rodríguez.

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