La respuesta a quienes intentan asfixiar “con todo”

El enemigo histórico de Cuba es hoy más que eso. Los calificativos de antaño quedan cortos, pues son verdaderos asesinos de pueblos.

Asusta, duele y alerta más hoy el salvajismo y crueldad con que hablan, amenazan y agreden con saña a los cubanos quienes conducen la política estadounidense hacia la vecina nación y desprecian a latinoamericanos, caribeños y otros pueblos con desdén que reprochara José Martí desde ese norte brutal.

Tal es el cinismo y el odio, que no ocultan sus objetivos de implementar mayor presión contra la asediada Cuba para “matar de hambre al régimen”, como llamara el congresista Carlos Giménez, quien deja atrás al tristemente recordado Lester Mallory cuando hace 65 años trazó la política criminal de matar de “hambre y enfermedades” al pueblo cubano por no doblegarse al dominio imperial.

Mauricio Claver-Carone, enviado especial de la administración del presidente Donald Trump para América Latina, como si ya no hubiera causado “dolor” a cada cubano con las más de 240 medidas implementadas en el primer período del neofascista, de las cuales fue uno de sus estrategas, llegó a expresar sin ambages en el Miami Dade College hace pocos días: “tenemos que ir con todo” refiriéndose a la política de máxima presión contra la mayor de Las Antillas.

“…es dolor en el corto plazo… o literalmente dolor a largo plazo…”, enfatizó este otro personaje de la jauría anticubana de la actual administración y confesó que “en el 2019, la política era máxima presión, pero nunca llegamos al punto de máxima presión, ni siquiera a un 50 por ciento…”. ¿Qué dirán quienes niegan el bloqueo imperialista cuyos daños confirman sus verdugos?

Ellos no solo amenazan, preparan el escenario para provocar mayor asfixia a los cubanos e incluso crear un escenario para generar disturbios, exacerbar odios en lo interno que permitan realizar operaciones militares.

El pastor evangélico venezolano José Amesty lo bautizó como “el bulldog obsesivo de Donald Trump”, que sueña con arreciar la criminal guerra económica contra Cuba al reconocer que “son muy anticuadas” las herramientas empleadas, con acciones “basadas en leyes antiguas que a veces no tienen efectos secundarios…”.

Con desvergüenza increíble también en este abril, el jefe del Comando Sur, basado en Florida, Almirante Alvin Holsey, catalogó a Cuba como amenaza “muy desafiante” a la Seguridad Nacional de EE. UU.

Al estilo de bandoleros endurecen sus medidas asesinas para ahogar la economía y al pueblo, al tiempo que reconocen los mayores daños causados más por sus agresiones que por dificultades internas.

Como denunciara el Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en la reciente IX Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños celebrada en Honduras: “La gravedad de esta hora de amenazas multiplicadas exige la multiplicación de fuerzas unitarias. Solo la unidad puede salvarnos. No demoremos más la integración soñada y peleada, desde Bolívar hasta nuestros días…” en Nuestra América.

No se conforman respecto a Cuba, por ejemplo, con haber boicoteado ya el turismo estadounidense y europeo, ahora proponen cero remesas, persiguen a quienes nos vendan petróleo, sancionan a bancos y socios comerciales que se atreven a interactuar con Cuba, imponen nuevas condiciones para la entrada de embarcaciones desde Cuba y suspenden visas asociadas a la cooperación médica, entre otras acciones del cerco.

Y aún les parecen pocas las 250 medidas acumuladas ya con las siete del actual mandato, anunciadas con total desfachatez.

Pero ¿qué asusta y desvela al enemigo común? Lo refería la mandataria de México, Claudia Sheinbaum Pardo, en ese cónclave: “El imperialismo no teme a gobiernos aislados: teme a los pueblos unidos. Nos han impuesto tratados que privatizan el agua, la salud y la educación; han militarizado nuestros territorios para controlar recursos; han manipulado medios de comunicación para sembrar el miedo y el individualismo.

“Pero su arma más letal –prosigue y advierte– es hacernos creer que somos enemigos, que la pobreza de uno es culpa del otro, y no del sistema que nos desangra”, al tiempo que subraya tras denunciar el bloqueo a Cuba:

“La Patria Grande es la respuesta” junto a su llamado a “gritar con una sola voz: ¡Basta de injerencia!”.

Solo con nuestra resistencia unida y firme podrá enfrentarse el retorno declarado a la Doctrina Monroe, con la que pretende
EE. UU, convertir en prácticas habituales la dominación, el acoso y la manipulación política.

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Isla de la Juventud Opinión
Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana.

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