
El gobierno federal de Estados Unidos continúa hoy cerrado, tras el fiasco vivido ayer en el Senado, donde los votos (50 por 43) estuvieron por debajo de los 60 necesarios para darle luz verde a la resolución ya aprobada por la Cámara de Representantes sobre el financiamiento hasta finales de noviembre.
Según Prensa Latina, los senadores Catherine Cortez Masto (demócrata por Nevada) y Angus King (independiente por Maine) se alinearon con los republicanos, mientras John Fetterman (demócrata por Pensilvania), quien previamente votó a favor de la medida, no ejerció la víspera el sufragio.
Por su parte, el senador Rand Paul, de Kentucky, fue el único republicano que estuvo del lado contrario en el Senado, de ahí que existan pocas señales sobre una solución a corto plazo de la paralización, lo cual probablemente implicará que el cierre o shutdown se extienda a noviembre.
Entramos en otra semana (cuarta) del cierre del gobierno de Donald Trump y los republicanos parecen estar contentos de no trabajar, de no negociar y de permitir que las primas de la atención médica se disparen para más de 20 millones de estadounidenses de clase trabajadora y media.
Estas fueron las palabras del líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, demócrata por Nueva York, cuya fuerza política exige que se extiendan los subsidios mejorados a la atención médica, los cuales están a punto de expirar, como condición para la reapertura del Gobierno; sin embargo, los republicanos no se muestran favorables a tales concesiones.
Primer cierre de Gobierno en casi siete años
Sobre el tema, el líder de la mayoría en el Senado, John Thune (Dakota del Sur), subrayó que “es realmente asombroso cómo un programa creado por los demócratas y los créditos fiscales que decidieron cancelar se han convertido ahora en la crisis de los republicanos”.
Desde el pasado 1 de octubre, Estados Unidos amaneció con el primer cierre del gobierno federal en los últimos casi siete años. Según cálculos de la Oficina de Presupuesto del Congreso, el apagón gubernamental dejaría a 750.000 funcionarios federales en situación de desempleo parcial, con una pérdida de ingresos equivalente a 400 millones de dólares.
Este panorama afecta, sobre todo, áreas financiadas directamente por el presupuesto federal, como la administración pública, los parques nacionales, la investigación científica y los servicios migratorios y de control fronterizo. También a programas de ayuda alimentaria y procesamiento de beneficios; no obstante, servicios esenciales como el correo o el Ejército se mantienen, aunque muchos empleados deben trabajar sin paga temporalmente.
El más reciente shutdown duró 35 días y tuvo lugar desde diciembre de 2018 hasta finales de enero de 2019, durante el primer mandato presidencial de Trump.
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