La juventud es el presente

Foto:Marianela Bretau Cabrera

Si preguntaran quiénes son nuestros jóvenes de hoy, sin titubeos la respuesta indicaría la de una generación sin límites para hacer, crear, impactar, desafiar, transformar y soñar con una sociedad más justa y plena, donde el progreso lo construyen a diario desde sus propios espacios de acción –ya sea en el estudio o trabajo–, ahí labran el futuro en el presente revolucionario.

Continuar y, a su vez, revolucionar el legado histórico de la nación cubana iniciado el Primero de Enero de 1959 constituye uno de sus principales roles sociales al ser agentes de cambio por naturaleza, pues la juventud enfrenta desafíos y retos como ningún otro, en sus venas corren el entusiasmo, compromiso, impulso, ímpetu, la alegría y certeza constantes de que un mundo mejor es posible.

Ahí están los jóvenes de las Ciencias Médicas, de la universidad Isla de la Juventud Jesús Montané Oropesa, de las secundarias básicas y los Institutos Preuniversitarios y Politécnicos, primeros en dar el paso al frente durante los años de pandemia, ayudar al control de la situación epidemiológica en el Municipio y luego revitalizar las tareas de producción de alimentos y el movimiento artístico de aficionados con extraordinarias presentaciones al público.

¿Quiénes si no? Ellos, motor impulsor de la sociedad pinera, de Cuba entera; reflejo fehaciente de la certeza del Comandante Fidel de que “sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas”; porque convierten problemas en oportunidades y soluciones, transforman las ideas en acción, pensamientos en convicción, el presente en futuro.

Desde el aporte individual de cada joven está el esfuerzo colectivo por lograr la participación social en aras del progreso de la nación, donde primen el bienestar de la población, el acceso a la salud y su sistema de atención primaria con resultados al nivel del llamado primer mundo, la educación gratuita, la seguridad alimentaria, la atención y el cuidado al adulto mayor, el desarrollo económico, político y social de un país con un inmenso legado histórico.

La Isla de la Juventud es referente fidedigno de la obra revolucionaria construida por y para los jóvenes; su nombre lo indica a todas luces, un lugar geográfico donde las nuevas generaciones son la impronta de cuanto acontece en el territorio, tal y como señalara nuestro diputado al Parlamento cubano, Elier Ramírez Cañedo, en uno de los recientes intercambios, la juventud no es el futuro, la juventud es el presente.

 

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