La ratificación hace 100 años del Tratado Hay-Quesada donde Estados Unidos reconocía la soberanía de Cuba sobre el territorio pinero (antaño Isla de Pinos, hoy Isla de la Juventud) no solo sigue siendo una celebración popular para la segunda ínsula cubana, sino también para todos los cubanos por representar una victoria que demostró el valor de la firmeza ante los intentos anexionistas del vecino imperio y alerta aún frente a sus manipulaciones actuales.
En torno a tales reflexiones y denuncias versó la Mesa Redonda Informativa de la Televisión Cubana trasmitida este martes desde la Isla de la Juventud, en recordación a los 100 años de esa primera victoria diplomática de los cubanos, hecha realidad el 13 de marzo de 1925, luego de una larga y difícil batalla extendida a los terrenos político, cultural y comunicacional.
Al hablar de la amplia jornada que se desarrolla para evocar aquel triunfo de la cubanía y la identidad, Nancy Ramírez, presidenta de la Unión de Historiadores de Cuba (UNHIC) en el municipio especial, significó que entre las actividades de recordación sobresalen las deportivas, culturales y recreativas, rodeo y Paseo Acuático en el Malecón, exposición de medios de enseñanza, festival de disfraz, una exposición alegórica a la fecha, la presentación de la Banda Municipal de Conciertos y un coloquio por la celebración.
Informó que se hará entrega oficial de la casona del Antiguo Telégrafo donde se recibiera la noticia de la ratificación del documento por el Senado estadounidense y frente a cuyo inmueble en el Paseo Martí en Nueva Gerona será el acto central y velada por la recordación.
Dijo que igualmente se premiará el concurso Isla de Pinos Cubana, la ceremonia de restitución de asta de la bandera en la Escuela Elemental de Arte Leonardo Luberta, la inauguración del sitial histórico con el busto de Martí y develación de la tarja de Cosme de la Torriente, quien como diplomático cubano en EE. UU. contribuyera a la ratificación por EE. UU. del referido tratado, en el parque central de Nueva Gerona, así como la exhibición de originales de ese documento por el Archivo Central del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Se presenta, además, el libro sobre Cosme de la Torriente, por su autor, el Doctor en Ciencias Históricas Jorge Renato Ibarra Guitart y reconoció el apoyo de la Oficina del Historiador de La Habana y de la UNHIC nacional y en provincias.
Elier Ramírez Cañedo, diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular y subdirector del Centro Fidel Castro, se refirió en una entrevista insertada en el espacio televisivo, a otros aspectos relacionados con la histórica batalla, en la cual hubo que enfrentar los más diversos escollos como algunos senadores estadounidenses con argumentos de supremacía racial, de desprecio a los cubanos en Isla de Pinos, que eran mayoría, y de privilegiar a los norteamericanos residentes en el territorio, entre otros obstáculos para impedir el reconocimiento de la cubanía de esta parte de la Patria.
Por eso también, aseveró, que fue mayor la voluntad nacional aquí por rescatar su segunda ínsula en extensión y el alcance de esa sonada victoria, la cual devino la primera en el ámbito diplomático.
Roberto Únger Pérez, historiador de la Isla de la Juventud, destacó que uno de los elementos más manipulados por el gobierno norteamericano fue la indefinición dejada desde el tratado de Paris en 1898 entre Estados Unidos y España respecto a otras islas de los antiguos territorios bajo dominio español que se disputaban tras la guerra y dejar en la Enmienda Platt a la entonces Isla de Pinos para futuro tratado, como moneda de cambio para imponerse en negociaciones con Cuba, y aseguró que no menos difícil fue lograr que el Senado yanqui ratificara el Tratado Hay-Quesada que reconocía la soberanía cubana sobre la segunda ínsula del archipiélago.
El oneroso apéndice platista a la Constitución de 1901 estableció “que Isla de Pinos será omitida de los límites de Cuba propuestos por la Constitución, dejándose para su futuro arreglo por tratado la propiedad de la misma”.
Subrayó Únger que en los 21 años esperando la ratificación del tratado que solo reconoció Cuba, no solo se tejió por el imperio una sucia historia de imposición y filibusterismo, sino que se articuló frente a esa política un amplio movimiento popular y cívico que acompañó la batalla diplomática, movilizó por todo el país la conciencia nacional en defensa de la cubanía y la integridad territorial, unió más a los cubanos y hasta sumó a varios sectores en el exterior.
La causa pinera se convirtió en asunto de vergüenza nacional, enfatizó Únger y significó que fue intensa la actividad desarrollada por diplomáticos, intelectuales, estudiantes, obreros, las mujeres, así como representantes de la sociedad civil, y enaltecieron de tal manera las tradiciones patrióticas y antimperialistas, que hoy se revive ese compromiso de lucha y alerta por las generaciones que continúan.
Javier Negrín, profesor de la Universidad Jesús Montané Oropesa, resaltó la importancia de este acontecimiento, que marcó un hito en la lucha por la soberanía cubana y a cuyo movimiento se sumaron líderes jóvenes como Rubén Martínez Villena y Julio Antonio Mella, quien rechazó el servilismo del gobierno de turno ante un derecho que no había que mendigarle al imperio.
Conducido por Randy Alonso Falcón, director General de IDEAS Multimedios y del portal web Cubadebate, el programa incluyó además opiniones de Beatriz Gil Sardá, de Patrimonio, y la joven universitaria Keyli Ramos Moreno, presidenta de la filial de la Sociedad Cubana de Investigaciones Filosóficas, quienes precisaron que el acontecimiento trasciende lo local como innegable triunfo del pueblo cubano que deja enseñanzas del valor de afianzar la conciencia antimperialista que entonces como ahora debemos seguir profundizando y empuñando frente a todos los intentos de dominación del enemigo histórico.