En el Día Internacional de la #Obstetricia te compartimos esta crónica que refleja la entrega del doctor Abel García Valdés.

Tira la bicicleta en el lobby y se apresura al quirófano. -¿Cómo está ella? -Se agrava por momentos, le contesta la enfermera que le extiende un bolso con la bata. -¿Y el feto?, mientras oye la respuesta se cambia, toma el control del equipo, asume el estrés de todos en el salón de operaciones y a partir de este momento la materna queda en las mejores manos.
Con su habilidad extraordinaria realiza la cesárea en pocos minutos…una nueva vida florece en sus manos prodigiosas, mientras en la mesa quirúrgica la madre recobra el aliento. Todo sacrificio entraña un dolor, eso define el valor del sacrificio, había dejado en el lecho, sofocando la agonía de una fiebre, a su madre, ello no lo apena, al contrario, pues traerla siempre en el corazón le da fuerzas para ayudar a todas las mujeres que necesiten de él.
Es un obstetra clásico, venera a sus profesores como verdaderos dioses y con esa misma vehemencia se entrega a la docencia. Es de los que no encuentra consuelo ante un error médico, por ello se diplomó en diagnóstico prenatal de malformaciones, donde como un verdadero detective busca el menor indicio de daño en los fetos para que los progenitores reciban hijos sanos y vigorosos.
También, transductor en ristre, escudriña las entrañas de los recién nacidos, al punto que en La Habana lo han confundido con un cardiólogo muy avezado.
Es joven, positivo, alegre y posiblemente uno de los mejores bailarines de casino de la Isla, también es el desorden organizado, sus compañeros aseguran que lo puede olvidar todo: llaves y documentos, pero nunca lo más importante, a sus pacientes.
La bondad se le da de manera orgánica, una bondad que seduce y transmite seguridad a las pacientes, que infunde respeto y admiración en sus estudiantes y calma la ansiedad de sus colegas, una bondad para que, a pesar de sus méritos, siga siendo “Abelito” para todos y para todo.
Persuadido de que las pequeñas acciones hacen los grandes cambios, durante diecisietes años ha cohesionado, con profesionalidad y entereza, un colectivo que ha logrado la hazaña de no tener muerte materna.
El hospital, que ya tiene nombre, le dice: doctor Abel García Valdés, ángel guardián de la materna grave, también tú eres un héroe del Baire.

(Tomado del perfil Islavisión ICRT)
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