Festejar la historia con orgullo

Foto: Yoandris Delgado

“Me siento muy satisfecho y esperanzado de compartir con el pueblo pinero esta celebración popular del Centenario de la Ratificación del Tratado en que el Senado de Estados Unidos tuvo que reconocer la soberanía de Cuba sobre Isla de Pinos, de ver a los niños recibir los premios del concurso en que evocan su historia e identidad plena por su tierra y por la felicidad de verlos crecer en un ambiente sano…”.

Así lo expresó en entrevista exclusiva al Victoria el doctor en Ciencias Históricas Jorge Renato Ibarra Guitart, invitado a la celebración en la Isla de la Juventud, visitada por primera vez, del Centenario de la Ratificación del Tratado Hay-Quesada y autor de un importante libro biográfico sobre Cosme de la Torriente, patriota y diplomático vinculado con esa importante victoria.

“He participado –continúa– en algunos actos y debates sobre lo que representa este centenario de aquella victoria cubana el 13 de marzo de 1925, de la significación de rescatar ese importante episodio de la Historia nacional y las enseñanzas de aquella batalla que hoy festejamos no de manera formal, sino con el orgullo de recordar el apoyo que tuviera del pueblo cubano y también de muchos en la sociedad civil norteamericana en respaldo a las gestiones diplomáticas de Cuba por ratificar el Tratado Hay-Quesada y se reconociera lo que era indiscutible…”.

VICTORIA EN MEDIO DE GRANDES OBSTÁCULOS

Tiene mayor mérito ese respaldo –agregó Ibarra Guitart– “en momentos en que fueron enormes los obstáculos en ese país vecino, incluso del entonces presidente estadounidense John Calvin Coolidge (de 1923 al ’29), para aceptar los derechos de Cuba sobre su segunda isla del archipiélago, con razones tanto geográficas como históricas que pretendieron ignorar, porque Isla de Pinos siempre fue cubana.

“Esta verdad innegable fue la que defendió siempre nuestro embajador en EE. UU., Cosme de la Torriente”, afirmó y recordó que antes del reconocimiento de ese derecho de Cuba, “ese presidente republicano recibió al representante cubano de forma muy áspera y hasta queriéndolo humillar, pero a eso se impuso Torriente, que ya tenía mucho prestigio cuando llegó a presidir la cuarta Asamblea de la Liga de las Naciones y movilizó influencias entre intelectuales y juristas estadounidenses y a nivel internacional, que supo utilizar como elemento de presión para hacer desistir de sus oscuros planes a las autoridades estadounidenses.

“Pero fue sin dudas decisiva en esa batalla –agregó– la movilización de la opinión pública nacional a lo largo del país, principalmente de los pineros, y de todos los que sentían amor patrio por esta Isla, con la presencia de intelectuales de valía y de sociedades creadas para rescatar la soberanía sobre este terruño”.

QUIÉN ERA EL DIPLOMÁTICO PROPUESTO POR FIDEL

Cosme de la Torriente/ Foto: archivo de JR

De Cosme de la Torriente dijo que era un cubano procedente de familia terrateniente del sur de Matanzas, tuvo una esmerada educación, aprendió idiomas desde niño, lo que le fue muy valioso para su futuro desempeño diplomático, estudia en la Universidad de La Habana, donde comienza a vincularse a estudiantes que repudiaban al coloniaje español, por lo que tuvo que salir del país y en EE. UU. se enrola con emigrados revolucionarios y expediciones, es apresado, luego se incorpora al Ejército Libertador durante la guerra de 1895, asciende como oficial hasta llegar a ser coronel y asesor del General Calixto García…

“En la etapa republicana, refiere su biógrafo, Cosme tiene protagonismo en varios momentos claves como en las luchas contra las dictaduras de Machado y de Batista, pronunciándose en esta última en favor de un acuerdo pacífico que permitiera el retorno de la democracia y el progreso del país, por lo que ganó prestigio político al punto que Fidel al salir de la cárcel pinera, hace casi 70 años, por la amnistía de los presos políticos, hizo declaraciones favorables de Torriente y admitió no estar en contra de una salida negociada, siempre que Batista renunciara al poder y propuso lo cediera provisionalmente a Cosme de la Torriente para convocar elecciones inmediatas, con lo cual demostró el joven líder que no pretendía imponer la lucha armada como única vía para cesar con el régimen sanguinario y tenía la opción de cambios pacíficos”.

LA HISTORIA EN TODA SU COMPLEJIDAD Y RIQUEZA

En la conversación sostenida en la sala de Nuevo Virginia tras la presentación del referido libro, significó que “la recordación del tratado que puso fin a la indefinición de la soberanía de Isla de Pinos cien años después, es un momento trascendental en Cuba y el mundo que nos llama a volver a recapitular la historia, incluso retomar aspectos un tanto olvidados, para que se trasmita y enseñe en toda su complejidad y riqueza la historia, que los estudiantes tengan una unidad más acabada del acontecer de su país.

Archivo de JR

“En ese sentido este episodio –destacó el investigador y autor de unos diez libros– es importante para hacer ver en primer lugar los derechos soberanos de los cubanos a ser libres, sobre todo a no tener la tutela de los Estados Unidos, y sirve, además, como ejemplo de la colaboración que pueden tener nuestros pueblos”.

Galardonado en el 2024 con el Premio Félix Varela por la obra de toda la vida, otorgado por la Sociedad Económica de Amigos del País y merecedor de la Distinción por la Cultura Nacional, entre otros lauros, el Investigador Titular, profesor de Historia e integrante desde hace más de 30 años del Instituto de Historia de Cuba, es sobrino del mártir del asalto al Moncada, Renato Guitart, de quien escribió su biografía compiló las cartas del padre de Renato (René) y su abuelo a Fidel –con quien intercambió varias misivas– en la cárcel y otros documentos.

Entre los temas abordados en sus obras mencionó lo escrito sobre José Martí y Antonio Maceo, monografías, y “del tratado comercial anglocubano de 1905 que los norteamericanos querían impedir a toda costa para tener ellos el monopolio y hegemonía total sobre Cuba, el cual utilizaron para amenazar con no ratificar el Hay-Quesada, en caso de firmarse ese pacto”.

Otras publicaciones suyas son La Mediación del ’33. Ocaso del machadato, El fracaso de los moderados en CubaLas alternativas reformistas de 1957 a 1958.

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Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana.

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