La unidad en José Martí

Ese ser humano pequeño de estatura, pero gigante de pensamiento, estrechó entrañable amistad con Máximo Gómez Báez los días que permanecieron en la República Dominicana, afinidad devenida fusión político militar a raíz de la firma del Manifiesto de Montecristi, el 25 de marzo de 1895.

En el legajo escrito por José Julián Martí Pérez en su condición de Delegado del Partido Revolucionario Cubano, y suscrito por el Generalísimo en su carácter de General en Jefe del Ejército Libertador, se exponen las razones por las cuales los cubanos

reanudaban la contienda independentista contra el colonialismo español y los objetivos de la Guerra Necesaria, organizada por el Héroe Nacional.

El manuscrito representó la piedra angular programática de la Revolución del ’95 y demostró la unidad, solidez, coincidencia en los criterios y los estrechos lazos de las dos generaciones participantes en esa beligerancia.

En el texto plasmaban: “Cuba vuelve a la guerra con un pueblo democrático y culto, conocedor celoso de su derecho y del ajeno; o de cultura mucho mayor, en lo más humilde de él, que las masas llaneras o indias con que, a la voz de los héroes primados de la emancipación, se mudaron de hatos en naciones las silenciosas colonias de América (…).

“La revolución, con su carga de mártires, y de guerreros subordinados y generosos, desmiente indignada, como desmiente la larga prueba de la emigración, y de la tregua en la isla, la tacha de amenaza de la raza negra con que se quisiese inicuamente levantar por los beneficiarios del régimen de España, el miedo a la revolución.

“Desde sus raíces se ha de constituir la patria con formas viables, y de sí propias nacidas, de modo que un gobierno sin realidad ni sanción no la conduzca a las parcialidades o a la tiranía.

“Abogaban por una profunda transformación de la realidad socioeconómica insular, una vez terminado el enfrentamiento armado; y rechazaba –insistía el documento– toda consideración geopolítica acerca de un futuro para Cuba relacionada excesivamente o integrada en los marcos estatales de otra nación”.

Al cabo de 128 años las ideas plasmadas en el Manifiesto de Montecristi mantienen su vigencia, pues la unidad resulta la única forma de enfrentar y vencer a un enemigo poderoso y cruel como Estados Unidos que recrudece el bloqueo económico, comercial y financiero contra el pueblo cubano para tratar de asfixiarlo, lo cual jamás conseguirán.

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Historia Isla de la Juventud
Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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