Guerrilla vestida de yarey

La vida dura de las montañas y el refuerzo de una columna de 50 hombres armados –distribuidos en cinco pelotones–, fortalecen la guerrilla del Movimiento 26 de Julio, la cual adquiere el control absoluto de una zona de la Sierra Maestra extendida más allá del Pico Turquino y está en mejores condiciones para emprender desafíos de mayor envergadura.

Atrás quedan la batida en Alegría de Pío, los combates de La Plata –primera victoria del naciente Ejército Rebelde– y Arroyo del Infierno, que revelan la existencia en esos parajes de un grupo armado con capacidad combativa.

La tropa se nutre de nuevos combatientes de la ciudad y el campo como obreros, voluntarios, fuerzas enviadas por el Directorio Revolucionario y estrecha nexos con el campesinado, a lo que llaman: “Vestir de yarey a la guerrilla”.

Protagoniza una arremetida frontal de grandes proporciones a la luz del día contra el cuartel situado en el poblado El Uvero, frente a la costa en las estribaciones de la Sierra Maestra.

Al amanecer del 28 de mayo de 1957 inicia el ataque dirigido por Fidel Castro Ruz, quien hace un primer disparo al equipo de radio del fortín militar; el fusil de Celia Sánchez Manduley, primera mujer que integra el Ejército Rebelde, es uno de los que dispara contra aquella guarnición.

El enemigo organiza su defensa basada en fortines hechos de gruesos troncos de madera, defendidos por soldados con ametralladoras y fusiles automáticos, que son tomados por asalto por los guerrilleros uno a uno, con un gran derroche de coraje.

Juan Almeida resulta impactado en el pecho y se salva porque una cuchara que llevaba en el bolsillo atenúa la herida. Guillermo García mantiene el fuego y neutraliza uno de los fortines. Ernesto Che Guevara de la Serna dispara parado con un fusil ametralladora que se encasquilla.

Raúl Castro avanza con su pequeño pelotón contra otro de los fortines de troncos, todo en una carrera contra el tiempo antes de que aparezca la aviación.

Así transcurre el asalto hasta que los soldados se rinden después de unas tres horas y la acción bélica concluye con otra victoria rebelde.

Entre sus objetivos el combate El Uvero persigue apoyar la expedición que zarpa desde Estados Unidos el 19 de mayo de 1957, en el yate Corynthia, rumbo a Cuba para abrir un nuevo frente guerrillero.

Se trata de un grupo de revolucionarios, pertenecientes a la Organización Auténtica, comandados por Calixto Sánchez White que tras una difícil travesía de cuatro días y una vez en tierra firme deambulan extenuados cuando el sanguinario coronel Fermín Cowley masacra a la mayoría, entre ellos a su jefe, e impide que se establezcan en la Sierra Cristal.

Al conocer acerca de la expedición y para desviar la atención de la soldadesca enemiga que iría tras la persecución de ellos organiza el ataque.

“(…) Nuestros hombres tomaron por asalto cada posición avanzando sobre las balas y combatiendo largamente. Los nuevos ingresos no se quedaron atrás. Almeida dirigió un avance casi suicida con su pelotón. Sin tanto derroche de valor no hubiese sido posible la victoria (…)”, así lo plasma Fidel Castro Ruz en el informe que envía a Frank País García, a cargo de la jefatura de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio.

Al decir del Che en su libro Pasajes de la guerra revolucionaria esa victoria marca la mayoría de edad de la guerrilla, porque crecen su moral, la decisión de vencer o morir de sus hombres y la seguridad en el triunfo, conquistado un Primero de Enero de 1959.

A 67 años de la irrupción a ese cuartel de la dictadura, ni el pueblo cubano ni los combatientes olvidaremos su trascendencia histórica y menos a los caídos bajo las balas enemigas, pues viven en cada obra de la Revolución.

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Historia Isla de la Juventud
Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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