El Departamento de Estado y los viajes a Cuba

El Departamento de Estado de EEUU ha fortalecido sus ataques habituales contra Cuba Foto: Archivo/ Cubadebate

En los últimos meses, el gobierno de los Estados Unidos, y muy agresivamente su Departamento de Estado, ha fortalecido sus ataques habituales contra Cuba en sectores o actividades económicas que generan ingresos esenciales para el funcionamiento del país.

Denigrar, obstaculizar y tratar de criminalizar a la cooperación médica internacional cubana e impedir que la actividad turística se recupere son algunos de los frentes donde el secretario de Estado y el encargado de su edificio en La Habana han dedicado, además de generosos fondos del contribuyente, dosis de tiempo y energía sin límites.

Impedir a los estadounidenses y residentes legales viajar a Cuba fue una de las medidas que el gobierno yanqui asumió siempre como efectiva para poder lograr el objetivo de destruir a la Revolución apoyada por la mayoría de la población. Un comunicado de prensa del Departamento de Estado del 16 de enero de 1961 dispuso que los viajes de los estadounidenses eran “contrarios a la política exterior de Estados Unidos y desfavorables a los intereses nacionales”.

Estableció además que los ciudadanos norteamericanos que desearan viajar tenían que solicitar un pasaporte con autorización especial del Departamento de Estado. Hoy, 64 años después, ese gobierno continúa aplicando prohibiciones y obstáculos al derecho de los estadounidenses de viajar a nuestro país.

El secretario de Estado siempre ha sido un crítico ferviente de los viajes a Cuba desde sus tiempos de senador estadual por el estado de Florida. Poco después de ser elegido como senador federal presentó en el Congreso en Washington DC, como una de sus primeros proyectos de ley, una iniciativa para suspender el derecho de otras ciudades fuera de Miami a operar vuelos con Cuba. Ello fue muy criticado incluso en el propio estado de Florida donde la ciudad de Tampa llevaba años solicitando poder iniciar vuelos directos a Cuba.

Finalmente, el senador retiró su propuesta, pero no modificó su postura que responde por demás a los intereses particulares de grupos económicos y políticos reaccionarios que financiaron su ascenso.

En sus múltiples responsabilidades actuales, de manera cínica ha estado aplicando con mayor empeño y recursos la política de restricciones que ha defendido por décadas. El doble discurso y la hipocresía han guiado ese objetivo, en el cual, a la misma vez que mienten, distorsionan y dibujan una sociedad cubana en el caos y al borde del colapso, les impiden a sus ciudadanos venir a observar por sí mismos el supuesto escenario de destrucción, disfuncionalidad e implosión social. ¿Cuáles son las razones entonces del secretario y de su encargado en coactar el derecho a viajar a esta isla y en acusar al gobierno cubano de mal manejo de su industria turística? ¿A qué le temen? No es Cuba la que impide a los estadounidenses viajar como turistas a su territorio.

Denigrar, obstaculizar y tratar de criminalizar a la cooperación médica internacional cubana ha sido uno de los tantos frentes utilizados. Foto: @cubavsbloqueo/X.

La cuestión es simple. Cuando un estadounidense visita cualquiera de las ciudades cubanas, le toma pocas horas darse cuenta que la realidad del país es diferente a lo que ha escuchado y leído por décadas en su país. Que, siendo Cuba un país tercermundista y sin grandes recursos naturales, su gente es instruida, empática, resiliente y nacionalista. De manera que, esas percepciones que contradicen el estereotipo construido por los sectores anticubanos nunca le han agradado a Marco Rubio. Por eso prefiere impedir el ejercicio de los derechos de sus ciudadanos, antes de ver como cientos de miles de estadounidenses se hacen su propia opinión sobre Cuba y su gente. Cada vez que se han flexibilizado mínimamente las regulaciones de Estados Unidos se disparan las visitas de estadounidenses y cubanos residentes. Cuba llegó a convertirse en el primer destino favorito de los cruceros de Estados Unidos poco antes de que los cancelara el presidente Trump por presiones del propio Marco Rubio. Lo mismo ocurrió con el acuerdo con las grandes ligas de beisbol y tantos otros espacios de intercambio.

De esta forma, quienes dirigen hoy la política exterior de los Estados Unidos hacia nuestro país seguirán evitando a toda costa la interconexión entre los dos pueblos y gobiernos por todas las vías posibles, y en esa carrera el turismo y los viajes a Cuba continuarán en la diana. Nuestra industria turística ya enfrenta varias medidas y habrá que prepararse para otras adicionales. La designación unilateral como estado patrocinador del terrorismo implica que ciudadanos de más de 40 nacionalidades no puedan acceder al programa ESTA por lo que muchos potenciales turistas de esos países evitan el destino Cuba para no poner en riesgo el derecho a entrar de forma expedita en EE.UU. Se suma a esto, la lista de hoteles cubanos prohibidos donde ciudadanos o residentes legales no pueden reservar y que el 11 de julio pasado acaba de ser incrementada.

Para darle a esa política un poco de componente de Hollywood, en varios aeropuertos de los Estados Unidos, pero principalmente en el Internacional de Miami se ha vuelto práctica habitual intimidar, acosar, tirar fotos, retirar dispositivos electrónicos, entre otras acciones de acoso a los viajeros estadounidenses y cubanoamericanos que viajan a, o regresan desde nuestro país. En realidad, legalmente aún pueden viajar sin dificultad pues se mantienen vigentes las licencias generales de viajes autorizados a Cuba. El objetivo de todas esas acciones y declaraciones de políticos de la Florida es deprimir los viajes y lograr que se retiren las aerolíneas mientras no consigan suspender los vuelos que aportan beneficios económicos a varias aerolíneas, agencias y aeropuertos principalmente en ese estado.

Otras medidas coercitivas también perjudican el turismo cubano, como la persecución de la compra de combustibles, los impedimentos a las transacciones bancarias para cobros y pagos de todo tipo, y la prohibición, desde hace varios años, del uso de pasarelas de reservas estadounidenses o de terceros países para hospedarse en hoteles en Cuba. Estos son los mismos hoteles a los que se refiere el Departamento de Estado, y los que visita y disfruta el Encargado de las Sanciones y la Mentira Mike Hammer, los mismos que su gobierno prohíbe disfrutar a los ciudadanos estadounidenses.

El objetivo es evidente: reducir al mínimo la capacidad de ingresos financieros de nuestro país, mientras acusan a nuestras autoridades de “mal manejo de la economía”. Mientras masacran a su víctima, a la misma vez la culpan de las dificultades que ellos mismos le han provocado. El secretario de Estado y su encargado, el que dice que su política es ayudar al pueblo cubano, se levantan todos los días recitando el memorando de Lester Mallory. Y en ese despertar, sin dudas el turismo cubano y los viajes a Cuba están siendo parte de su fracasada obsesión.

Su objetivo es reducir al mínimo la capacidad de ingresos financieros de nuestro país con el fin de asfixiarnos. Foto: Archivo/ Cubadebate

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