
Por medio de un comunicado, emitido por el Ministerio del Poder Popular para la Defensa, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) rechazó categóricamente las informaciones difundidas en redes sociales sobre la presencia de un helicóptero estadounidense en proximidades del territorio insular venezolano, calificándolas como parte de una “perversa campaña” promovida por sectores ultraderechistas.
El general en jefe Vladimir Padrino López denunció que esta desinformación busca “provocar y fabricar un incidente o falso positivo” para justificar una escalada de agresiones militares contra Venezuela, siguiendo el patrón histórico del imperialismo estadounidense.
El Ministerio del Poder Popular para la Defensa calificó estas acciones como “fake news” que forman parte de las operaciones psicológicas contempladas en el libreto de guerra tradicional de Estados Unidos. Según el comunicado oficial, Washington pretende crear “escenarios ficticios como pretexto para intervenciones armadas”.
La estrategia buscaría generar una excusa bajo la narrativa de “lucha contra el narcotráfico”, cuando en realidad se pretende un cambio de Gobierno forzado que arrastraría a la región hacia un conflicto de consecuencias impredecibles. En el comunicado emitido, la cartera de defensa venezolana comparó estas tácticas con episodios históricos como el Golfo de Tonkín en 1964, donde Estados Unidos fabricó un pretexto para justificar su participación en la Guerra de Vietnam mediante el alegato de ataques inexistentes contra sus buques.
La FANB reafirmó su “irredictible determinación” de defender la integridad territorial con “firmeza y serenidad”, manteniendo una perfecta fusión cívico-militar-policial para garantizar la libertad, soberanía e independencia nacional. Las autoridades militares venezolanas responsabilizaron directamente al secretario de Estado estadounidense Marco Rubio y al asesor de Seguridad Nacional Mauricio Claver-Carone de orquestar estas acciones belicistas destinadas a generar desestabilización y zozobra en la población.
El presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro, había ordenado previamente al alto mando militar mantener la máxima alerta ante posibles provocaciones estadounidenses, en el marco de las tensiones diplomáticas entre ambos países.
Venezuela denunció sistemáticamente las presiones internacionales y las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos como mecanismos de coerción política. Las fuerzas militares venezolanas mantienen su doctrina defensiva basada en la guerra asimétrica y la resistencia popular, diseñada para disuadir cualquier intento de agresión externa contra el territorio nacional.
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