La increíble fábula del Cartel de los Soles

Desde 2015, las versiones sobre la supuesta organización nunca han sido comprobadas, pero han servido para instalar la narrativa de que Venezuela funciona como un “narcoestado”, pese a que toda la documentación internacional señala lo contrario. Foto: Departamento de Justicia de Estados Unidos.

El Cartel de los Soles no aparece en el informe de 2025 de la Administración de Control de Drogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés). Tampoco está en el del 2024 ni en los inmediatos anteriores. Y ninguna de las agencias estadounidenses ha podido documentar una acusación seria bajo la figura del “narcoestado venezolano”; sin embargo, esta construcción narrativa ha sido sostenida por más de dos décadas.

Según el relato instalado, se trataría de una red de generales venezolanos involucrados en el narcotráfico, en alianza con cárteles colombianos y mexicanos.

La hipótesis, su desarrollo e instalación en la opinión pública internacional tuvo lugar en la prensa internacional hegemónica desde el año 2015, momento en el que se dio por cierta la existencia del Cartel de los Soles y, con base en esta verificación, se incrimina a Venezuela en casos de narcotráfico. Algo que contradice todos los documentos e informes especializados en la producción, tráfico y consumo de estupefacientes

Como documenta el investigador Fernando Casado en su libro El Cartel de los Soles, un nuevo invento para atacar a Venezuela, las pruebas para tales incriminaciones “brillan por su ausencia” y se basan en testimonios de dudosa credibilidad.

El Cartel de los Soles

En 2015, el eufemismo del Cartel de los Soles fue tapa en los grandes medios internacionales. Filtraciones provenientes de fuentes vinculadas a los servicios de inteligencia estadounidenses, particularmente la DEA y la CIA, canalizadas a través de periodistas como Emili Blasco, corresponsal del periódico español ABC en Estados Unidos, alimentaron titulares de todas las agencias y multimedios internacionales.

Estas filtraciones, lejos de ser verificadas, fueron presentadas como revelaciones sensacionales, dando legitimidad a una narrativa sin sustento probatorio. Una de las principales características del montaje es su dependencia de testimonios de dudosa credibilidad, como el de Leamsy Salazar, exguardaespaldas de Hugo Chávez que desertó a Estados Unidos y declaró bajo circunstancias sospechosas.

Sus afirmaciones, que señalan a figuras como Diosdado Cabello como jefes del narcotráfico estatal, son presentadas como pruebas definitivas, a pesar de que provienen de un informante desafecto que podría estar negociando beneficios con las autoridades estadounidenses. Ni la investigación ni el propio acusado han presentado pruebas que respalden estas acusaciones, lo que pone en duda la seriedad del proceso.

La falta de pruebas concretas y la repetición circular de información entre medios crean un efecto de eco que simula veracidad.

Por ejemplo, artículos de ABC y The Wall Street Journal se citan mutuamente como fuente, sin aportar documentación independiente. Incluso cuando se mencionan incautaciones de drogas, como en el caso de un avión en Valencia en 2012, se reconoce que las autoridades venezolanas detuvieron a los responsables, lo que contradice la idea de un Estado cómplice.

Sin embargo, la denominación Cartel de los Soles había quedado relegada a otras estrategias para atacar a Venezuela. Las acciones desestabilizadoras migraron a otras modalidades o, incluso, se optó por otras organizaciones criminales como la extinta banda del Tren de Aragua. Sin embargo, este año la narrativa fue reeditada a partir del caso de Hugo “el Pollo” Carvajal quien, tras años de prisión y presiones judiciales, finalmente se declaró culpable en Estados Unidos por cargos relacionados con el narcotráfico.

Como la de Leamsy Salazar, otra confesión tardía, obtenida bajo condiciones cuestionables, que sirve menos para esclarecer hechos y más para mantener con vida el cuento del supuesto cartel venezolano.

En el comunicado oficial, el fiscal federal Jay Clayton declaró que “Hugo Armando Carvajal Barrios fue uno de los hombres más poderosos de Venezuela. Por años, él y otros funcionarios del llamado Cartel de los Soles usaron la cocaína como un arma, inundando Nueva York y otras ciudades estadounidenses con veneno, en alianza con una organización terrorista como las FARC”.

