Este mes festejamos el Día Mundial del Donante Voluntario de Sangre, el 14 de junio, en una jornada iniciada el día seis llena de enseñanzas ycon la oportunidad de ofrecer merecido homenaje a los hombres y mujeres que en la Isla de la Juventud de forma voluntaria hacen o hicieron ese noble aporte.

Entre sus resultados está que desde 1986 los pineros no requieren de una donación de los familiares de ingresados, pues existe en el territorio un banco con disponibilidad y seguridad, junto al móvil por comunidades. Miles son los brazos que se extienden para salvar vidas y contribuir a la fabricación de medicamentos, a partir de una estrategia conjunta de Salud Pública, los CDR y otras organizaciones.
Varias acciones coordinan esas fuerzas, entre las que están el recorrido para llevar el homenaje a los donantes en barrios y centros promotores de esa contribución, que para mayor simbolismo rememora los 54 años de que Fidel donara su sangre el seis de junio de 1970 para el pueblo peruano cuando sufrió un devastador terremoto.
El gesto multiplicó esa tarea devenida programa puesto en manos del pueblo con un amplio movimiento que en esta celebración anual destaca el papel de los donantes en la salvación de vidas y el mejoramiento de la salud, al tiempo que despierta conciencia sobre la sangre y sus hemoderivados.
Papel vital desempeñan hoy los donantes regulares y voluntarios, que en la Isla ascienden a más de 980, sin dudas los más seguros y base para la disponibilidad de suministros, sostenibles y suficientes para atender a pacientes necesitados de transfusiones.
Con nuestros donantes compartimos aquí, además, la satisfacción de no registrarse muertes maternas desde hace años, en contraste con la dura realidad del mundo, donde cada año mueren más de 500,000 mujeres durante el embarazo, el parto o el puerperio. Se estima que el 25 por ciento (%) de estas defunciones se deben a hemorragias, causa más común de mortalidad materna y supone diariamente alrededor de 800 defunciones.
Otro resultado contrastante es que mientras Cuba alcanza el suministro de sangre basado en esas donaciones voluntarias, en América Latina y el Caribe solo el 41 % proviene de esas personas, la manera más segura de recolectar sangre, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Según la OMS el orbe aumenta la demanda de sangre en apoyo a los avances de los procedimientos médicos y quirúrgicos, de ahí que haya que captar donantes aptos, sin otra recompensa que su satisfacción y la gratitud de quienes se sienten atendidos por quienes tal vez nunca conozcan.
Tales aportes, además, no solo son esenciales en la atención materno-infantil, sino también frente a desastres naturales y otras tragedias.
A tono con esa utilidad de la sangre y el inmenso humanismo de quienes la entregan, familias, zonas cederistas y comunidades tienen a esos donantes activos o no en lugar cimero por eso los reconocen en cuanta reunión realizan.
Esa gota que no puede fabricarse proporciona, sin embargo, lo más inmenso: vida, salud, esperanza. Y da la altura de quien la entrega.Los que extienden su brazo benefician a otros, en gesto de humanismo, y contribuyen a mejorar su salud por los beneficios de ese aporte.
Tal donación es el único medio a través del cual se obtienen componentes para tratar varias patologías y tan importante como la entrega es hacerla de forma regular, cada tres meses los hombres y cuatro las mujeres.
En cada ocasión pueden salvarse cuatro vidas, entre otros beneficios.
Pero es mayor la gratitud cuando se conoce que no es simple contribución,
sino una imprescindible ya que la sangre no puede almacenarse por más de 45 días y con una unidad donada se produce una unidad de glóbulos rojos, una de plaquetas y otra de plasma, mientras que con el plasma se puede procesar hemoderivados como albúmina, factores de coagulación, inmunoglobulinas y hasta vacunas.
(*) Colaborador