Nunca revela cuáles son sus legítimas aspiraciones, pero asegura amar a su Patria y que no será un ignorante.
Procedente de una familia humilde, Leonardo Luberta Noy nace en el barrio de Pogolotti, en el municipio habanero Marianao. Cuando termina el sexto grado –como carece de recursos para seguir cursando la segunda enseñanza– empieza a trabajar.
Por el día reparte pollos, periódicos, labora de mensajero en un comercio que vende varios artículos y de noche estudia en la academia privada Navarrete, donde se hace mecanógrafo.
En septiembre de 1959, ingresa en la Marina de Guerra Revolucionaria; por su condición de mecanógrafo lo incorporan al Estado Mayor y seleccionan para su desempeño en la Academia Naval del Mariel en calidad de guardia marina.
Continúa estudios, se gradúa con el grado de Alférez de Fragata y, lo envían al puesto naval de la recién creada unidad de la Marina de Guerra Revolucionaria en Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud.
Al amanecer del 23 de diciembre de 1963, sacuden la dársena de la Siguanea dos explosiones originadas por minas colocadas por hombres rana de la Agencia Central de Inteligencia (Cía) quienes, amparados en la oscuridad, colocan dos mortíferas cargas submarinas debajo de la lancha torpedera LT-85, fondeada al lado de otra de su tipo: la LT-94.
La primera detonación resulta de menor intensidad y acontece en la embarcación LT-85, pero cuando decenas de personas se acercan sigue otro estallido más potente: la onda expansiva lanza cuerpos mutilados y amasijos de hierro hacia todas direcciones.
Al escuchar el estruendo Leonardo Luberta corre hacia la nave que sufre la explosión, y al instante ocurre otra descarga mayor.
Lo conducen en un jeep en unión de tres marineros heridos de gravedad. Luberta fallece camino al hospital. Jesús Mendoza Larrosa, Fe de la Caridad Hernández Jubán y Andrés Gavilla Soto también perecen posteriormente. Hay 17 heridos.
El criminal atentado llena de tristeza a la población en días cercanos a las festividades de fin de año y, sin lugar a dudas, obedece a una brutal política de agresiones de Estados Unidos para destruir la Revolución Cubana.
Sucede, como justamente denuncia Fidel al referirse a la repudiable acción: “(…) un ataque criminal, un ataque cobarde…, el regalo de la Cía al pueblo cubano”.
La antigua escuela pública No. 1 de Nueva Gerona, después centro escolar y hoy escuela elemental de arte recibió el nombre de Leonardo Luberta Noy en honor al Alférez de Fragata.
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