El 26 de octubre de 1959 Fidel anunció al pueblo la necesidad del entrenamiento militar de los obreros, campesinos, profesionales y hasta de las mujeres, después del ametrallamiento de la ciudad de La Habana, el cual produjo un saldo de varios muertos, decenas de heridos y cuantiosos daños materiales.

El seis de octubre de ese año el gobierno cubano informó al Departamento de Estado yanqui, la existencia de aviones de pequeño tamaño y corto radio de acción, que partían de bases o lugares situados en Estados Unidos, y se dedicaban a lanzar armas y pertrechos a individuos involucrados en movimientos contrarrevolucionarios y a cometer acciones criminales.
A finales de 1959 y principio del ’60, los bombardeos aéreos a centrales azucareros y el lanzamiento de sustancias incendiarias sobre los cañaverales, se produjeron casi a diario.
El objetivo que perseguían era el sabotaje de la zafra azucarera, que en este periodo estaba en plena contienda, en un intento por crear dificultades a la economía del país.
A partir de esos hechos, en las fábricas, voluntariamente, los trabajadores asumieron la vigilancia de las empresas nacionalizadas; surgieron de inmediato las postas, patrullas y otros métodos de orden militar.
¡Iniciaba así la creación de las Milicias Populares!; ese 26 de octubre de 1959 marcó el comienzo del desarrollo masivo de las milicias obreras, campesinas y estudiantiles, fuerza popular cuyo antecedente estaba en las organizadas en el campo y la ciudad en el curso de la lucha insurreccional.
El armamento del pueblo, la conversión de decenas y centenares de miles de hombres y mujeres en soldados de la Revolución, dispuestos en cualquier momento a cambiar los instrumentos de trabajo o los libros por los fusiles, dio la medida del arraigo de masa de nuestro proceso revolucionario.
Durante ese periodo, el gobierno de Estados Unidos realizó todo tipo de maniobras encaminadas a obstaculizar la adquisición, por parte de Cuba, de las armas necesarias para defenderse de actividades contrarrevolucionarias y las incursiones aéreas.
Aquel 26 de octubre de 1959 miles de personas acudieron a la plazoleta del Palacio Presidencial al llamado de la dirección política.
En esa ocasión Camilo Cienfuegos al hacer uso de la palabra expresó el sentimiento patriótico de los cubanos “…para detener la revolución cubana primero tiene que morir un pueblo entero y si eso llegara a suceder se harán realidad los versos de Bonifacio Byrne:
“Si deshecha en menudos pedazos
llega a ser mi bandera algún día,
nuestros muertos, alzando los brazos,
la sabrán, defender todavía.”
El pueblo entero aplaudió al hombre de Yaguajay, al héroe de las cien batallas, en lo que fue su último discurso.
Mientras que en su intervención el Comandante de la Revolución Fidel Castro analizó la realidad presente y futura de entonces; convencido de las muestras de indignación de los cubanos por las agresiones de Estados Unidos y fue cuando sugirió la idea de crear las Milicias Nacionales Revolucionarias.
En ese contexto Fidel señaló: “No tenemos aviones, no tenemos radares, no tenemos antiaéreas, pero tenemos pueblo y sólo pueblo… y sólo con el pueblo la nación cubana se moviliza en defensa de su Revolución y de la integridad de sus ciudadanos y de la seguridad de sus hijos.
Acerca de la creación de este ejército uniformado en otra ocasión manifestó: “Las Milicias tienen una larga y hermosa historia en nuestro país. Se fundaron precisamente en 1959, el primer año de la Revolución. Nuestro Ejército Rebelde era todavía pequeño. Las amenazas y los peligros de agresión comenzaron a presentarse desde los primeros meses. Ya desde mayo, a partir de la Ley de Reforma Agraria, se dice que se tomaron las decisiones por parte del gobierno de Estados Unidos, de hacer lo que hoy se llama desestabilizar el país para después agredirlo.
(…) “Así surgieron nuestras primeras Milicias Nacionales Revolucionarias, que siempre estuvieron integradas orgánicamente a nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias. No había que hacer ningún tipo de separación, puesto que nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias son una sola institución y están integradas por el pueblo armado; por el pueblo uniformado, como decía Camilo.
(…) “¡Y qué a tiempo se organizaron aquellas milicias, puesto que las intenciones del enemigo eran felinas y contemplaban también el plan de organizar bandas contrarrevolucionarias en las antiguas provincias, incluida la provincia La Habana!
(…) “Las Milicias son tan antiguas como las guerras de agresión; son el recurso por excelencia a que recurren los pueblos para enfrentarlas; son una fuerza especialmente apropiada para la defensa; son los trabajadores luchando por sus fábricas, los vecinos defendiendo su barrio, los ciudadanos cuidando sus bienes, los bienes del pueblo, y haciendo prevalecer sus convicciones y sus ideas.
Aquel 26 de octubre de 1959 fue para Cuba, el inicio de una era en que la población empuñó el fusil para demostrar que su decisión era ¡Patria o Muerte! Venceremos.
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