Sin embargo, Hugo Carvajal rompió públicamente con el Gobierno venezolano en 2017 y desde entonces incrementó su alineamiento con la oposición extremista venezolana y, en 2019, respaldó abiertamente el proyecto Guaidó.

Incluso, Carvajal exhortó a sus antiguos compañeros militares a rebelarse, un mes después de que surgieron protestas que pretendía derrocar a Maduro en pos de la instalación de Guaidó.

Detenido en España por una orden de extradición emitida desde Washington, Carvajal fue capturado y en julio de 2023 fue finalmente extraditado a Estados Unidos.

Dos años después, el 25 de junio de este año, Carvajal, exjefe de los servicios de inteligencia venezolanos y tras años de evadir la justicia, se declaró culpable de “conspiración para importar cocaína a Estados Unidos, narcoterrorismo en colaboración con la extinta guerrilla de las FARC y otros delitos relacionados con armas” y de ser un actor central en una supuesta estructura criminal dentro del Estado venezolano.

Pese a que toda la causa se remite a una investigación muy anterior y la declaración, la actuación y su declaratoria son las bases para acusar al actual presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, como el supuesto jefe del cartel. No hay más. Pero a partir de ello se ofreció una recompensa que se llevó al monto de 50 millones de dólares por datos que permitan ubicar el paradero del presidente bolivariano (sic).

Tras ellos, el medio estadounidense The New York Times filtró informes de la firma de un decreto presidencial secreto por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, para atacar territorio extranjero sin autorización del Congreso, y la agencia británica Reuters difundió información no constatable de supuestos despliegues de acorazados y buques anfibios, con más de 4 000 marines a bordo, con rumbo al Caribe sur.

La construcción de la narrativa del supuesto Cartel de los Soles en Venezuela guarda similitudes con el caso del general panameño Manuel Antonio Noriega, cuya figura fue transformada por Estados Unidos de aliado estratégico durante la Guerra Fría a “narcocapo” enemigo, justificando así la invasión de Panamá en 1989.

Al igual que Noriega, altos funcionarios venezolanos son hoy señalados como cabecillas de un “narcoestado” sin que se presenten pruebas materiales contundentes, sino basándose en testimonios de desertores, informantes con intereses en obtener beneficios judiciales y filtraciones provenientes de agencias como la DEA (que ni siquiera considera al Cartel de los Soles como estructura del narcotráfico en funcionamiento).

Noriega fue acusado de narcotráfico después de años de colaborar con la CIA en operaciones encubiertas en América Latina, al igual que Venezuela fue señalada como cómplice del tráfico de drogas tras expulsar a la DEA en 2005 por actividades de espionaje y corrupción.

Sin embargo, la realidad sobre el terreno contradice esta narrativa. Venezuela ha demostrado una efectiva capacidad de interdicción: en lo que va de 2025, ha incautado más de 3.9 millones de dosis de drogas, superando las cifras del año anterior, y ha reducido el tráfico ilícito en un 23% respecto a 2023.

Estos logros, producto de una estrategia integrada entre fuerzas militares, policiales y comunidades, están respaldados por organismos internacionales y contrastan con las acusaciones infundadas del Departamento de Estado.

Lejos de ser un “narcoestado”, Venezuela ha capturado a capos de carteles colombianos y extranjeros, extraditándolos incluso a Estados Unidos, mientras que su Plan Nacional Antidrogas 2026-2031 refleja un enfoque integral y soberano.

Informes de la DEA

A pesar de que el Gobierno de Donald Trump y otros sectores políticos han acusado reiteradamente a Venezuela de ser un Estado narco, la DEA no menciona al país ni como productor ni como corredor ni como centro de lavado de capitales.

Por el contrario, los informes detallan con precisión las rutas del narcotráfico: la cocaína se produce en Colombia, Perú y Bolivia. Es transportada por carteles mexicanos a través de Centroamérica, o por mar a islas del Caribe como Puerto Rico y República Dominicana. La mayoría de las incautaciones ocurren en California, en la frontera con México.

Venezuela no aparece en ninguna de estas rutas. Ni siquiera como un punto secundario o alternativo. La única referencia a Venezuela en los informes recientes es al Tren de Aragua, pero, como señala el documento, ni siquiera en este caso se le vincula con el tráfico internacional de drogas.

