Un “fallo de transferencia”, así pudiera ser el término a emplear para hablar del proceso de bancarización, pues en lugar de simbolizar futuro, elementos subjetivos que sombrean el tema, evidencian una realidad: incremento del dinero en efectivo fuera del sistema bancario.

La idea de aplicarlo en Cuba, teniendo en cuenta los resultados internacionales, transversaliza la economía del país, por su papel para frenar el déficit fiscal, alcanzar eficiencia, control y disminuir los gastos económicos.
Para evitar más rechazo por parte de algunos pobladores, en la Isla se creó el Grupo Temporal de Trabajo del Consejo de la Administración, integrado por organismos implicados en dicho proceso de bancarización y encargados de la implementación de la Resolución 225 del 2024.
A nueve meses de iniciado el camino hacia este proceso estratégico, necesario y punto de partida para la transformación digital de la sociedad cubana, en el territorio se identifican varias deficiencias: incertidumbre, desconocimiento, falta de interés y apatía en relación con el proceso; poca credibilidad en el uso de los canales de pago electrónico y resistencia a su utilización; así como demoras en las entregas de los códigos QR por transfermóvil a los actores económicos.
A lo anterior se suman los problemas tecnológicos; actores económicos que no depositan con regularidad sus ingresos; la no implementación de las plataformas para el pago electrónico en un alto número de establecimientos, incumpliendo la resolución 93/2023 del Mincin y la no aceptación de los pagos electrónicos una vez que disponen de esta facilidad.
Vale mencionar, asimismo, aquellos actores económicos que brindan el código QR con el número de una tarjeta de pago personal; no uso de las cuentas corrientes con propósitos fiscales por los actores económicos; lentitud en la depuración de las cuentas bancarias fiscales; bajos niveles de utilización de estas por los actores económicos no estatales, principalmente trabajadores cuenta propia (TCP).
Pero no solo las problemáticas caen en ese lado de la pista; la población considera un estorbo el pago de forma digital, pues se dejan llevar por lo que aluden actores económicos de que al comprar fuera del territorio, les exigen efectivo; cuando las mipymes y los TCP están en igualdad de condiciones respecto a las utilidades, beneficiándose por encima del sistema estatal.
En esos “ecos de mipymeros” aparece, igual, que los productos se les encarecen al desembolsar altos fletes para traer las mercancías, cuestión con una correlación en la elaboración de los precios de ventas, a partir del costo de adquisición.
Lo cierto es que los “fallos de transferencias” son muchos y el dinero dura muy poco o nada en los cajeros, lo cual no respalda la Resolución 111/2023 del Banco Central de Cuba, que contiene las normas bancarias sobre límites para los cobros y pagos en efectivo en moneda nacional, su depósito, extracción y tenencia.
Bancarizar, entre sus beneficios, quita el hecho de manejar efectivo, porque eso, aunque a veces se obvia también lleva un costo: tienes que protegerlo, juntarlo, trasladarlo si vas a hacer una operación con él y todo eso en la contabilidad tiene un valor.
Sin embargo, esos escollos son evitables por la vía electrónica, aunque no se desecha ni elimina el efectivo como medio de pago, pues es un derecho del cliente decidir la forma de hacer su transacción.
Se impone eliminar desde ya los “fallos de transferencias” en el proceso de bancarización, concretar mejor si queremos avanzar en la implementación de las resoluciones aprobadas, además de exigir la aplicación de medidas a los incumplidores de estas normas jurídicas.
No podemos ver el problema en la acera del frente. Es vital juntar manos y pies, ponerle un toque de ciencia para dejar nominalizar, tanto al sector estatal como al privado.
Ah…no podemos dejar de mirar lo objetivo: toda la población no dispone de un móvil, problemas tecnológicos con el recurrente: Fallo de transferencia, dos o tres veces en la pantalla; imposibilidad de ampliar las 39 cajas extras existentes, cuestión que retornaría a la tenencia de efectivo, cuando la realidad es avanzar en la digitalización, comprar pos inalámbricos, entre otros, que ya deben pasar la hoja, si queremos digitalizar nuestro futuro.
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