El Nobel de Literatura, Wole Soyinka, recibió la Medalla Haydee Santamaría

«Su visita tiene mucha significación, es la de un hermano que siempre ha estado en batalla por las causas justas», expresó el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al premio Nobel de Literatura Wole Soyinka, con quien sostuvo un encuentro, tras la imposición de la Medalla Haydee Santamaría, en Casa de las Américas.
La entrega de esta Medalla a usted es para Cuba expresión de muchos sentimientos. Haydee siempre hizo hincapié en la importancia del aporte de la cultura a la Revolución, y nos honra que se le haya otorgado, dijo.
«Compartimos ideas, sueños, compromiso con el mejoramiento humano», comentó el Jefe de Estado, quien resaltó la significación de la estancia del escritor nigeriano en la Isla, en momentos tan complejos para los cubanos.
Wole Soyinka recalcó la importancia de reforzar los vínculos entre el continente madre y países como Cuba, Brasil y la diáspora africana, y resaltó el papel de la Isla en la liberación de los países africanos. «Nuestros nexos con Cuba no solo se limitan al arte, a la literatura, sino también a la liberación», enfatizó.
Otorgarle esta Medalla, «es un acto de justicia que nos honra», expresó Jorge Fornet, director del Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas, en las palabras de elogio.
La ceremonia fue inaugurada por el Dúo Mora Mena, del Conservatorio Amadeo Roldán, quienes interpretaron Lágrimas Negras y El Manisero. El escritor recordó que, al entregársele el Premio Nobel de Literatura, en 1986, la orquesta sueca que participó en la ceremonia «se tomó la molestia de buscar algo que me fuera cercano», e interpretó una canción nigeriana, yoruba; y ahora, señaló, oír los acordes de El Manisero también «me provocaron aquella misma sensación, que me conmovió, que me sorprendió», «que por poco me caigo», enfatizó, agradecido y risueño.
«Yo crecí escuchando la música cubana, en aquellos días cuando había gramófonos, cuando no existía la electricidad», y ahora, oyendo El Manisero, reiteró, casi trastabillo cuando salí caminando para venir hasta este micrófono. «Esta ha sido una forma maravillosa de traerme de vuelta y recordarme que Cuba también es mi hogar».
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