El llamado Cartel de los Soles no aparece en ningún informe de la DEA, ni en el de 2024, ni en el de 2025, ni en ninguno anterior. No hay nombres, estructuras, operaciones. Ni siquiera una mención indirecta.

En tanto, la DEA admite de forma explícita y confirma que Estados Unidos es el nudo central del lavado de dinero del narcotráfico internacional y señala la existencia de un sistema estructural que involucra a instituciones financieras, servicios legales, agentes inmobiliarios y plataformas digitales.

La Base de Datos Consolidada Antidrogas (CCDB)

El Gobierno de Estados Unidos ha impuesto la calificación sobre Venezuela de Narco Estado, pero los datos recientes de la CCBD, realizada por las Naciones Unidas, se contradicen con tal denominación.

La CCDB utiliza una colección de múltiples fuentes de eventos globales de tráfico ilegal de drogas que se obtiene de datos de inteligencia como detección y vigilancia, así como datos de interdicción y aplicación de la ley.

Según el Departamento de Defensa, “las estimaciones basadas en eventos de la CCDB son la mejor fuente autorizada disponible para estimar el flujo conocido de drogas ilícitas a través de la zona de tránsito. Todos los datos de eventos contenidos en la CCDB se consideran de alta confianza (precisos, completos e imparciales en su presentación y sustancia como sea posible)”.

Si se complementan las estimaciones de la CCDB con declaraciones públicas y presentaciones realizadas por funcionarios de la DEA, el Departamento de Defensa y el Departamento de Estado con respecto a las tendencias del tráfico de drogas en las Américas, analistas norteamericanos concluyen que:

  • Datos del Gobierno estadounidense sugieren que Venezuela no es un país de tránsito principal para la cocaína con destino a Estados Unidos.
  • Alrededor del 90% de toda la cocaína con destino a EE.UU. se trafica a través de las rutas del Caribe occidental y el Pacífico oriental, no a través de los mares del Caribe oriental venezolanos.
  • Hubo un aumento en el flujo de cocaína a través de Venezuela entre 2012 y 2017, pero dicho aumento se corresponde con un aumento repentino en la producción de cocaína en Colombia durante ese mismo período. Los datos de la CCDB sugieren que la cantidad de cocaína traficada a través de Colombia aumentó de 918 toneladas métricas en 2012 a 2 478 toneladas métricas en 2017 (un aumento del 269%), y de 159 a 249 toneladas.
  • Los datos de la CCDB de EE.UU. muestran que los flujos de cocaína a través de Venezuela han disminuido desde que alcanzaron su punto máximo en 2017.
  • Según datos de la CCDB, la cantidad de cocaína que fluye a través de Venezuela cayó un 13% entre 2017 y 2018, y pareció seguir disminuyendo ligeramente hasta mediados de 2019.

Aunque el informe no lo mencione, la reducción es consecuencia del combate frontal y decidido del Gobierno bolivariano al narcotráfico.

El informe de la ONU

El informe mundial 2025 de la ONU de la Oficina Contra la Droga y el Delito (Onudd) califica a Venezuela entre los países que ni producen ni trafican drogas, echando por tierra la fábula del famoso Cartel de los Soles.

El Reporte Mundial sobre Drogas 2025 revela que Venezuela se mantiene libre de cultivos ilícitos; además, aparece con mención mínima como ruta del tráfico de estupefacientes hacia Estados Unidos y Europa.

Según la Onudd, Venezuela ha logrado consolidarse en los últimos 15 años como territorio libre de cultivos de hoja de coca, de marihuana y procesamiento de cocaína. Este dato es particularmente relevante dado que, según la instancia, la producción de cocaína a nivel mundial ha aumentado considerablemente hasta las 3 708 toneladas al año.

De igual modo, el Informe Europeo sobre las Drogas 2025: Tendencias y Avances, publicado por la Unión Europea, correspondiente al año 2025, no hace menciones de Venezuela como corredor relevante del narcotráfico internacional.

Según la ONU y la misma Unión Europea, las cuestiones de fondo sobre el grave problema transnacional del narcotráfico se encuentran en Estados Unidos, México, Colombia y Ecuador como nudos críticos de la producción, tráfico y consumo de drogas.

Los informes son elocuentes, el Cartel de los Soles existe únicamente como relato manejado por funcionarios estadounidenses y comentado por la gran prensa internacional.

(Tomado de teleSUR)

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