
La IX Cumbre de las Américas concluyó este viernes en Los Ángeles, California, de dos formas diametralmente opuestas: en estrepitoso fracaso la convocada por el gobierno de EE. UU. y en la digna Cumbre de los Pueblos que resultó el evento político verdaderamente trascendental.
El descalabro de la primera fue tan evidente que ni siquiera lo ocultan los medios al servicio del imperio, como Los Ángeles Times:
“Biden trata de evitar el fracaso de la Cumbre de las Américas”, o El Financiero: “Cumbre de las Américas: ¿Logrará Biden evitar el fracaso?”, mientras otros la tildan entre incertidumbre y temor al fiasco, así como las ausencias y las tan cuestionadas exclusiones de Venezuela, Nicaragua y Cuba, cuyas voces y derechos no han podido impedir estén en eventos, calles y parques de Los Ángeles.
La Cumbre de los Pueblos reunió a más de 200 organizaciones comunitarias, sociales, juveniles y sindicatos que dieron visibilidad al sentir de la región. Deja a Cuba vivir fue el panel que denunció el bloqueo estadounidense y mostró los genuinos intereses de los cubanos.
Desde la Isla de la Juventud no faltaron los mensajes que por las redes sociales en Internet enviaron muchos jóvenes en apoyo a ese escenario popular de debate e ideas en las entrañas del monstruo, con una agenda apegada a las inquietudes más urgentes de la región.
A pesar de que Estados Unidos también negó a actores de la sociedad civil de naciones latinoamericanas la posibilidad de participar, no pudo callar a los pueblos ni la solidaridad. Así ocurrió con la organización Code Pink, con una manifestación frente al Centro de Convenciones en apoyo a Cuba, Nicaragua y Venezuela y cerca los activistas ondearon pancartas, carteles y otras iniciativas.
Un fracaso adicional fue que no estuvieran los presidentes de Guatemala, Honduras y El Salvador, como tampoco el de México.
Cegado por su soberbia y desprecio por la región el gobierno estadounidense sufrió un nuevo revés en la cita antidemocrática de Los Ángeles, al decir del canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, en su cuenta de Twitter y consideró que mientras Washington “insista en aplicar su Doctrina Monroe y diseño hegemónico en Nuestra América, estará condenado al descrédito y al aislamiento”.
El presidente de Argentina y ‘pro tempore’ de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), Alberto Fernández, criticó en fuertes términos la referida exclusión, pidió el fin de los bloqueos y abogó por una Latinoamérica “unida y sin exclusiones”.
Como “debacle, un autogol diplomático” lo vio Richard Haass, presidente del Consejo estadounidense de Relaciones Exteriores; y Ben Rhodes, viceconsejero de Seguridad Nacional en el gobierno de Barack Obama, dijo más: “Nos estamos aislando al dar ese paso, porque tienes a México, tienes a países del Caribe diciendo que no van a venir, algo que solo va a hacer que Cuba luzca más fuerte que nosotros”, como en efecto resultó.
“Los Estados Unidos tienen la capacidad de impedir la presencia de Cuba en Los Ángeles, pero no tienen el poder de callar nuestra voz, ni de silenciar la verdad”, afirmó esta semana el presidente de la República de Cuba Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien expresó sentirse honrado de encabezar la lista de los excluidos.