“Etiocubanos” en casa (+ Fotos)

Foto: Karelia Álvarez Rosell

En un primer momento se obviaron las palabras, tal parecía una de aquellas películas silentes de la década de 1920, cuando Charles Chaplin se convirtió en estrella del cine siendo este arte mudo. En aquel patio del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (Icap) primaron los abrazos, las sonrisas, los apretones de manos, los asombros, las lágrimas y otras emociones que se traducen en amor y gratitud.

Tras el recibimiento Samson Chetaye Feleke fue muy claro cuando se apoderó del micrófono: “Somos etíopes porque nacimos en Etiopía, pero crecimos en Cuba y eso nos dio una nueva identidad: `etiocubanos´ y así nos identificamos donde quiera que estemos; hemos llegado hasta acá para reiterar nuestro eterno agradecimiento por habernos enseñado a crecer y llegar a esta altura”.

Retornaron porque como bien dicen ellos mismos, siempre es bueno regresar a casa, aunque ya los pasos no sean tan ligeros como cuando llegaron a la Isla de la Juventud en 1978 con apenas nueve o diez años para incorporarse al Programa de Educación Internacionalista, ocupando cuatro escuelas en el campo los alumnos de esta hermana nación.

Foto: Karelia Álvarez Rosell

Ahí estaban algunos de los “profes”, las “tías”, los “tíos”, las “mamis” y los “papis” que los colmaron de saberes, alimentaron hasta con sus comidas típicas, aconsejaron y colmaron de ese cariño que solo los padres y las familias saben dar para acortar distancias y ausencias, sí, porque muchos de aquellos niños habían perdido a sus seres queridos durante el conflicto con Somalia.

Marlén Villavicencio, presidenta del Icap en el territorio, visiblemente emocionada por recibir a sus “muchachas y muchachos que ayer eran nuestros alumnos y para siempre se convirtieron en nuestros hijos en ese hermoso puente que hermana a los pueblos de Cuba y Etiopía.

“Cuando apenas han transcurrido 21 días en que recordábamos la llegada de los primeros becarios etíopes, regresan ustedes a la tierra que los vio crecer y que puso tanto amor en la educación para convertirlos en mujeres y hombres más útiles; juntos aprendimos de sus tradiciones y desde entonces andamos hermanados por la solidaridad.

“Muchas veces nos encontramos por esa ventana de las redes sociales. Ahora son ustedes profesionales, técnicos, trabajadores y le cuentan a sus hijos la leyenda de internacionalismo vivida en esta tierra, aquellos primeros días, muy difíciles por la lejanía de la familia, los ciclones, la comida, la nostalgia, pero sobre todo la historia hermosa que hoy los hace regresar como quien vuelve con un poco de trigo para alimentar la siembra”.

Los ojos de Enany Getahun Gebeu semejan un manantial, no cesan de llorar. A este reencuentro ha venido con sus hijos, quienes comparten sus emociones, al punto de vestir con orgullo ese uniforme escolar blanco y rojo de la enseñanza Primaria.

Con palabras entrecortadas cuenta cómo en Cuba se hizo enfermera y ahora cuida “a mis ancianas y ancianos, eso es lo que me hace vivir porque las personas mayores son esa gran biblioteca que nos ayudan a caminar el presente y hacen mejores personas; lo que soy ahora se lo debo a ustedes.

“Actualmente vivo en España y a ellos les doy lo que ustedes me dieron a mí; ese amor fue y es tan grande que todavía queda para repartir hasta en mi pueblo, ese que me vio nacer y me dio la identidad porque seré etíope hasta el día que me muera, aunque nunca dejaré de llevar en este corazón este pedacito de Cuba”.

Si reencontrarse con sus profesores fue conmovedor más apasionante resultó la visita a varios de esos planteles educacionales donde por años no solo recibieron conocimientos sino también calor de hogar porque se convirtieron en sus casas.

Foto: Noel Otaño

Desde la carretera afloraron recuerdos y un sinfín de anécdotas de un tiempo feliz. En la actualidad estas se encuentran vacías, tan solo quedan las paredes, algún que otro dibujo de antaño y una montaña de recuerdos que los hace desandar por las aulas, el comedor y formar en aquellas plazoletas donde cada mañana le daban la bienvenida a un nuevo día de estudio, trabajo y ternura.

La solidaridad y el infinito agradecimiento los hizo entregar un donativo al hospital general docente Héroes del Baire, compartir con los infantes y adolescentes de la Casa de niños sin amparo parental, el hogar de ancianos, sostener un encuentro con las máximas autoridades del municipio, entre otras actividades.

Cargados de emociones regresan los cerca de 20 exalumnos etíopes, esos que ahora insisten en llamarse “etiocubanos”, luego de revivir momentos inolvidables con sus “profes”, “tías”, “mamis” o “papis” como también desandar las calles de esta, su otra casa que tampoco los olvida.

Foto: Karelia Álvarez Rosell
Visitaron la Casa de niños sin amparo paternal. Foto: Noel Otaño
Entregaron donativo al hospital general docente Héroes del Baire. Foto: Noel Otaño

 

 

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Karelia Álvarez Rosell
Karelia Álvarez Rosell

Licenciada en Defectología en la Universidad Carlos Manuel de Céspedes, Isla de la Juventud. Diplomada en Periodismo con más de 30 años en la profesión.

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