
Identificada por ser el área que posee la mayor cantidad de campesinos asentados con un nivel de tierra, tradición, estabilidad y resultados importantes, la zona Julio Antonio Mella es puntera en la Isla de la Juventud en la producción de cultivos varios, leche y carne.
En los hombros de quienes la habitan y sacan fruto a la tierra descansa gran parte de la responsabilidad de garantizar alimentos para el pueblo y ello se ve afectado de manera notable por la cruel sequía que año tras año castiga a esa localidad, mermando los rendimientos productivos y poniendo en riesgo las cosechas.
Según señaló Carlos Díaz González, jefe de diseño de la Empresa Nacional de Proyectos Agropecuarios (Enpa) en la Isla, esta es una demarcación que no cuenta con fuente de abasto de agua segura debido a su ubicación fuera de las áreas de desarrollo del cítrico, que fue para lo cual se construyeron las redes de presas del territorio.
Tal panorama no ha pasado desapercibido y en él trabajan desde hace tiempo, tanto por medio de la lucha contra la sequía a partir de la Tarea Vida, como a través del Programa de Desarrollo de la Agricultura.

“En años anteriores dimos algunas soluciones como el trasvase Tunas-Mella –destacó Díaz González–, que abastece las áreas destinadas a la siembra de arroz ubicadas al sur de ese enclave y no a la franja norte. Entonces se realizó un estudio del potencial hídrico quepudiera aportar Mella y nos dio alrededor de 18 acciones diferentes para ejecutar, de poca, mediana y mayor inversiones.
“Ante la posibilidad de la gestión de las máximas autoridades del territorio, el sistema de la Agricultura y su Ministerio de traer equipos pesados hacia la Isla, se determinó en este momento las seis primeras obras priorizadas con la finalidad de ponerlas a explotar lo más rápido posible,tras acometer las inversiones, según la cantidad de agua que puedan embalsar”.
Explicó Carlos que la filosofía técnica de estas obras es que se llenen. Dichos reservorios artificiales estarán vertiendo agua durante la primavera a través de sus aliviaderos, pero cuando arribe la etapa de sequía en Julio Antonio Mella, la intención es que permanezcan llenos y así poder enfrentar esos meses con la disponibilidad del líquido.
Dentro de las seis prioridades está la laguna uno de Delfín García Piñero, productor de leche, carne y cultivos varios, asociado de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Julio Antonio Mella.
“Es en la cual se trabaja y está previsto concluirla en estos primeros días de abril. En ese terreno se hizo un movimiento de 3 000 metros cúbicos (m³) de tierra con dos buldóceres; debe almacenar entre 30 000 y 40 000 m³ de agua, lo que garantizará el riego para la próxima campaña de unas 15 hectáreas (ha), afectadas hoy por la sequía”.
ARDUO MOVIMIENTO EN TIERRAS DE DELFÍN
Para Delfín, que tiene bajo su responsabilidad una extensión de cinco caballerías de tierra, esta alternativa constituye una importante ayuda en aras de no perder las producciones.
“Espero que con la laguna la situación se revierta para poder producir de todo–expresó García Piñero–; duele perder las siembras en la actualidad. Este año perdí cientos de quintales de boniato, tomate y frijoles. Con la escasez de fertilizantes, abonos y el problema del agua no se obtienen los rendimientos deseados”.
Precisó que una vez concluida la obra llevará el agua hacia los cultivos por tuberías bombeando con una turbina.
“El tranque se llena a partir de la lluvia y lo que corre a través de las cañaditas. Cuanto corre por el llano viene a morir aquí. Fue diseñado hace años por el Estado para que el ganado bebiera agua, sin embargo con el tiempo se ha deteriorado y tupido. Lo arreglé un poco el año pasado, pero el buldócer no tenía suficiente fuerza.
“De acuerdo con los ingenieros deben profundizar más de un metro, las estacas están puestas, el muro va de ese tamaño –indicó la altura– porque si no, el agua se lo lleva. Aquí trabajan todos los días, además del tranque, a la hora de entrar aprovechan y también vienen desmontando el marabú.
