Pareciera que los pobladores del reparto Juan Delio Chacón vivieran un déjà vu. Un tema levanta ronchas y criterios encontrados debido, según las medidas adoptadas en jornadas recientes, al mal proceder de las instituciones con poder de decisión.

No es que tengan la sensación de que ya vivieron lo que acontece, es que lo vivieron cuando tiempo atrás se privó a los habitantes del lugar de la única tienda de ropas, levantada junto a la bodega con el esfuerzo del Gobierno y popular, para establecer en su lugar un bar restaurante o algo así, que incluso llegó a funcionar con más sinsabores para los vecinos que satisfacciones, entonces, felizmente y gracias a la anuencia de Mirurgia Ramírez, quien mucho ama el lugar aunque ya no viva en él, todo volvió a la normalidad.
Ahora la situación alcanza males mayores, pues el agregar un área para el consumo en parte del establecimiento de la placita, que en la actualidad ocupa una mipyme, además de incumplir lo que de forma legal está establecido en cuestiones urbanísticas para esa zona pública, también obstaculiza la salida de los propietarios de una vivienda cuya construcción data de 1975 y como el lugar antes mencionado, con alguna frecuencia se convierte en sitio de rencillas, problemas, el hablar en voz muy alta…, desconociendo todos los presentes la cercanía, no digamos de dos ancianas encamadas, una de ellas con problemas de demencia, sino de personas adultas trabajadoras y niños, ahí está el punto de este comentario.
Aquí sí cabe la frase que se hiciera popular de ‘yo me erizo’ y más que erizarse es para que se comprima el corazón ante la falta de empatía, de amor por el prójimo y de condolerse por la situación de personas que aunque conocemos de toda la vida, ahora con la llegada de un nuevo lugar donde divertirse y por conveniencia propia se convierta el justo reclamo de Tamara Fernández, la mayor afectada, en blanco de comentarios malintencionados, burlas y la ofensa de quienes indudablemente deben primero conocer acerca de lo que está establecido y del derecho ajeno para entonces tomar partido.
No puede bajo ningún concepto el deseo de prosperar y los negocios particulares pasar por encima del respeto a la convivencia, la tranquilidad de quienes habitan en los alrededores y mucho menos que por desconocimiento se aprueben establecimientos que violen leyes y otros documentos normativos, provocando malestar general.
El presente trabajo es la presentación del tema. Otro vendrá en próximas ediciones profundizando con entrevistas a los representantes de las entidades correspondientes. Que la legalidad está manga por hombro en un reparto que siempre destacó por los valores de su gente, el carácter combativo ante lo mal hecho y ejemplo de convivencia, por lo que no puede convertirse en criterio generalizado un mal proceder.





 
 
 