Congreso de Honduras convoca a Comisión Permanente para abordar proceso electoral 2025

Las calles de Honduras arden en una jornada histórica de protestas. Este miércoles, miles de manifestantes ocuparon las principales ciudades del país en un estallido de indignación masivo. La movilización, convocada bajo esa consigna, rechaza de manera contundente lo que los participantes denuncian como un fraude electoral en preparación y condena la injerencia política del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Un elemento de alto impacto fue la presencia en las protestas de la actual presidenta hondureña, Xiomara Castro, alineándose abiertamente con la voz de la calle.
El detonante de esta crisis es múltiple. Por un lado, existen acusaciones graves hacia el Tribunal Supremo Electoral y sectores del Congreso Nacional. Los manifestantes afirman que, a través de reformas opacas, nombramientos cuestionables y un manejo poco transparente del proceso, se está preparando un fraude institucional para las próximas elecciones generales, buscando socavar la voluntad popular.
Por otro lado, la figura de Donald Trump se ha erigido como un símbolo de injerencia externa. En las protestas, su imagen aparece tachada en carteles y las consignas exigen su salida de los asuntos hondureños, reflejando el temor a una repetición de la crisis postelectoral de 2017, que muchos atribuyen a influencias externas.

La presencia de la presidenta Xiomara Castro, esposa del exmandatario Manuel Zelaya (derrocado en 2009), añade una capa crítica al conflicto. Su participación no es la de una observadora, sino la de una protagonista que denuncia desde dentro de la movilización.
Castro ha acusado públicamente a la “oligarquía y sus socios internacionales” de orquestar un plan para dar un “golpe suave” a través de las urnas, poniendo así al gobierno en una sintonía directa con la protesta social y evidenciando una fractura institucional profunda.
En las calles, el panorama es de tensión y efervescencia. Marchas multitudinarias avanzan hacia sedes clave como el Tribunal Supremo Electoral y el Congreso Nacional, encontrándose con fuertes dispositivos de seguridad compuestos por policía militar y antimotines.
En algunos puntos, el descontento se materializa en barricadas de neumáticos ardiendo, cuyas columnas de humo negro manchan el cielo de las ciudades.
El sonido ambiente lo dominan consignas combativas como “¡El pueblo unido jamás será vencido!”, “Resistimos en 2009, resistimos ahora” y “Elecciones libres y transparentes”.
Si bien la protesta es mayoritariamente pacífica, se registran enfrentamientos aislados en los frentes más calientes, con lanzamiento de piedras por parte de algunos manifestantes y el uso de gases lacrimógenos por la policía para intentar dispersar los grupos. Los reportes iniciales hablan de varios detenidos y heridos leves, aunque sin confirmarse de momento víctimas mortales.
Este estallido no surge en el vacío. Honduras arrastra una polarización extrema desde la crisis postelectoral de 2017, que llevó a la presidencia a Juan Orlando Hernández (hoy extraditado y condenado por narcotráfico en Estados Unidos) entre acusaciones masivas de fraude. La llegada al poder de Xiomara Castro en 2022, con la promesa de una “refundación” del país, no logró sanear las heridas políticas ni apaciguar las tensiones, que hoy resurgen con fuerza.
La comunidad internacional observa con preocupación. Tanto la Organización de Estados Americanos (OEA) como la Unión Europea han hecho llamados genéricos al diálogo y al respeto del orden constitucional. Por su parte, la embajada de Estados Unidos en Honduras ha emitido un comunicado instando a “la calma, el respeto a los derechos humanos y la resolución pacífica de las diferencias”, sin hacer mención específica a las acusaciones contra el expresidente Trump.

El futuro inmediato del país es incierto. Los organizadores de las protestas anuncian que continuarán en las calles hasta que, en sus palabras, se garanticen condiciones electorales limpias y cese la amenaza a la soberanía nacional.
La capacidad del gobierno de Xiomara Castro para gestionar esta crisis interna, mientras navega las complejas presiones geopolíticas, será un test decisivo. La situación permanece fluida y la tensión, alta. El grito de “¡No al golpe electoral!” resuena no solo como una advertencia para el presente, sino como un eco de las heridas históricas que aún definen la convulsa política hondureña.

Congreso de Honduras convoca a Comisión Permanente para abordar proceso electoral 2025
La Comisión Permanente del Congreso Nacional de la República de Honduras sesionará este jueves 18 de diciembre para analizar la situación institucional del Poder Legislativo y asuntos urgentes vinculados al proceso electoral general de 2025, en un contexto marcado por denuncias de injerencia externa, fraude electoral y alertas sobre un golpe de Estado.
La convocatoria, firmada por Luis Rolando Redondo Guifarro, presidente de la Comisión Permanente y titular del Congreso Nacional, fija la sesión para las 16H00 hora local en el Salón de Sesiones del Legislativo, conforme a las facultades establecidas en la Constitución de la República y la Ley Orgánica del Poder Legislativo.
De acuerdo con el orden del día, la sesión iniciará con la verificación del quórum, seguida de un informe de la Presidencia sobre la situación institucional del Congreso Nacional, la presentación de la agenda legislativa y, como punto central, el conocimiento y resolución de asuntos urgentes relacionados con el proceso electoral general 2025.
La reunión parlamentaria se produce en un momento de alta tensión política, luego de que la presidenta Xiomara Castro denunció la preparación de un golpe de Estado y un golpe electoral, presuntamente impulsados por el expresidente y condenado por narcotráfico Juan Orlando Hernández (JOH), con respaldo de sectores externos vi
La jefa de Estado alertó que el indulto otorgado a JOH por el presidente estadounidense Donald Trump forma parte de una estrategia de desestabilización, orientada a imponer resultados electorales sin el conteo voto por voto de la totalidad de las actas, en violación de la voluntad popular expresada en los comicios del pasado 30 de noviembre.
En ese contexto, el Congreso se convierte en un actor clave para la defensa del orden constitucional, frente a denuncias sobre irregularidades en el sistema TREP, presiones políticas, terrorismo mediático y una creciente movilización social en respaldo a la democracia y la soberanía hondureña.
La sesión de la Comisión Permanente tendrá lugar mientras movimientos sociales, organizaciones populares y el partido Libertad y Refundación (Libre) mantienen movilizaciones pacíficas en Tegucigalpa, bajo la consigna “Golpe de Estado, nunca más”, en defensa del mandato popular y la institucionalidad democrática.
Por su parte, las Fuerzas Armadas de Honduras reiteraron su lealtad a la Presidenta constitucional y su compromiso con el respeto a la Constitución, afirmando que no permitirán ninguna acción que atente contra el orden democrático.
La jornada parlamentaria de este jueves es observada con atención tanto a nivel nacional como internacional, ante el riesgo de una ruptura institucional y en un escenario regional marcado por crecientes denuncias de injerencia externa en procesos políticos soberanos de América Latina.
Otras fotos aquí: http://www.cubadebate.cu/noticias/2025/12/18/honduras-se-moviliza-en-protestas-masivas-contra-el-fraude-electoral/
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