El enfrentamiento a las manifestaciones de delito, corrupción, ilegalidades e indisciplinas sociales, continúa siendo un asunto prioritario y una batalla en la cual la participación articulada de todos los pineros en las acciones que se acometen para combatir lo mal hecho, tanto en el centro laboral como en el barrio, será determinante para erradicar este flagelo que causa perjuicios a la economía y la sociedad.

La compleja situación actual, caracterizada por la escasez de recursos de todo tipo, constituye un escenario atractivo para que los malhechores intenten obrar fuera de la ley y beneficiarse con el resultado del sudor ajeno mientras trafican con los bienes del Estado obtenidos de manera ilegal.
Es por ello que lograr que los colectivos laborales de conjunto con los factores de cada organismo, entidad e institución sean celosos con el cumplimiento de lo establecido en sus planes de prevención y control, y que los trabajadores se involucren en las estrategias, tiene que formar parte del actuar diario para cerrar el cerco a la delincuencia.
De acuerdo con datos ofrecidos por la jefatura del Ministerio del Interior (Minint) en la plenaria del delito celebrada recientemente, el registro delictivo muestra –con cierre hasta el mes de octubre– que ha mantenido una tendencia a la reducción desde marzo, exhibiendo en julio y agosto las cifras más bajas.
Las modalidades con mayor cuantía son los robos con fuerza y los hechos contra el ganado, así como las violaciones que afectan la economía. Por su parte las mayores afectaciones se registran en La Fe, Micro 70, La Demajagua, Juan Delio Chacón, Sierra Caballos, Julio Antonio Mella y Pueblo Nuevo.
Se especificó que en el período, los hechos contra el ganado reportan las cifras más elevadas en los últimos años, sin embargo el plan de seguimiento, enfrentamiento oportuno y las medidas de control han permitido que haya dejado de crecer desde mayo.
En relación con las fechorías que dañan la economía sobresalen la malversación, perjuicios de actividad económica en la contratación –en su mayoría vinculados a las mipymes– falsificación de documentos, evasión fiscal, entre otros. Muchos de estos casos fueron detectados a partir de acciones de auditoría, comprobaciones económicas y otros mecanismos de control.
Respecto a los delitos patrimoniales muestran una tendencia al incremento en los últimos meses y no se han registrado siniestros en bodegas a pesar de la compleja situación que presentan dichos establecimientos con la protección.
No debemos pasar por alto a aquellos cuadros y personas que tienen recursos bajo su custodia. Pues las entidades donde más bienes se manejan, resultan las más atractivas para consumar ilegalidades. Allí el cuidado debe ser mayor.
Como se aprecia el panorama sigue siendo complejo y revertir la situación radica en lo que seamos capaces de hacer desde cada posición. Fortalecer mecanismos como el sistema de guardia administrativa, operativa y obrera, incrementar los recorridos, controlar más los cambios de turnos de custodios y reforzar la seguridad en las áreas vulnerables, podría aportar loables dividendos a la hora de enfrentar la delincuencia.
De igual manera será oportuno hacer hincapié en el trabajo profiláctico, identificar las causas y condiciones que provocan los hechos delictivos y adoptar medidas para evitarlos. Erradicar el descontrol, la negligencia, los malos procederes y estrechar la vinculación con las estructuras del Minint en aras de accionar de forma diferente, también será de utilidad.
Hay que rescatar el sentido de pertenencia, que las personas se sientan dueñas de su centro y de los recursos para que los protejan de la mejor manera y crear conciencia en la masa de trabajadores de que solo si todos participan, entonces sí es posible cortar de un tajo la mala hierba que prolifera a nuestro alrededor.