
En Cuba, el cáncer de cuello es la principal causa de esta enfermedad entre mujeres de 30 y 50 años, con gran implicación social y económica, al tratarse de pacientes en edades reproductivas y laborales, que no podrán tener hijos o más hijos, además de desvincularse de manera temporal o definitiva de su profesión.
Por la importancia del tema y repercusión en la salud de las féminas en la Isla de la Juventud, el Victoria conversó con Heenry Luis Dávila Gómez, especialista de Segundo Grado de Ginecobstetricia, quien desde el 2013 funge como responsable del programa de diagnóstico precoz del cáncer cervicouterino en el Municipio.
La prueba citológica es un examen que se utiliza para diagnosticar y detectar enfermedades incluso antes de que los síntomas sean perceptibles, ayuda a identificar las células cancerosas o no en el cuello uterino y es una herramienta fundamental para la atención temprana a la mortal enfermedad; al respecto, el doctor Dávila Gómez subrayó:
“¿Cuándo se debe hacer, qué requerimientos se tienen en cuenta para realizarla? Todavía hay incertidumbre. Siempre que me refiero al tema pongo un ejemplo: te haces una glicemia y luego buscas el resultado; igual sucede con otros análisis, sin embargo, la mujer se hace la prueba citológica y no busca el resultado, y esto no debe depender solo de que la enfermera del consultorio médico vaya a su casa a informarle.
“El 40 por ciento (%) de las pacientes que hemos tenido con cáncer en los últimos diez años en la Isla no tenían la prueba alterada. Debe conocerse que esta no es una prueba exacta, sino de aproximación.
“Cuando buscas en la literatura, dice que es una prueba de screening (actividad de prevención secundaria), tamizaje, pesquisa, y los estándares a nivel mundial muestran que en los mejores laboratorios cuenta con un 70 % aproximado de acierto y las personas deben conocer acerca de esto, así como no conformarse con el mero hecho de que la prueba de negativa.
“En días recientes conversaba con enfermeras que llevan muchos años organizando la prueba citológica y les comentaba que debería existir una manera para cuando realizaran la prueba y vieran el cuello rojo, inflamado, con alguna alteración, registraran eso, y si el resultado diese negativo, igual recomendar a la paciente verse con el especialista..

“Por ello desde el 2014 el Grupo Nacional de Ginecología creó un espacio formal: la consulta de Patología Benigna, la cual radica en el policlínico dos para atender a aquellas con una prueba aparentemente normal o no comprendidas dentro del rango de edad para la realización de la misma (en Cuba es de 25 a 64 años), pero que su cuello no está sano.
“Antes de eso no existía un espacio para hacer una colposcopía, un seguimiento especializado y se creó por la importancia del asunto, pero aún no se aprovecha de forma óptima. Hay quienes en etapas iniciales del cáncer pueden estar asintomáticas o tener manchitas de sangre cuando tienen relaciones sexuales, un poco de secreción o dolor, pero síntomas específicos no manifiestan”.
El especialista, con una década de experiencia en lo fundamental en esta área y que prestigió hace unos días a la Salud pinera con su título de Doctor en Ciencias Médicas, explicitó las particularidades de este proceso en la Isla, visto desde su consulta de Patología de Cuello, así como el impacto en grupos etarios y la necesidad de la concientización acerca del asunto.
“Entre los 25 y 45 años las féminas son un poco más disciplinadas con la realización de la prueba citológica, pero después no se la hacen con la frecuencia debida, ya sea porque no tienen vida sexual activa, les da pena enseñar sus genitales, entre otras razones.
“En los últimos cuatro años, la mayoría de las atendidas aquí por ese padecimiento han sido de avanzada edad (60, 70 y 80 años), que no es lo esperado; a nivel mundial están entre los 40 y 60. Detrás de ese comportamiento pienso que hay una pesquisa diferente, no se está haciendo de forma adecuada, no se cumple la frecuencia, tanto en cantidad como en calidad y eso hay que revertirlo.
“Uno de los grandes problemas de la Salud Pública cubana es que le ha hecho creer a la población que es la responsable de la salud de la gente y no, es el actor de la salud, pero la responsable es la persona; entonces da la impresión de que me vas a hacer un favor haciéndote la prueba citológica y la enfermera te cae atrás, va hasta tu casa a hacerte el examen y cuando vas a los estándares de calidad te das cuenta de que en la casa no hay las condiciones técnicas para realizarla como debe ser ni es el entorno profesional adecuado.
“Además, hay un detalle elemental, el cuello tiene un epitelio que lo cubre por fuera y otro por dentro, el punto donde se unen es el lugar donde mayores posibilidades de lesión existe, se llama unión escamo columnar y es donde se toma la muestra.
“Eso a simple vista se ve con una buena iluminación, el espéculo bien colocado y la preparación técnica elemental. Si no hay las condiciones mínimas para ello, entonces se está tomando la muestra de cualquier lugar y no del de mayor probabilidad de lesión. Si encima partimos de que no es una prueba exacta, pues la sensibilidad técnica de la muestra disminuye más todavía.
“Es un engaño involuntario como gestor de salud hacia ti como paciente, hacerte la prueba citológica sin las mejores condiciones. Además, si la realizan cerca de los días de menstruación, con mucha secreción vaginal, con relaciones sexuales recientes que hasta tienen restos de semen…, técnicamente la muestra no es la adecuada y el resultado tampoco.
“Hay que concientizar a las personas, porque este –más el cáncer oral bucal, que son los más prevenibles– después de 50 años haciendo pruebas citológicas en Cuba no tenemos los resultados esperados para un sistema de Salud organizado como el nuestro.
“La mujer cubana no está plenamente concientizada de la importancia de realizarse la prueba y el chequeo periódico, del tratamiento oportuno de la infección vaginal, principal factor de riesgo, y otras cuestiones que pueden tributar a ello. El cáncer de cuello sigue siendo una enfermedad mortal.
“Más allá de la implicación en la salud de la persona, el cáncer de cuello tiene un impacto social, incluso una repercusión económica; pues al estar en edad reproductiva un número de estas pacientes no van a poder tener uno o más hijos porque hay que darles tratamientos definitivos que lo imposibilitan.
“En un momento donde unos de los principales problemas es la baja natalidad existente y el envejecimiento poblacional, si hay cada vez más féminas que no pueden parir, la problemática individual implica a la familia y la sociedad; y desde lo económico constituyen un grupo que dejarán de ser reproductivas y laboralmente activas.
“Una necesita de diez a 15 años para desarrollar un cáncer de cuello, pero no todas van a demorar ese tiempo, puede aparecer antes y la única manera de encontrar eso es en períodos precoces, con tratamientos oportunos que le ayude a mantener una calidad de vida adecuada.
“El principal inconveniente radica en la falta de conciencia, amén de todas las mejoras que como sistema de Salud podríamos tener
–estamos conscientes de que el trabajo puede ser mejorable–, cada quien debe sentirse responsable de su salud y saber que cada tres años le toca la prueba, qué debe hacer como paciente para realizarla en mejores condiciones y qué en función de los resultados que aparezcan”.
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