
Sobria y sencilla, así fue la inauguración de la Feria Municipal del Libro en la noche de ayer en el Paseo Martí, hasta íntima pudiera decirse, pero eso sí, todo un homenaje a esa manifestación del arte que atrapa, enseña y hace crecer espiritualmente, la literatura.
De igual forma fueron agasajados desde la distancia las personalidades a quienes se les dedica, la bibliógrafa Araceli García Carranza y al escritor Julio Travieso Serrano.
Matizada con toques de buena cultura, no faltó la interpretación de solos en varios instrumentos musicales, la poesía en la pluma y voz de la poetisa multipremiada Liudys Carmona Calaña que hizo presente a Colombia, el país invitado de honor,y la tradicional rumba a cargo del grupo folklórico Ifá Iré.
Con la apertura oficial bajo las estrellas la Isla se abre a la fiesta del saber con el bulevar pinero como un gran escenario. Hasta el sábado, quienes gustan de leer desandarán los puntos de ventas y áreas habituales en busca del título atrayente que llevar a casa y también tendrán la posibilidad de disfrutar de un bien nutrido programa artístico.
Las muy sentidas palabras del bardo, editor, promotor cultural y presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Rafael Carballosa Batista, a quien se le dedica el suceso literario en esta tierra fueron el colofón de la inauguración donde no faltó la danza.

¡Gracias!, dijo desde el corazón. “A las organizaciones de creadores, las autoridades, al pueblo, los artistas que tuvieron a bien dedicarle esta Feria a mi obra y a mi persona. Quiero dedicársela especialmente a los poetas que ya no están; a nuestro Paquito Mir, por supuesto, en su aniversario 70; a Manuel Guillén, siempre presente; a Cecilio Soto, Monchy Font, a Osorio, Wílliam Escobar. A los poetas que se fueron a otras provincias, Ian Rodríguez y a los que se fueron más allá de las fronteras nacionales, pero que siguen siendo parte nuestra. A todos los que siguen alimentando esta tierra con su poesía. Que estos sean días de fiesta, de celebración, de la belleza, la cofradía entre creadores y el público.
“Muchas gracias al pueblo pinero que me acogió desde los comienzos de 1987 y hasta entonces me ha permitido escribir mi obra, habitar este espacio, buscar la belleza desde la poesía y que hoy me hace sentir como pinero”.

