Encender la prevención en el patrimonio forestal

Cuando el orbe registra en el 2025 más de 100 millones de hectáreas de bosques afectadas, cientos de miles de personas evacuadas y decenas de muertos por los incendios forestales, sobran razones para hablar de un fenómeno que, sin embargo, puede evitarse o seguirse reduciendo significativamente, como ocurre en la Isla de la Juventud.

Redacción digital

Es cierto que el cambio climático aumenta el riesgo de siniestros en la floresta, sobre todo por las altas temperaturas y la sequía, al crear un escenario donde un simple descuido puede prender las llamas, dañar bosques enteros y afectar la biodiversidad e incluso la salud de personas y comunidades aledañas.

Por eso la reflexión a que invita este 18 de agosto, Día Mundial de la prevención de incendios forestales, para crear conciencia de la necesidad de cuidar y preservar los bosques, resulta oportuna en aras de extremar precauciones y evitar incendios que pueden ser muy peligrosos en las distantes zonas boscosas, que en el territorio pinero representa más del 50 por ciento de la superficie por la política de reforestación y el cuidado sostenible del medio ambiente.

A tono con la Ley Forestal, Cuba mantiene la práctica de sembrar entre dos y cinco árboles por cada uno cortado, y funciona un Servicio Estatal Forestal al que se consagran especialistas y obreros en condiciones adversas, sobreponiéndose muchas veces a las carencias de combustible y demás recursos.

Estremece imaginar los pinos y demás árboles ardiendo, la madera que se pierde, los animales quemándose, como aves y sus nidos, entre otros valores de la flora, además de frutas y otros alimentos perdidos por descuidos del hombre, que obliga a extremar la vigilancia por guardabosques, trabajadores y vecinos.

¿Cómo contribuir entonces a esa batalla? De diversas maneras, desde no arrojar colillas de cigarro en zonas secas y reportar con inmediatez cualquier humo sospechoso, por pequeño que sea, hasta usar con cuidado vehículos u otros medios que desprendan chispa en las inmediaciones de las áreas boscosas.

Pero como protegernos significa, ante todo, prevenir, siempre será poco cuanto hagamos, por eso en mayo también desarrollan la Jornada Nacional del Sistema de Seguridad y Protección contra Incendios, física y náutica, con comunidades y organizaciones.

Mas, no es suficiente una semana y menos un día cuando las causas de siniestros radican principalmente en la negligencia en el accionar humano que provocan el 97 por ciento de los incendios, dejando solo el dos a las accidentales y el uno a las naturales.

Dentro del accionar humano sobresalen quemas para diferentes fines con el 27 %, vehículos sin matachispas (25 %), cazadores y pescadores furtivos (23 %), transeúntes y fumadores irresponsables (17 %) y con el tres castradores de colmenas.

La respuesta alcanzada es rápida, hoy al 91 %, por encima del indicador histórico (83 %), logrado en condiciones difíciles donde a las limitaciones se impone la valentía de guardabosques y otros.

En la Isla detectan los incendios antes de que sobrepasen las cinco hectáreas y mejora ese indicador, pero es vital elevar la exigencia en la imposición de multas, aún con índices bajos, incrementar la capacitación, fortalecer las relaciones de guardabosques con Meteorología y la Agricultura, así como emplear con mayor efectividad las herramientas disponibles.

En el patrimonio forestal urge encender la prevención y el cuidado.

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Isla de la Juventud Opinión
Diego Rodríguez Molina
Diego Rodríguez Molina

Licenciado en Periodismo en la Universidad de La Habana.

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