“El traslado de los operadores hacia acá ha sido el principal contratiempo, pues en ocasiones no han llegado temprano, atentando contra un mejor aprovechamiento del tiempo. Sé de otros productores de por aquí que también serán beneficiados y eso me satisface mucho”.
Los buldóceres y sus operadores pertenecen a la Empresa de Desmonte y Construcción de Matanzas. No es la primera vez que responden ante una faena de esta magnitud, ni que extienden su solidaridad a otros territorios de Cuba, como en Pinar del Río tras el azote del huracán Ian.

Daniel Zabala Peñate, el operador más experimentado, ponderó su disposición de permanecer en el Municipio el tiempo que sea necesario apoyando para “echar pa’ lante la agricultura en la Isla.
“Este tranque estaba muy bajito, el objetivo es levantar aquí con la intención de contener el agua que viene desde aquella zona”, detalló Zabala Peñate indicando el muro y el fondo del área.
“Es una tarea de presión que debe hacerse con dedicación. Los equipos –que el próximo 16 de diciembre cumplen cinco años de explotación– están en buenas condiciones técnicas, no hemos tenido averías, aunque a veces se dificulta echar el combustible, pero eso lo vamos resolviendo en el camino.
“Trabajos como este los hemos desarrollado en Matanzas, forma parte de una práctica que se extiende desde el período especial, cuando fue orientado construir lagunas para abastecer de agua a las reses y mantener la obtención de leche dirigida a niños y ancianos. Las atenciones son buenas, me comunico a diario con mi familia y siempre les digo que aquí estoy luchando”.
CONTINÚA LA FAENA
Tras concluir la faena en tierras de Delfín, especificó el jefe de diseño de la Enpa, entrarán en el tranque de Miguel García González (Miguelín), también asociado a la CCS Julio Antonio Mella. Este acumulará un nivel superior con 55 000 m³ de agua, que puede aportarle para unas 25 ha de tierra.
“Luego iríamos hacia afluente uno, obra conectada a lo que fue el muro de la presa La Jawa, ahí la capacidad de almacenamiento sería muy superior, unos 183 000 m³ que favorecerían a más de 60 ha de los campesinos ubicados desde el poblado Julio Antonio Mella hasta Pino Alto, a mano izquierda.
“Permitirá cuando llegue la sequía poder abrir la válvula y recargar los diferentes tranques y abrevaderos para el ganado, teniendo en cuenta la doble función de las obras, encaminadas a que las reses puedan acceder a la fuente de agua y estabilizar la producción de leche durante este período.
“Más adelante se mejorará el que llamamos Tranque Diosdado, de 95 000 m³. De igual manera arreglaríamos la laguna número nueve, de Marcial, sobre todo para la actividad del ganado con 10 000 m³. Quedaría La Jawa Uno que aunque está puesta en estas seis acciones, del grueso no se harán cargo estos equipos, sino los de la brigada de la Empresa Constructora de Obras de Ingeniería (Ecoing 25) de Villa Clara”.
Agregó que La Jawa Uno es una micropresa con todas las características. Constituirá el primer elemento de una cadena de inversiones denominada trasvase La Fe Dos-La Fe Uno-La Jawa, aspiración más amplia en pos de garantizar agua para más de 500 ha, desde la Unidad Empresarial de Base Lácteo Cristóbal Labra hasta Julio Antonio Mella.
Sería una solución más definitiva ante la limitación con las inversiones y la disponibilidad, que pretende ejecutarse en etapas.
Asimismo, aseguró que este plan de seis escogidos en el 2023, en los años venideros se continuará desarrollando según las posibilidades hasta completar los 18.
La consagración de los productores y una mayor estabilidad en la dirección de las bases productivas en ese enclave posibilitan que cualquier trabajo que se haga allí tenga un resultado más inmediato.

