A 60 AÑOS DE LA CRISIS DE LOS MISILES

El pueblo no tembló

La humanidad estuvo al borde del holocausto atómico con la llamada Crisis de los Misiles en 1962, enmarcada entre el 22 y el 28 de octubre de ese año en el contexto de la Guerra Fría.

Estados Unidos, al conocer del emplazamiento de cohetes y armamentos estratégicos rusos en territorio cubano conminó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) a retirarlos, a lo que Moscú accedió de manera unilateral a cambio de medidas que no daban respuesta a los legítimos reclamos de Cuba.

Frente a la actuación de las dos superpotencias, que mantuvieron a Cuba al margen de sus negociaciones, la respuesta del Gobierno y el pueblo fue la legítima defensa de la soberanía de la Patria amenazada con el bloqueo marítimo de Washington.

Al tornarse altamente peligrosa la situación, el Comandante en Jefe Fidel declaró a la nación en pie de guerra y el pueblo no tembló, se mantuvo movilizado dando muestras de un valor extraordinario; las mujeres ocuparon los puestos de trabajo de los milicianos que estaban en la primera línea de combate.

Emocionaba ver cómo la población al sentir el ruido de las esteras de los equipos militares salía a las calles a saludar a los camaradas. Resultó un momento heroico, de haberse desatado una beligerancia el mundo entero saldría perjudicado.

Pocas veces brilló más la genialidad de un estadista para negociar sin hacer concesiones de principios; el papel protagónico se centró en el terreno político y diplomático, pero con la flexibilidad necesaria para facilitar el proceso realizado por las Naciones Unidas. Ello reafirmó la necesidad de fortalecer la defensa del país con una concepción propia, no alineada y firme en los principios de soberanía.

El Gobierno revolucionario exigió el cumplimiento de cinco puntos que garantizaran la soberanía del pueblo cubano, los dos primeros: Cese del bloqueo económico y de todas las medidas de presiones comerciales y económicas que ejerce EE. UU. contra Cuba y el cese de todas las actividades subversivas, lanzamientos y desembarcos de armas y explosivos por aire y mar, organización de invasiones mercenarias, infiltración de espías y sabotajes (…).

Los otros tres: Cese de los ataques piratas (…); cese de las violaciones del espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra norteamericanos y, por último, la retirada de la base naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por Estados Unidos.

Aunque fueron ignorados por las grandes potencias de entonces, sirvieron de estandarte de la dignidad del pueblo cubano.

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Isla de la Juventud
Mayra Lamotte Castillo
Mayra Lamotte Castillo

Licenciada en Periodismo en la Universidad de La Habana; tiene más de 40 años en la profesión.

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