Hacer camino propio al andar (Parte I)

El análisis hecho por los delegados de la Asamblea Municipal del Poder Popular el último sábado de julio en temas tan importantes y diversos como el comportamiento de los programas de autoabastecimiento alimentario territorial y de la vivienda, así como dos ángulos del presupuesto: su ejecución en el primer semestre del 2022 y la presentación y aprobación del anteproyecto para el 2023, que por primera vez se hace con esa antelación antes de convertirse en Ley, se supone cuan enjundioso y dilatado fue.

Más difíciles son estos aspectos vinculados a necesidades del pueblo en medio de las complejidades derivadas de la adversa situación económica mundial y los efectos de la pandemia y del recrudecimiento del bloqueo estadounidense, así como de las limitaciones internas, donde tienen un peso no menos decisivo las de carácter subjetivo como la lentitud administrativa y la falta de iniciativas ante cambios que no admiten seguir haciendo lo mismo.

En torno al daño de tales comportamientos se concentraron las intervenciones en su mayoría, algunas de las cuales ejemplificaron en que la Alimentaria no puede continuar produciendo solo a base de la harina cada vez más reducida sin buscar de forma sistemática variantes como elaborar pan con extensores como calabaza (probada con buenos resultados), caramelo, cocada y otros dulces, vinagre, entre otros productos que diversifican ofertas y aportan ingresos.

Pero el debate no ilustró solo los casos negativos, sino también a las comunidades que han demostrado que sí se pueden lograr mejores resultados en autoabastecimiento alimentario, como alcanza La Demajagua durante los últimos meses que comercializa lo cosechado de manera escalonada en sus tierras, por sus diversas formas productivas, aunque queda aún la insatisfacción de que no todas las cooperativas producen de acuerdo a sus posibilidades.

El pensamiento proactivo y emprendedor no ha calado como se requiere en algunos empresarios y administradores del territorio, reconoció el intendente Adiel Morera Macías durante un intercambio que ahondó en la necesidad de crear nuevos servicios y ofertas para no llegar a que hoy estén entre las empresas con pérdidas entidades como la Alimentaria, Transporte, Industrias Locales y la de Farmacia y Óptica, que tienen posibilidades de una situación diferente, sobre todo esa última con grandes reservas en la demandada medicina natural y tradicional, pero en la que tan poco logran.

Respecto al programa de la vivienda la comisión correspondiente del Gobierno local informó que el plan anual de terminación de inmuebles se ejecutó al 40 por ciento en el primer semestre del año, por lo que de 97 viviendas solo concluyeron 37 y de 120 a iniciar lo lograron en 75.

Lo más lamentable es que la no terminación no es debido a la falta de recursos, sino a la mala ejecución y distribución de la fuerza de trabajo de las empresas estatales de la rama, lo cual llevó acuerdos para revertir tal situación. Por eso insistieron en seguir intencionado  la contratación de la fuerza para incrementar las obras y organizar microbrigadas populares, cuya utilidad confirmó La Demajagua con movilizados de la propia comunidad.

Otro aire renovador en el sector lo traen los nuevos actores económicos como la mipyme Casa Sólida que asume 23 viviendas en el urbanismo del nuevo asentamiento de McKinley, mientras que la mediana empresa privada Gran Pino trabaja en 24 casas en Cocodrilo.

En esa labor son varias las entidades que suman fuerzas, como parte de una prioridad que muestra avances en algo tan sensible como la entrega de subsidios, cumplida en su totalidad con 13 células básicas habitacionales que favorecen a igual número de familias, en su mayoría afectadas por eventos naturales y casos críticos.

De igual forma prosigue la atención a las madres con tres o más hijos menores de 12 años aquí que necesitan acciones constructivas; se les ha dado solución habitacional a 31, de ellas 11 con viviendas recuperadas, cinco por el plan de inversiones y siete por subsidios, hoy en diversas fases.

Otro tanto hacen las barriadas que se proponen salir de su situación vulnerable a partir de la venta de recursos y ejecución por esfuerzo propio para rehabilitar viviendas, como: cemento, arena, bloques, recebo, juegos de baño y puertas, la conservación de 29 inmuebles con pintura, construcción de fosa en La Caoba y cambios de cubiertas.

Son solo algunos de los aires renovadores a pesar de los tropiezos y de los cuales seguiremos reflexionando a partir de lo abordado en la sesión ordinaria del Gobierno local, encabezado por su presidente Liván Fuentes Álvarez, en temas tan sensibles cuyos análisis demuestran que en manos del pueblo el soberano en el ejercicio del poder está el camino y el futuro.

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Isla de la Juventud
Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana.

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