El hombre al que llamo papá

Un hombre me sostuvo en sus brazos, contuvo lágrimas y dibujó alegrías solo para mí; se llevó consigo mis primeras palabras, garabatos en sonidos que intentaban nombrarle y llamar la atención.

Fue siempre fiel, el más delicado y entregado a mis sonrisas; atesoró el consejo oportuno en sus labios y unas manos listas para atraparme en caída, levantarme y continuar.

A su espalda a veces cayeron espinos y sus pies fueron torturados por llagas difíciles de sanar, pero, aun así, tenía un orgullo por el cual luchar, un rayo de sol al despertar, un alma inocente a la que abrigar.

Nunca el sacrificio supo tan bien como cuando se quitaba el pan para su pequeña, ni el insomnio al custodiar los miles de sueños que por él intenté conquistar. Su bolsillo tampoco estuvo vacío, siempre en ellos conservó humildad, un trozo de honestidad, también un poco de empatía y algo de generosidad… nada que de él me hiciera dudar. ¡Qué grandiosos regalos me hacía!

Y el mismo hombre, sabio al andar, tomó mi mano para nunca soltar; ni castigos, ni reclamos, la impotencia o el querer salir corriendo y gritar, nada de ello podría yo cambiar. Él mi consuelo, yo su amor de verdad; él recio, yo el dulce a su paladar.

Así fue despejando dudas, disipando problemas, dándole socorro al llanto, espantando miedos, amores confusos, reparando heridas. Cierto, mamá me llevó en el vientre, mas él preparaba un rinconcito especial en su corazón. A ese hombre, de quien vivo agradecida, le sigo llamando papá.

Otros artículos del autor:

    None Found

Isla de la Juventud
Casandra Almira Maqueira
Casandra Almira Maqueira

Licenciada en Estudios Socioculturales en la Universidad Jesús Montané Oropesa, Isla de la Juventud

Colaboradores:

One Reply to “El hombre al que llamo papá

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *