
Ese hombre alto, de recia estampa, nace en la Ciudad Indómita, en la zona de Daiquirí, pero emigra pronto hacia la capital y de uno de sus barrios adopta el seudónimo que lo acompaña de por vida.
Al repasar momentos de la trayectoria de Roberto Sánchez Bartelemy, el Capitán Lawton, se recuerda su primera visita a la Isla cuando en su condición de jefe de los escoltas acompaña al Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán durante los días 17 y 18 de febrero de 1959.
Lawton resulta uno de los primeros en participar en la infructuosa búsqueda al desaparecer el Señor de la Vanguardia, a quien lo unen lazos de amistad desde la incorporación al movimiento guerrillero en la Sierra Maestra.
Luego protagoniza una de las más hermosas acciones de la guerra liberadora al participar en la columna invasora hasta Yaguajay bajo el mando del inolvidable Camilo.
Otra vez arriba al territorio pinero en 1967, al frente de la columna Seguidores de Camilo y el Che, y aquí echa raíces. Juan Acosta León vive al lado de su casa en el reparto José Martí (Patria), lleva 60 años en la Isla y cuenta que Lawton tenía muchas cualidades y le dio ejemplo de abnegación y actitud ante el trabajo.
“Se dolía de los problemas de la gente, ayudaba a todo el que podía; eso sí, exigía, tocaba las tareas con las manos, discutía fuerte y luego de pasar ese momento te tiraba el brazo encima sin guardarte rencor; las misiones importantes no las delegaba en nadie.
“En una de las visitas de Fidel al Municipio, me toca en la puerta a las tres de la madrugada, monto en el yipi, entramos en un campo de plantaciones de cítricos, subí a una mata y le tiraba las toronjas una a una porque no se podían golpear: eran para el Comandante en Jefe. Tras dejarme en mi vivienda lleva el saco al lugar previsto”.
Otras personas hacen la observación de que al intachable combatiente le corría por las venas su amor infinito por la Revolución y estos parajes lo cautivan al extremo de que forma su propia familia, establece su hogar en Patria y se entrega en cuerpo y alma a cada misión asumida, como dirigir las empresas de Cítricos y de Mantenimiento a Inmuebles del Poder Popular a la cual todavía la voz popular llama “la Empresa de Lawton”.
Su pensamiento estaba puesto en cómo contribuir al impulso de los planes citrícolas y de otros renglones para el bienestar del pueblo.
A pesar de los problemas de salud que le aquejan, desempeña hasta el último instante responsabilidades en la Casa de atención a familiares, combatientes, internacionalistas y mártires de la Revolución.
Unas 20 distinciones y medallas le otorgan junto a los grados de coronel de la reserva. Fallece en Ciudad de La Habana el 27 de julio de 1989, aunque en la tarja colocada en su casa aparece 1990. Los pineros jamás olvidarán a nuestro Capitán Lawton.
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