
La experiencia única de representar a Cuba al crearse el Programa Sur-Sur de Asistencia Médica del Grupo de los 77 y China, me permite conocer otra faceta del desempeño profesional del doctor Víctor Manuel Doeste Hernández, especialista de primer grado en Epidemiología.
“Todo parte de ser nuestro país sede de la Primera Cumbre del Grupo de los 77 y China, del 12 al 14 de abril de 2000 –explica Doeste Hernández–, y en su discurso Fidel pide a los Jefes de Estado y de Gobierno trabajar unidos por un mundo de paz y prosperidad en beneficio de naciones de extrema pobreza con graves problemas financieros y sociales.
“Hay una declaración, pronunciamientos en respaldo a las palabras del Comandante en Jefe y varios encuentros posteriores para canalizar lo acordado.
“Tengo conocimiento de la Cumbre y su trascendencia a través de las noticias. Entonces, me estaba preparando como jefe de misión en una nación de lengua inglesa; se suponía que iría a Jamaica, cuando me asignaron esa responsabilidad.
“El Programa lo concretaron Nigeria, Libia y Cuba con el aporte de fondos–los dos primeros– y nosotros recursos humanos. La sede escogida fue Abuja, (Abuya) la capital de Nigeria. Allí radicaba el edificio donde laboré durante cuatro años y seis meses, y desde donde fui a cuatro naciones: Burkina Faso, Níger, República de Chad y Guinea Ecuatorial.

“Contacté con las máximas autoridades sanitarias, les comuniqué el protocolo y los fundamentos que regían el Programa; conocí las necesidades solicitadas, los especialistas requeridos y otros intereses de dichos receptores de la ayuda internacional.
“Con esa información se reunía el Secretariado del Programa; Fidel estaba al tanto, se llegaba a un consenso, conformaban las brigadas, gestionaban los medicamentos y material gastable mediante una Organización No Gubernamental holandesa que los llevaba a cada lugar. Personalmente di la bienvenida a las brigadas médicas de Nigeria, Libia y Cuba a su llegada.
Y, ¿cuándo conoció a Fidel?
“En agosto de 2002 al participar en calidad de invitado en el encuentro que él acostumbraba a sostener con los jefes de las brigadas médicas en el Palacio de la Revolución.
“Aunque desde las nueve de la noche estábamos en el vestíbulo fue a las diez y media que subimos e indicaron al rato que nos pusiéramos en fila india (uno detrás del otro): el Líder Histórico estrechó la mano de cada uno. Había una sola mujer, la jefa de la brigada de Paraguay; fui el penúltimo”.
El actual coordinador municipal del Programa del Control Integral de Cáncer en la Isla de la Juventud, da curso a sus recuerdos:
“Al conocer a Fidel la mayor impresión es su personalidad, y digo es porque para mí sigue vivo. ¡Fidel es lo máximo! Me estrechó la mano y preguntó: ’¿Cómo tú estás?’, ’¿quién tú eres? ’.
– El representante del Programa Sur-Sur de Asistencia Médica del Grupo de los 77 y China.
“Se quedó como pensativo… al instante, la doctora Yílliam Jiménez Expósito, una de sus ayudantes, le hizo las aclaraciones pertinentes. Cuando nos sentaron a mí me tocó por un lado el jefe de la brigada de Eritrea y, por el otro, a Rogelio Polanco Fuentes, entonces director del periódico Juventud Rebelde.
“Fidel reflexionó acerca del significado del Plan Integral de Salud en desarrollo y cuánto podía contribuir a fortalecer la infraestructura sanitaria de las naciones pobres beneficiadas. Hizo muchas preguntas al auditorio y llovieron las interrogantes al jefe de la brigada de Eritrea: 104 preguntas y yo me preparaba, pero con él terminó.
“A las 12 de la noche nos invitó a cenar y siguió hablando de manera amena acerca de diversos temas…, internacionales, de la pelota, el boxeo…compartió como un padre con nosotros. Al final, tiraron las fotos del grupo”.

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