Uf… ayer, luego de no sé cuántos días, estuvieron los trabajadores de Servicios Comunales por acá y recogieron toda la inmundicia que tenía, incluso, hasta unos cuatro o cinco metros a mi alrededor, un poco más y la suciedad llega a los edificios.
Había de todo como en botica, desde jabas y sacos con desperdicios múltiples hasta ramas de árboles que alguien podó y prefirió echármelas encima, bueno, encima no, juntarla con los papeles, ropas desechas, zapatos viejos, desperdicios de comida, muebles rotos regados por el suelo…
Pero no es todo, hasta acá vienen a parar las latas y cajas de cerveza, refresco o de esas confituras que se venden hoy en los establecimientos de los emprendedores particulares, muchos siempre preocupados por acrecentar sus ganancias, pero casi nunca atareados en proporcionarle una salida adecuada a los desechos que generan.
Todo se mezcla y la mugre se va expandiendo, regando y mojando con estos días lluviosos. Los perros, los insectos y los roedores se aprovechan, hacen fiesta, se dan banquete. Hace unos días vino una abuelita y desde lejos, porque no podía llegar hasta mí, la sentí refunfuñar: No digo yo si las ratas van a llegar hasta el quinto piso, deben ser ya un gran ejército.
Les comenté que vinieron los de Comunales, creo que tienen problemas con los equipos, ya saben, cuando no les golpea la escases de piezas, es la angustiante situación con los combustibles; sin embargo, agregaría yo a estos problemas también la mala organización y búsqueda de otras alternativas como ese apoyo empresarial que en otras ocasiones ha dado buenos resultados, alquiler de carretones en algunas zonas y hasta se me ocurre, no sé si estaré ya divagando, crear una mipyme encargada de la recogida de los desechos sólidos.
Sí, porque el churre abunda, los micros y macrovertederos, con sus desagradables hedores, andan a pululu no solo en la ciudad de Nueva Gerona sino en cualquier demarcación del municipio, lo mismo muy cercanos a viviendas que a instituciones educacionales.
Incluso, esta batalla entre Servicios Comunales y la población con sus pocas opciones (porque al final tiene que deshacerse de la basura doméstica) y sus indisciplinas cobra cada vez más mayor trascendencia, pues los tentáculos de los basureros ocupan tramos de calles y orillas de carreteras, como la cercana a la redacción del diario Victoria.
O ese ubicado por la zanja de 51 entre 20 y 22, donde el agua negra y maloliente se entremezcla con el extenso vertedero que en reiteradas ocasiones sobrepasa los diez metros de largo y una vecina en un momento inventó un parabán con unas láminas de zinc para que la inmundicia no llegara a cerrarles el paso.
A mí me alarmó cuando pasé por ahí. Quedé estupefacto con tanta suciedad y aun así los llamados buzos husmean el lugar, con sus manos sacan cuanto les pueda servir; mientras los pobladores viven entre la inmundicia y la acrecientan, respiran aire contaminado, los niños y los jóvenes crecen sin esa, cada vez más indispensable, formación del sentido estético, educación por la belleza.
Espérense, por ahí viene uno en bicicleta. Apenas tengo basura. Ya verán lo que hace. Se los dije, él no pudo bajarse, prefirió tirarla y como mal lanzador cayó afuera. Comienza de nuevo la función…El tema de la basura aquí es un verdadero desafío medioambiental. Cuánta falta hace que la Isla gane esta guerra por la higiene, sí, por la salud y el bienestar de su gente, bueno y, por qué no, la mía también.
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