
La sabia frase: La lectura de un libro es la fortuna de un niño recorre varias páginas de Internet y esta reportera le ve aún más valor en los tiempos que vivimos, donde nuestros hijos se están convirtiendo en esclavos de las nuevas tecnologías al usarlas de forma desmedida y no precisamente para alimentar el alma.
El tema del hábito de la lectura es trascendental como la educación misma y como ella, en toda su magnitud, es un problema de la familia, la escuela y la sociedad; enseñemos a los infantes a leer y tendremos mañana adultos que piensen, también se dice.
Este dos abril se celebró el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, en coincidencia con el natalicio del escritor danés Hans Christian Andersen, famoso por sus textos El patito feo, La Sirenita, entre otros, y el propósito de instaurar la fecha es el de despertar el interés y amor por los libros y la lectura en los niños y jóvenes. ¿Pero, lo logramos en realidad desde la cotidianidad?
Aun cuando en sus planes de producción anuales las editoriales pineras El Abra y Áncoras tienen en cuenta a este segmento poblacional y en cada actividad de Casas de Cultura, Artes Escénicas y el resto de las instituciones culturales –gracias a la labor de conjunto con el Centro Municipal del Libro y la Literatura– están presentes la promoción y venta de títulos, no conseguimos convertir a nuestros muchachos en buenos lectores.
Esa es una realidad, a pesar de que hay un cierto florecimiento en la creación de nuevos espacios literarios infantiles, se lanzan concursos y realizan eventos, la biblioteca municipal Julio Antonio Mella y su sucursal en La Fe, Waldo Medina, acrecientan su quehacer en ese sentido.
La responsabilidad es de todos los que los rodeamos y una arista fundamental es el sistemático tratamiento que debe dársele al fomento de este vital hábito en los centros educacionales, por lo necesario para el desarrollo cognitivo y emocional.
En este sentido más que la falta de títulos y la poca variedad en sus bibliotecas, el meollo del asunto está en la falta de personal calificado, díganse bibliotecarios, el no poseer los maestros y profesores el total conocimiento de su fondo documental y en la urgencia de convertirnos en auténticos promotores de lectura.
Según el artículo ¿Leer en las aulas?, del periodista, escritor, investigador y editor especializado en libros para niños y jóvenes, Enrique Pérez Díaz, publicado el 23 de febrero del 2021, en las escuelas cubanas se da alto valor a la lectura, así lo demostró un estudio realizado desde el Observatorio Cubano del Libro y la Lectura en 14 escuelas primarias de la capital, mas, en la Isla de la Juventud falta mucho por hacer.
No es opcional, en tiempos de Internet tenemos que velar por el uso que hacen de la red de redes que se nos presenta, además, como una biblioteca infinita, mostrémosles eso también.
Familiares y maestros necesitamos más superación y autosuperación porque nunca son suficientes; de nuevas estrategias y maneras que nos permitan enamorar a los niños y jóvenes de un buen libro, acerca de esto una excelente lección nos ha dado Amalia, la profe de Español-Literatura en Calendario. Debemos y tenemos que ser más proactivos en la misión de hacer de nuestros retoños, los hombres del mañana, seres inteligentes y cultos para ser verdaderamente libres.