La última

Quizá nuestros lectores piensen, por el titular, que se trata de un hecho reciente, trascendental y de mucho impacto social.

Indudablemente lo es, pero el tema de este comentario trata de una problemática que se ha extendido en el tiempo, cuya decisión fue tomada en momentos de pico de la pandemia de la covid 19 en el territorio.

Sin embargo, las medidas adoptadas por el país indican, a pesar de  convivir con la enfermedad, que existe un control efectivo de esta, incluido nuestro Municipio, gracias al esfuerzo de los trabajadores de la Salud y de las vacunas elaboradas por los científicos cubanos.

No obstante, y este es el tema, todavía se mantiene el horario de los ómnibus de transporte público de los momentos más difíciles de la pandemia, es decir, a las siete y veinte de la noche es el último viaje en detrimento del regreso de muchos trabajadores quienes culminan la jornada prácticamente a esa hora, así como de la participación en actividades culturales, recreativas y de otra índole de los habitantes de los diferentes poblados.

Podría argumentarse las carencias de todo tipo que hoy existen en la nación, dada la compleja situación que vive el mundo actual y el criminal bloqueo estadounidense, sobre todo con los combustibles y neumáticos, cuestiones que impiden el restablecimiento pleno del número de viajes, pero sí debería ponerse el de las nueve y veinte, medida que impediría que muchos tengan que dormir en la terminal en espera de la primera salida a las cinco de la mañana del próximo día, hecho de ocurrencia frecuente.

Contraproducente con lo anterior es la cantidad de refuerzos en la tarde que, en la mayoría de los casos, como por ejemplo el itinerario Gerona- La Fe, las guaguas regresen con asientos vacíos, pero en el último viaje, atentando contra la durabilidad de los equipos, van sobrecargadas de pasajeros, ansiosos por llegar a sus hogares, pues no tienen otra opción.

A todas estas indagaciones realizadas en los últimos seis meses, ningún funcionario vinculado a la actividad ha hecho una evaluación en el terreno para la toma de decisiones acertadas que beneficien a la población.

Tampoco, al parecer, los choferes han informado a sus superiores de los avatares de cada noche en la terminal, algo que a la larga puede traer accidentes del tránsito, pues prácticamente los pasajeros van encima del conductor.

Es cierto, la entidad necesita buscar financiamientos, pero a mi modo de ver nunca la solución debe ser disminuir la calidad del servicio, pues su razón de ser es el pueblo.

En mi opinión la empresa requerirá de un estudio de mercado profundo que caracterice el movimiento de los pineros, sobre todo el de los poblados, confinados en sus comunidades a horas tan tempranas o se ven obligados a rentar autos que cobran precios exorbitantes.

Una evaluación de la situación se presenta favorable y una información sistemática a los pobladores es imprescindible.

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Isla de la Juventud Opinión
Pedro Blanco Oliva
Pedro Blanco Oliva

Licenciado en Literatura y Español en la universidad Carlos Manuel de Céspedes, Isla de la Juventud. Diplomado en Periodismo con más de 40 años en la profesión

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